Esto de los patronos como protectores individuales no es cosa
banal. El mío es San Enrique; tengo esa suerte. Mis padres estuvieron dudando
si llamarme Enrique, como mi abuelo materno, o Alfonso, por D Alfonso XIII. Creo
que también opinaba mi hermano, Juan, que quería que me llamaran igual que él. Finalmente
ganó el Emperador sobre el Rey, aunque se ve que San Alfonso andaba ya ronroneando…
Es curioso, pero la mayoría de los padres nos fijamos en lo
bonito que pueda ser el nombre, o en las tradiciones familiares (incluso a veces
con arduas negociaciones matrimoniales…), pero creo que no nos paramos a pensar en la
vida de aquel a quien vamos a designar como patrono de nuestros hijos; quizás
porque tampoco pensemos que es precisamente eso lo que estamos haciendo. Ese y no otro fue nuestro caso, que no somos un matrimonio para nada original. Mi hija mayor se llama
como su abuela materna (María Victoria) sin opción a negociación alguna. A mí me tocaría elegir
el nombre del segundo/a, que fue niña. Yo, algo más flexible, propuse cinco
nombres para que eligiera mi mujer: cuatro nombres femeninos importantes en mi
familia y, en un ataque de bondad infinita, incluí uno de la suya. Finalmente
ganó santa Paula (de la mía).
El canon 855 del Código de Derecho Canónico dice: “Procuren
los padres, los padrinos y el párroco que no se imponga un nombre ajeno al
sentir cristiano.” Es decir que no se obliga a imponer un nombre
bíblico, ni del santoral, ni una advocación mariana. Y, por otro lado, “¿ajeno
al sentir cristiano?”. ¿Qué es el sentir cristiano…? Quitando la universalidad
atemporal del Amor infinito, eso también puede ir variando según los signos de
los tiempos.
Además, oye, que no llevar un nombre ligado a la tradición
cristiana puede ser también todo un reto: A ver si soy el primer santo con ese
nombre. ¿O, no? Como tantos de los santos que hoy están en los altares y
llevaron un nombre pagano.
La cuestión es que yo tengo la inmensa suerte de que mi santo
protector desde el bautismo sea San Enrique: http://www.alfayomega.es/santoral/13-de-julio-san-enrique-emperador
De guerra en guerra, y santo. Para que nadie diga que no
influyen en todo los signos de los tiempos… Incluso esos signos pueden llegar a confundir a la gente de una manera, nunca mejor dicho, significativa...
Emperador, y santo. Cúantas veces he escuchado eso de “qué
raro, siendo Emperador que también sea santo”. O lo de, claro “al santoral por
ser quien era”.
Y es que, algo que también es atemporal, es la idiocia, la
necedad o la mezquindad. La ignorancia es cosa de todos; tanto padecerla en algún
ámbito, como ayudar a erradicarla.
Yo hoy como cada día, pero especialmente hoy, me acojo a su
protección y le pido que ampare a mezquinos e ignorantes (me incluyo). Pido que
ampare a todos los que llevamos su nombre, y tratamos de hacerlo con sano
orgullo y decoro suficiente. Y finalmente le pido al santo y estadista, un
esfuerzo extraordinario: ya que él concebía su poder para construir y no para
destruir, que interceda para que el Señor ilumine a quienes actualmente detentar el poder en nuestro país.
¿Os unís a mi oración?
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