Todo el que se acerca a estas líneas sabe que el único
propósito de este humilde blog no es más que mostrar la vida normal y corriente
de una familia cristiana normal y corriente. Nada más. Sí, es cierto que vivimos nuestra
fe bajo el carisma Redentorista, pero la e-evangelización que trato de mostrar
son fallos y debilidades, caídas y esfuerzos por mantenerme en pie. En
ocasiones, no siempre, la expresión del ejemplo se conjuga también con la Palabra.
El Evangelio del 14 de agosto (Mateo 18,1-5.10.12-14) contiene
una frase especialmente significativa para lo que le ha ocurrido a mi familia
hoy: “Os
aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los
cielos.” Casi todos los primos Casanueva nos hemos vuelto un poco niños
y, más de 30 años después, de nuevo nos hemos reunido y abrazado. Quizás ha
sido el primero de nosotros en llegar a la Casa del Padre quien lo ha propiciado,
y el empeño de algunos lo materializó. El caso es que hoy, en casa de mi
hermana Ana, hemos podido volver a estar juntos.
A la rama catalana no la veíamos desde hacía décadas, pero
cuando los he tenido delante la sensación ha sido de continuar con la
conversación del día anterior… Es curioso, pero además de hacernos niños, el 14
de agosto celebramos a San Maximiliano Kolbe quien ofreció su vida en Auswitz a
cambio de la del sargento polaco Franciszek Gajowniczek, esposo y padre de
familia. Se ofreció un día como hoy para que una familia permaneciera unida…
Hoy en el cielo quienes ya contemplan la Verdad y experimentan la misericordia
del Redentor, sin duda, habrán celebrado nuestra particular Paz en la tierra.
Reencuentro entre nosotros y presentaciones de los políticos.
Todo muy normal, pero inmensamente extraordinario. El Espíritu sopla y actúa.
El libre albedrío individual nos hace reaccionar de una u otra forma; allí
estábamos. Casi todos.
Yo doy gracias a Dios por el día de hoy. El tiempo pasa y no
compensa más que mirar hacia adelante. Mirar hacia atrás solamente para
recordar el camino común, el cariño común, las alegrías compartidas, las
raíces.
Yo hoy pido, y os animo a uniros a mi oración, por las
familias separadas, por la unidad de las familias, por quienes están solos en
el mundo, por quienes nunca han conocido el calor de una #Familia. Pido por
ellos y doy gracias al Señor por la mía.
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