El domingo 19 comienza la Novena a Nuestra Madre del Perpetuo
Socorro. Nueve días por y para María; nueve días para ponernos a los pies del
Icono; nueve días para agradecer; nueve días para encomendar. Nueve días que
son el pistoletazo de salida para la gran fiesta del día 27, su Fiesta, y la
clausura del Año Jubilar que venimos celebrando.
Es mucho lo que agradecerle, mucho. Mucho por lo que pedir y
por quienes pedir. Este es un año especial, una novena especial, y yo tendré
especialmente presente a una persona exquisitamente discreta. Alguien que, sin
hacerse notar ni darse importancia, es alma, acicate y aliento de la
Archicofradía en mi parroquia. Se llama Nacho. No le conocéis pero, si le
mirarais a los ojos veríais a un hombre bueno. Podría decir que es un
caballero, un señor en su más añeja y amplia expresión. Sí, pero lo que resalta
de él es una bondad que, como todas las bondades, no conoce de oropeles ni en
público ni en privado. Eso es Nacho del Avellanal, un hombre bueno. Y eso,
todos lo sabemos, no abunda. Su amor por nuestra Madre es de una sinceridad,
sencillez y profundidad apabullantes. Este año, en la procesión por las calles
de Chamberí, María llevará en su regazo al Niño, por supuesto, pero también llevará
sosteniéndolo con su mano, a Nacho que a tantos sostiene contra viento y marea.
Recordaré a Bety. Este año Bety Renjifo no saldrá con el paso
entre los miembros del Consejo Parroquial, seguirá la procesión desde un lugar
mucho mejor: desde el cielo, desde donde vela por Alejandra, Pilar, David,
Horacio, Elvirita, Jacobo, Benja, Pilar y todos sus seres queridos. La Virgen
no notará su hueco, porque fue Ella quien la acompañó ante el Redentor; su
hueco lo sentiremos nosotros. La primera novena y la primera procesión sin
Bety. Cuando perdemos a seres queridos las “primeras veces” de todo aquello
importante que hemos vivido a su lado son duros, difíciles, pero en cierto modo
reparadores porque nos ayudan y obligan a seguir adelante conservando su
memoria y su recuerdo.
La imagen serena del Icono me parecerá sonriente este año,
porque llevará la sonrisa limpia y permanente de Mónica de Simón MLSR. Mónica
es quien se ha encargado de restaurar el paso. El resultado ha sido
espectacular. Cuando al trabajo de un profesional sensacional se le une el Amor,
la artesanía se convierte en obra maestra, en Arte y en profesión de fe.
Los niños pasearán con el Icono de Amor con la misma ilusión
e igual inocencia con las que nos representaron su historia hace apenas unos días
en la Parroquia. Una microobrita de teatro en Familia. Porque eso es mi
parroquia, el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, una Familia. Vida
compartida. A los niños, a “sus” niños, mi mujer les hizo una vidriera infantil
con su imagen para adornar la clase del colegio en el que trabaja. Dadla a
conocer… Que socorra no solamente a ellos, que lo haga de manera especial a
todos los que no tienen familia, a los abandonados, abusados, oprimidos,
explotados…
Desde el cielo nos verá también el P Tirso Cepedal CSsR. Él
junto a todos los misioneros redentoristas que ya se encuentran junto al
Redentor. A los pies de María quiero poner de manera preferente a la
Congregación que lleva 150 años expandiendo la devoción del Icono, a todos los
misioneros redentoristas que de manera abnegada, sencilla, natural han
entregado y entregan su vida a propagar la buena noticia de la Sobreabundante
Redención a los más necesitados de auxilios. Pido que interceda para que el
Señor siga cuidando a esta joya de la Iglesia.
Si Dios quiere yo estaré allí, procesionando y orando en
Familia. ¿Os unís? Os aviso con tiempo…
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