La Eucaristía de hoy domingo en el Santuario del Perpetuo
Socorro de Madrid ha tenido hoy un aire nuevo. Bueno, no ha sido un aire, más
bien un huracán.
Yo tengo la suerte de formar parte de una comunidad Viva,
activa; de una comunidad que está en permanente estado de alerta sobre el
dónde, el cómo; de una comunidad en servicio; de una comunidad que ora,
disfruta, comparte y trata de expandir su fe. Con la humildad de quien sabe que
no llega, que no alcanza ni todo ni a todos, y con la humildad de quien se hace
preguntas. Podremos tener nuestros errores, nuestros bajones, como cualquier
comunidad; pero nos sostenemos y hacemos juntos el camino tratando de
permanecer despiertos, desde niños a mayores. Esto es un hecho sin complejos,
sin falsas modestias y sin creernos ni más ni menos, ni ad intra ni ad extra.
Es lo que es; somos como somos. Bueno, pues la Eucaristía de hoy me ha
sobrepasado.
Ha presidido mi hermano el P. Bryan Arriola CSsR. @El_Padrecito
es su perfil de Twitter. Conozco a Bryan desde hace algunos años, ambos somos
Redentoristas, pero desde que conectamos la primera vez en las redes lo que
hice con él fue exactamente eso, “conectar”. Según la RAE, la cuarta acepción
de “conectar” es: Lograr una buena
comunicación con alguien. En efecto, pero con ese plus de quien se sabe de
la misma #Familia, con ese algo que transciende redes y presencias físicas. El
P Bryan pertenece a la Provincia Redentorista de América Central y la
providencia ha querido que viniera a España a realizar un máster. Aquí le
tendremos durante dos años. Hoy le he visto como un misionero en plena misión,
en estado de misión. Un joven Redentorista centroamericano despertando a una
feligresía de la vieja Europa.
La fe, vitalidad, poderío, potencia, normalidad, solidez y
alegría de Bryan nos ha despertado a todos, a todos. A esa manera de ser cura,
a esa forma personal e individual de ser Redentorista de Bryan, se le unen las
formas, modos y aires del otro lado del charco. No hablo solamente de la
homilía, que también. Y sabiendo que el centro no es él, si no Él. Era la misa
de las familias, que normalmente está a reventar de feligreses, y han sido
muchos, muchísimos, quienes se me han acercado atónitos, ilusionados y felices a
preguntarme sobre el Padrecito.
Cada vez tengo más claro que ha llegado la hora de que ese
continente hermano que recibió la fe de la mano de España, venga a evangelizar
y a despertar a la adormecida y caduca Europa.
Desde que me enteré de que venía a Madrid y, además, a PS, di
gracias a Dios porque iba a poder abrazar a mi hermano. Ahora sé que la
providencia nos le ha regalado durante dos años para evangelizarnos. Me siento
feliz y agradecido. Scalando en Familia, como siempre.
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