Hace tiempo que no escribo por aquí, incluso siendo consciente de que el silencio también es expresivo. Seré breve.
Hoy lo hago para pedir oraciones por el Padre Eulogio
Belloso, un sacerdote Redentorista que llevaba ya varios años en la Comunidad de
Santander. Le queríamos mucho, no podía ser de otra manera. Cada vez que íbamos
a Santander de vacaciones y entrábamos en la sacristía del Alto de Miranda,
cuando le tocaba presidir a él, nos recibía una sonrisa que era un abrazo en sí
mismo. La sonrisa de sus ojos nos daba ese abrazo de familia que solamente se
reconoce cuando se recibe. Nos reconocía y percibía como unos pequeños miembros
más de esta familia. Tras los piropos a las niñas comenzaba a repartinos
lecturas o cosas que hacer, aunque ya lo tuvieran todo preparado los fieles del
lugar… Él era así.
Recuerdo especialmente las Semanas Santas y la intensidad de
las Soledades de María que preparaba. Y sus homilías, con una voz profunda y
grave que llenaba el templo como una oración rotunda.
La misma sonrisa con la que nos reciben Rafa Alonso, o Víctor
Roca, o Javier Recio…
Hoy rezamos por el Padre Eulogio, y si alguien lee estas líneas
le agradeceré una oración por su alma. Pero confieso que también le rezo a él,
que interceda por esta pequeña familia y por la Iglesia.
Un sembrador cuyos frutos continúan. El ciclo de la Vida. Y la
gracia de Dios que continúa regando de vocaciones a esta Congregación. El
pasado sábado profesaba en el santuario del Perpetuo Socorro de Zaragoza Daniel
Torrubia, quien vendrá a Madrid junto a varios jóvenes más a una nueva
comunidad de formación. Ya puestos a rezar, pues os los encomiendo. El Padre Belloso velará también por ellos.
Eulogio, ya has visto cara a cara a tu Redentor; que goces de
la contemplación de Dios por los siglos de los siglos.