He escuchado y luego leído con evidente interés el discurso del nuevo Presidente
de los Estados Unidos. Es el discurso de lo que es, el Presidente de una
Nación, no el benefactor del mundo, salvo quizás por esta frase: "We will
reinforce old alliances and form new ones and unite the civilized world against
radical Islamic terrorism, which we will eradicate from the face of the
Earth".
Populista, un discurso populista absolutamente impecable.
Ayer compartía en Facebook otro discurso impecable de un diputado autonómico de
Podemos. Sin embargo, yo me quedo con este otro populismo, de tener que elegir
entre los dos.
Me asombran las críticas de quienes solamente aceptan los
resultados electorales cuando ganan las elecciones pero que, cuando las
pierden, justifican revueltas callejeras ciscándose directamente en la
democracia.
He visto en directo la ceremonia por internet y confieso que
he sentido un punto importante de envidia al escuchar con qué naturalidad se
nombra a Dios, al cristianismo en todas las versiones imaginables; con qué
naturalidad y normalidad se da justa preponderancia a las raíces de un país
cristiano recibiendo las bendiciones del cristianismo, comenzando por el
cardenal Timothy Dolan e incluyendo a nuestros hermanos mayores representados
en el rabino Marvin Hier. Hábil y valiente la lectura escogida por el cardenal en cuanto al fondo y por provenir de un libro que no está incluido en las Biblias protestantes; significativo, muy significativo. Las bendiciones de tantos líderes religiosos me ha
impactado. Una imagen que contrasta con la envejecida, trasnochada y torticera laicidad europea.
Palabras de solidaridad hacia los americanos, trabajo para
los americanos, protección y prosperidad para los americanos. Pero es que son
los americanos quienes le han elegido y es de ellos de quien es Presidente; de
nadie más.
Populismo. Iremos viendo en qué queda. Pero ahí estaban todos
los ex presidentes vivos salvo Bush padre por razones obvias. Circunspectos en
ocasiones, aplaudiendo otras. Eso es una lección frente a las revueltas
baratas.
Populismo. Et omnia vanitas...
Del teatro escenificado hoy me quedo, sin ningún género de
dudas, con las palabras del Papa:
"Upon
your inauguration as the forty-fifth President of the United States of America,
I offer you my cordial good wishes and the assurance of my prayers that
Almighty God will grant you wisdom and strength in the exercise of your high
office. At a time when our human family is beset by grave humanitarian crises
demanding farsighted and united political responses, I pray that your decisions
will be guided by the rich spiritual and ethical values that have shaped the
history of the American people and your nation’s commitment to the advancement
of human dignity and freedom worldwide. Under your leadership, may America’s
stature continue to be measured above all by its concern for the poor, the
outcast and those in need who, like Lazarus, stand before our door. With these
sentiments, I ask the Lord to grant you and your family, and all the beloved
American people, his blessings of peace, concord and every material and
spiritual prosperity."
Me quedo, como siempre, con el Papa; me quedo con los pobres
Lázaros. Me quedo con alguna conversación de madrugada como la que acabo de
mantener con mi amigo @josefer_juan y que me lleva, como a él, a rezar por
Trump. Rezar por alguien siempre es acertado.
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