Con la sensación cívica del deber cumplido tras haber votado
esta mañana, fuimos como cada domingo a misa de 12:00h al Santuario del
Perpetuo Socorro de Madrid. Sí, en efecto, lo de las elecciones está empezando
a convertirse en un hábito…
Todo apuntaba a que el día de hoy iba a ser un domingo más.
Inicio de semana en comunidad y alrededor del altar. Ya eso es mucho, no nos
engañemos.
Presidía el párroco, el P Damián Cubillo CSsR, y a su lado un
paisanuco mío que desde este curso integra la Comunidad de PS, Javier Arenal
Pardo CSsR. Javier se hace cargo de la Pastoral de los más pequeños de esta
gran #Familia
Confieso que le conozco poco,muy poco pero, qué queréis que os
diga, es que es Redentorista y además es de Santander. Porque es Redentorista y porque es de
Santander viajamos en su día toda la familia a mi ciudad natal para acudir a su profesión en la parroquia del Alto de Miranda. Fue un
día de compromiso y alegría. Cuando llegó a PS quise simplemente abrazarle para
decirle que entre nosotros cuatro tenía su hueco. A partir de ahí, nos hemos
acostumbrado a ir viéndole cada domingo, siempre discreto y siempre sonriente.
Sin embargo, no ha sido hasta este domingo, cuando yo le he
descubierto. Y el descubrimiento ha sido como un aldabonazo de fe, de sensatez,
de alegría. He descubierto al religioso, a un comunicador extraordinario, a un
predicador que engancha, anima y atrae; he descubierto a un auténtico hombre de
fe en gerundio. Ha sido la plasmación viva de la Constitución 20, micrófono en
mano, recorriendo el templo: “Los redentoristas son apóstoles de fe robusta,
de esperanza alegre, de ardiente caridad y celo encendido. No presumen de sí y
practican la oración constante. Como hombres apostólicos e hijos genuinos de
san Alfonso, siguen gozosamente a Cristo Salvador, participan de su misterio y
lo anuncian con la sencillez evangélica de su vida y de su palabra, y por la
abnegación de sí mismos se mantienen disponibles para todo lo arduo a fin de
llevar a todos la redención copiosa de Cristo.”
Me he sentido impelido y además orgulloso de mi paisano y
hermano Redentorista. Creía que eran cosas mías, fruto de ese puntito emocional
que se me dispara en ocasiones. No era así. Todos los feligreses con los que he
hablado estaban igual de emocionados, alentados y tocados por las palabras de
este jovencísimo Redentorista. Animados para la semana y para dar en nuestros
ámbitos testimonio de Cristo. Agradecidos y deseando volver a escucharle. Todo
parte de la fe y la oración.
Cuando hablamos de la falta de vocaciones demasiado a menudo nos
fijamos exclusivamente en el número, como si eso fuera garantía de algo.
Vocaciones, cada una en su ámbito, con que sean sinceras y cargadas de fe, es
suficiente. No es el gran número lo que se ha de buscar, si no que sean santas
y sinceras. De esas vocaciones Javier ha sido hoy un explosivo ejemplo. Unos
pocos así cambian el mundo. La felicidad y alegría que muestran cuando son así,
prenden de uno a otro como de cerilla a cerilla, iluminando con una naturalidad
sorprendente. Hoy, gracias a Javier, ha salido un ilusionado ejército de
luciérnagas a iluminar Madrid.
Os animo a todos los que leáis esto a que recéis por él, aunque no le conozcáis; por él y por vocaciones como la suya.
Os animo a todos los que leáis esto a que recéis por él, aunque no le conozcáis; por él y por vocaciones como la suya.
¡Gracias, Javier!