En mi empresa compartimos oficina con
otra compañía, con lo que en ocasiones mantenemos charlas comunes a la hora de la
comida. Una de mis compañeras, casada hace pocos meses, nos dio la feliz
noticia de que está embarazada. De ahí surgió la conversación de la paternidad,
los hijos… Yo conté que tenemos dos niñas, que otras dos criaturas nos esperan
en el cielo y que nos habría encantado tener más. Todo normal. Casi todo.
Alguien de la otra empresa me soltó: NO SABÍA QUE FUERAS DEL OPUS. Me quedé
perplejo. Lo hizo como quien te lanza el mayor de los insultos. Me sentí ofendido.
“No,
no soy del Opus. Soy Misionero Laico Redentorista, mi familia es una familia
Redentorista tanto como los Redentoristas son la familia a la que pertenezco”.
A mis hijas les acompañan Redentoristas. Tenemos una vida espiritualmente plena. Pero
¿no entiendo lo que quieres decir? Si lo fuera ¿cuál sería el problema?
No contestó. Pero yo soy insistente.
Uno de mis mejores amigos, de los de
verdad y demostrado con creces, es supernumerario del Opus Dei. Conozco a gente
maravillosa que pertenece con mayor o menor vinculación a esa Prelatura. Sigo a
diario, gracias a las redes sociales, las cuitas de un numerario a quien
conozco que, en Kenia, se deja la vida sacando a chicos de la calle, de la
droga, del abandono y el maltrato y les consigue cobijo y educación. Mi mujer
trabaja feliz en un Colegio de la obra corporativa del Opus, y a ese colegio
acudirán mis hijas como alumnas desde el lunes. ¿Cuál es el problema? Seguro que hay auténticos cretinos que o
pertenecen o simpatizan con el Opus, como en cualquier formación humana. Yo,
hoy por hoy, no los conozco.
Se hizo el silencio. No es bueno
mantener ciertos silencios porque crean connivencia, son caldo de cultivo de
prejuicios enraizados y no corrigen a quien yerra. Y yo, por carácter, no soy
muy de morderme la lengua, la verdad.
Desde hace años tengo la fortuna de
conocer y vivir la riqueza extraordinaria de mi Iglesia. Me he educado en los
Escolapios donde me instruyeron de manera extraordinaria en la fe recibida en mi
casa. San José de Calasanz es un referente para mí. Soy muy de “tonterías”, y
una de ellas es que, de ser posible, a la hora de mi muerte, si hay alguien que
rece a mi lado por mí la Recomendación del Alma me gustaría que invocara a Calasanz tras Nuestra
Señora del Perpetuo Socorro y San Alfonso para que salgan a mi encuentro. Tengo la suerte de conocer y querer a Esclavas, Kikos, Marianistas,
Salesianos, Jesuitas, Pureza de María, miembros de Schoenstatt… de cada uno de
ellos tengo algo que aprender y cada uno de ellos tiene algo que me hace
admirarles.
En el año 2011 en una entrevista que
realizaron a Monseñor Joseph Tobin CSsR, siendo secretario de la Congregación
para los Institutos de Vida Consagrada, dijo: “La vida consagrada se parece a la selva amazónica. En ella hay muchas
especies distintas de plantas y árboles, algunas antiguas y recias, otras
tiernas y jóvenes, pero esa selva hace respirar a todo el mundo. Es su
totalidad, no tal o cual grupo, lo que hace que la vida consagrada dé oxígeno a
la Iglesia”. De igual forma los laicos agregados de una u otra forma a esas
Congregaciones, Institutos o Movimientos, tratamos de dar oxígeno expandiendo esos carismas en el mundo, viviendo esos carismas en el mundo; es nuestra manera peculiar de anunciar el Evangelio. Mi
familia y yo lo hacemos en una de esas familias, antigua y recia, pero con
hojas jóvenes y llenas de Vida.
No, no soy del Opus, pero cuando hoy me
lo han lanzado como si me escupieran he alzado la voz en su defensa. Además de
injusto, atacar a un miembro es atacar al Cuerpo entero.
Chato, como te he dicho esta mañana, infórmate,
lee, entérate y te podrás liberar de todos esos prejuicios que ni te dejan crecer ni ser tú mismo. Me alegro de que te gustara
la cruz que llevo al pecho pero ¿sabes? No es un adorno. Esa Cruz es mi vida y
la de mi Familia.
Scalando en Familia...
Grandisimo ejemplo para los que somos tan cobardes. Gracias.
ResponderEliminarGrandisimo ejemplo para salir del miedo al que dirán y para aclarar las ideas a tanta mente castrada que ve como una enfermedad el tener hijos. Gracias por tu escándalo.
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