Comienzan las despedidas. En
breve cambiamos de aires. Dejamos nuestra casa para cambiar de destino. No nos
vamos lejos, pero la Vida, el cúmulo de recuerdos inundan tanto el corazón que
a veces pareciera que fuera a estallar. Especialmente para mi mujer que
abandona el lugar donde nació para que los cuatro continuemos rumbo.
#Itinerantes
La foto que acompaña a la entrada
de hoy no es, en absoluto, una foto cualquiera. Es una foto realmente de #Familia en la que aparecen solamente un pequeño número de grandes personas. Faltan en ella muchos que no han podido venir. Los hemos visto
crecer, madurar, enamorarse, desenamorarse, decir SÍ a su llamada religiosa, comenzar y acabar sus carreras, encontrar su primer trabajo.
Hemos compartido simplemente la Vida y, sobre todo, la #fe
Por cuestión de edad realmente
podríamos ser sus padres. Todo empezó hace ya bastantes años y de manera
espontánea de la mano de mi #hermano el P Jorge Ambel. Con un puñado de, entonces, pipiolines acabamos una noche de verano en mi casa. Se convirtió en un gozoso
hábito. Mi hija pequeña era apenas una bebé grande. Mis hijas han ido creciendo junto a
ellos y también de su mano. Varios de esos grandes jóvenes han sido o son hoy sus
catequistas.
Tanto María como yo hemos tratado
de ser sin serlo un poco referentes de una familia normal, que vive su fe de
una manera normal, compartiendo los momentos duros y las alegrías. Nos hemos
preocupado por ellos de la manera más lúdica y sencilla posible, pero tratando de
estar siempre en un segundo plano. Nos reímos con ellos. Disfrutamos con ellos. Han crecido y no les tenemos la más mínima
simpatía; tenerles simpatía sería una mediocridad. Los queremos; son parte de
nuestra #Familia y nuestra #Vida Una manera peculiar, reconozco que peculiar,
de compartir el ser #Redentoristas Hemos brindado. Hemos recordado. Todos los
nombres que hemos ido desgranando son parte de nuestra historia común: Jorge,
Pedro, Damián, Nicanor, Carlos, Joaquín, Antonio, Jesús, Francis, Marciano, Olegario, Guti, Bryan…. y
muchos, muchísimos, más. Incluso en los momentos en los que los comentarios
pudieran parecer que no fueran los más elevados o acertados posibles siempre han estado
mecidos en los brazos de un cariño infinito; incluso cuando no hemos estado acertados. Incluso cuando yo no he estado acertado. Así son las familias y así son las
conversaciones y discusiones de cualquier familia. Tratando de arreglar el mundo; al menos el nuestro… #Hogar Iglesia doméstica extendida.
Todos, cada uno a nuestra manera,
somos un poco hijos de San Alfonso. María y yo siempre le hemos tenido
presente; yo siempre he recordado a la Perpe cada vez que sonaba el telefonillo
anunciando la llegada del primero de ellos.
Sé que estas letras le pueden
parecer triviales a casi todo el mundo. No le importarán a casi nadie salvo a
una pequeña y humilde familia, todavía, del barrio de Chamberí que solamente ha
tratado de ser luciérnaga. Se me llenan los ojos de lágrimas a la misma
velocidad y con la misma intensidad que se me llena el corazón del orgullo por estos chicos. Han estado
todos, incluso los que no han podido venir esta noche. Para cada uno ha habido un
recuerdo. El corazón lleno de nombres que diría Casaldáliga se me quedaría
pequeño si no fuera un músculo elástico.
Ha sido la despedida que
iniciamos simplemente de un lugar. La #Familia se asienta sobre roca firme.
En casi todas las parroquias
existen multitud de grupos que crecen y animan la vida de la comunidad. Les
animo desde aquí a que no se encapsulen, a que no sean estáticos y se abran a
compartir su Vida con otros. La relación intergeneracional enriquece de una
manera especial.
Chicos, los “biberones”, si Dios
quiere, continuarán. Seguimos, como siempre, en gerundio, scalando en #Familia
Y vosotros sois una parte importante de ésta. ¡Nos vemos en Andrómeda!
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