Ayer, 27 de junio, se celebró
en PS la festividad el Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. A lo grande. Final
de la novena, Eucaristía Solemne presidida por el arzobispo de Madrid y
procesión del Paso por las calles del barrio de Chamberí a hombros de miembros
del SAMUR de quien es Patrona.
La respuesta
de los fieles fue espectacular. De todas las edades. Un gentío impresionante
movido por el amor a la Madre Dios en esta advocación, no solamente en el
Santuario, también por las calles. Impresionante.
Pero hoy
quiero resaltar la actitud de D Carlos Osoro, nuestro arzobispo. Inicialmente
estaba planificado que presidiera la misa, nada más. Así lo hizo, y junto a él
concelebraron el P Provincial José Luis Bartolomé y nuestro párroco el P Jesús
Hidalgo, además de redentoristas de ésta comunidad y venidos de otras casas.
Sin embargo, al acabar la Eucaristía y sugerirle a Don Carlos la posibilidad
de que procesionara tras Nuestra Madre, él sencillamente cogió su móvil, cambió
sus planes y ni se lo pensó.
Actitud. Es
la actitud la que marca la diferencia. Es esa disposición del ánimo la que
marca la diferencia. La de nuestro arzobispo es la de servir a su grey
pastoreando. Afable, cercano, cariñoso; guía y pastor. Una actitud que aflora y
se mueve por el Espíritu. Recogido, desgranando las cuentas de su rosario, acercándose
a bendecir a aquellos enfermos que veía entre la multitud, o a los grupitos de
monjas que reconocía.
Tuve la
suerte de estar cerca de él, a su servicio. Le veía rezar, caminar revestido,
con la mitra y bajo el calor veraniego, asiendo el báculo a cada parada, en
cada estación. Comprendí realmente el significado del báculo pastoral en toda
su profundidad. Sentí, ahora sí, el verdadero concepto y alcance de lo que ha
de ser esa persona que tiene a su cargo el gobierno y cuidado de la Iglesia de
Madrid. Gobierno y cuidado.
Ayer D.
Carlos cuidó de manera concreta de esta parroquia y sus feligreses, de la
Comunidad y de todos los devotos de Santa María del Perpetuo Socorro.
Bendiciendo, hablando con niños y mayores, escuchando… Dedicando su tiempo con
eso, dedicación, sin prisas. Y con la ternura de la que tanto nos habla el
Papa.
Gobierno y
cuidado. Cuestión de actitud, cuestión de disposición interior. Dedicación.
Cuestión de entrega.
Caminando a
su lado era una oveja junto a su Pastor cayado en mano. Y siguiendo a María. En
gerundio. Scalando en Familia.
¡Gracias, Don Carlos!
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