Las puertas abiertas para recibir al Redentor que nos nacerá
esta noche. Sosiego y espera de Esperanza.
Esta mañana hemos tenido la fortuna de acudir una Eucaristía
en la Basílica de San Miguel en Madrid. Presidió mi paisano el Cardenal Osoro.
Una homilía cercana, profunda, amena alegre dirigida a los niños y, por lo
tanto, a todos nosotros. Micrófono en mano, abrieron el comulgatorio y ahí se
quedó, con ganas de dar dos pasos más y bajar. Como baja hoy el Niño Dios,
hombre, carnal, a una gruta, sin barreras. Un Dios al que podemos tocar, un
Dios que tocará a leprosos, prostitutas, pecadores… Un Dios que me toca a mi, a ti. Un Dios que derriba
barreras y nos redime.
El coro del Colegio Alegra -mis hijas formando parte- creo
que nos puso a todos la piel de gallina. La Basílica, que en tiempos fue
Redentorista, está regida hoy por el Opus Dei. Al llegar nos acercamos al
sacerdote que actuó de maestro de ceremonias para entregarle el cáliz de Paula,
nuestra pequeña celíaca que comulga con vino. Encantador y cercano él, como lo
fue igualmente Don Pablo, concelebrante y capellán del Colegio cuando en la sacristía
recogimos el cáliz y saludamos a Don Carlos, siempre tan cariñoso.
Ha sido la mejor manera de dar los últimos pasos a la gruta
de Belén. Vendrá la cena en familia y, a continuación, en casa, en PS, la misa
del Gallo. Otro ritmo; mi ritmo. En #Familia, celebrando a lo grande, con la
profundidad, sencillez y arrolladora alegría marca de la casa. El lenguaje
sencillo, adecuado a nuestro tiempo y meridianamente claro de los hijos de San
Alfonso; creo que nos va en los genes espirituales. Cuánto bien hizo este
doctor de la Iglesia utilizando lenguaje y formas llanas que todos pudieran
comprender con facilidad y familiaridad.
Agradezco al Señor nuestra Vida, el año que va terminando.
Recuerdo especialmente a todos aquellos que han perdido a algún ser querido;
esta Navidad no están solos, les acompaña también nuestra oración. Como nuestra
oración acompaña a todos los cristianos perseguidos que han sembrado de rojo
las tierras donde, encontrando el martirio, alcanzaron la Corona de la Gloria;
oración por ellos, por todos nuestros hermanos perseguidos por la fe en Quien
esta noche santa nos nacerá para traer la Redención a todos.
“Jesús mío, mi soberano Señor y verdadero
Dios: ¿Qué fuerza te ha hecho descender del cielo a una gruta sino la fuerza de
tu amor por nosotros?
Tú que habitas el seno
del Padre, tú que reposas en un pesebre.
Tú que reinas más allá
de las estrellas, tú vienes a nacer sobre un poco de paja…
Tú que eres la alegría
del cielo, yo te escucho gemir y llorar.
Dime, oh Jesús mío:
¿Qué fuerza desconocida te ha reducido a tal abajamiento?
Una sola, la fuerza de
tu amor por nosotros”.
(San Alfonso María de Ligorio)
Queridos, que tengáis una santa y feliz Navidad; que todos
sepamos ser testigos y testimonio del Amor de Dios.
Nosotros ya estamos en #Familia a los pies del Portal aún vacío,
esperando. Abriendo brazos para arropar y tendiendo manos para acoger. En gerundio.
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