Ayer vivimos en PS una Vigilia de Oración por Joaquín
García-Romanillos Henríquez de Luna, previa a la Profesión que hoy realizará en
la Congregación del Santísimo Redentor. Si, la #Familia crece. El Señor sigue
llamando, mimando a la Congregación.
Las fechas no son las mejores. Madrid ya está medio vacío,
con lo que éramos un puñado de personas quienes pedíamos por él, aunque muchas
más lo hacían en la distancia. Sin embargo, lo recogido y familiar han sido
exponentes perfectos de cómo es Joaquín: discreto, tremendamente discreto, como
queriendo permanecer en un segundo plano y que quien resplandezca sea Otro.
Yo me senté como a mitad de la capilla, pero quien dirigía la
oración me pidió que lo hiciera junto a él, en el primer banco. Así que ahí fui,
junto a Lalo, otro religioso redentorista. La suya y la de Joaquín son dos
vocaciones que de una u otra forma he podido ir viendo nacer, crecer y
fortalecerse y eso es un regalo que no alcanzo a entender por qué se me ha
concedido; sólo me cabe acogerlo con agradecimiento y naturalidad.
La de Joaquín no es una vocación joven, aunque no sea mayor;
está en una edad estupenda. Políglota, extraordinariamente formado, profesional
de éxito en el mundo de las finanzas… pero fue llamado, elegido y esta tarde
dirá “SÍ” como hijo de San Alfonso.
A los pies del Altar habían preparado un cesto con algunos
papeles; en ellos estaban escritas varias de las Constituciones. El “azar”
quiso que cogiera la número 20. Volví al banco mirando el papel y sólo acerté a
leer antes de sentarme: “Constitución 20”. Se me puso la carne de gallina,
porque es una descripción de Joaquín, una descripción literal de Joaquín: “Los redentoristas son apóstoles de fe
robusta, de esperanza alegre, de ardiente caridad y celo encendido. No presumen
de sí y practican la oración constante. Como hombres apostólicos e hijos
genuinos de san Alfonso, siguen gozosamente a Cristo Salvador, participan de su
misterio y lo anuncian con la sencillez evangélica de su vida y de su palabra,
y por la abnegación de sí mismos se mantienen disponibles para todo lo arduo a
fin de llevar a todos la redención copiosa de Cristo.”
Él es para mi familia alguien especial, mis hijas hablan de
él como “el tío Joaquín” aunque no nos une ningún lazo de sangre. Es vecino
nuestro. Vive en el piso de arriba; su habitación está justo sobre la de mis
hijas. Me impresiona, y así lo dije, que Dios estuviera llamando directamente
al 6ºB. A la salida alguien me dijo que me había equivocado, que no había sido preciso;
que el Señor también había llamado al 5ºB porque todos los que estábamos en ese
primer banco éramos misioneros redentoristas, aunque de ellos yo fuera el único
laico. Según me lo estaba diciendo me vinieron a la cabeza algunas partes del
Decreto Apostolicam Actuositatem de
Pablo VI. Dos vocaciones en una misma #Familia. Dos estados de vida que
requieren de radicalidades y presencias diferentes para expandir un Carisma común.
Algo que en ocasiones no comprenden ni propios ni extraños.
Esta #Familia crece. A mí no me importa el número ni el ritmo
tanto como la idoneidad, y lo hace con los mejores, con los más desapegados de
sí mismos.
Apóstol de fe robusta, esperanza alegre, de ardiente caridad
y celo encendido. “Si quieres llegar
hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un
tesoro en el cielo- y luego vente conmigo”. Hoy, en el Santuario del
Perpetuo Socorro de Madrid, en la Eucaristía de las 21h Joaquín irá con Él para
el anuncio constante de la Redención abundante. Una alegría para la Congregación
y para la Iglesia. ¡Gracias, Joaquín! Os pido que recéis por él. Con la Paz.
Copiosa Apud Eum Redmeptio