Scala News

domingo, 13 de mayo de 2018

Otra gaviota al cielo


Cuando suena el teléfono a ciertas horas uno ya está preparado para no escuchar buenas noticias. Lo que nunca imaginé es que lo que me iban a comunicar era la muerte de Javier, mi primo Javier Casanueva.

Terminaba ayer una semana de despedidas tras las muertes de dos grandes en mi vida, Magdalena Asenjo y Fuencisla Pombo.

Magdalena tenía 90 años, y recuerdo que cuando yo tenía seis me parecía la mujer más guapa sobre la faz de la tierra. Era íntima amiga de mis padres, pero de las de verdad, luego alguien que ha sido parte de mi historia e intrahistoria.

Fuencisla era una de esas personas que encarnan el paisaje y la historia de Santander, por sí misma y como engranaje de su propia familia. Mi infancia y juventud pasan sí o sí por su recuerdo; un recuerdo cargado de intenso cariño. Tenía 75.

Javier es algo más que un primo. En lo que era La Gaviota, la casa de mis abuelos, se levantó Las Gaviotas donde todos los primos Casanueva hemos crecido juntos, hemos vivido juntos. Son mi infancia y mi juventud, son la Navidad y el verano, son cada vacaciones o fin de semana en Santander. Son mi familia y mi vida. Cuando desde pequeño tu día a día se desarrolla en una familia extensa se generan unos lazos que no pueden romperse ni con la distancia ni con los distintos caminos de la vida. Justo hoy hace una semana nos reunió Sofía, otra de las Casanueva, en la Primera Comunión de sus hijos. ¡Y qué repaso de recuerdos pudimos hacer! Nosotros nos acabamos de cambiar de casa, y aunque como un símbolo romántico, he querido que también estuvieran presentes las gaviotas. Como una de ellas, Javier ha emprendido hoy su vuelo al cielo.

Cualquiera puede entender que la muerte de Magdalena o de Fuencisla es “ley de vida” y yo, que soy muy raro, por muchísimo que me duela, por mucho que esté tecleando mientras me seco lágrimas, entiendo que la de Javier también lo es. La muerte de mi primo es Ley de Vida, aunque deje una viuda joven; a pesar de que una adolescente y dos niñas pequeñas queden huérfanas de padre. No sabemos el día ni la hora. Estamos aquí para volver al Padre. Javi hoy ya ha visto que sí, que en efecto todo era verdad, por que ha visto cara a cara a su Redentor, al Todo Misericordioso. Que nuestra Madre del Perpetuo Socorro te haya acompañado a su encuentro. Esa es la fe, mi fe. Yo rezaré por ti. En casa rezamos por ti. Como lo haremos por Daniela, Gabriela, Pía y Adriana. Como rezo intensamente por los tíos, por esos ancianos padres que hoy han perdido a un hijo.

Os pido a todos los que leáis estas líneas, os lo pido por favor, que elevéis una oración por el eterno descanso de Javier.

Javi, descansa en Paz. Nosotros seguiremos aquí, no sabemos cuánto, scalando en Famlia, y en esa familia están tu mujer y tus hijas.