Hoy ha sido un día de fiesta para muchas
familias del Santuario del Perpetuo Socorro y del colegio Blanca de Castilla,
porque algunos de nuestros hijos han celebrado su primera confesión. ¡En el año
de la misericordia! La intimidad de los niños con Cristo.
Hace un par de años le tocó a mi hija
mayor, en el Colegio Everest, donde estudiaban entonces. Hoy ha sido el gran
día para Paula, la pequeña. Entonces el P Damián Mª Montes, nuestro querido
Damián, fue al colegio a confesar a Toya.
La celebración de hoy ha estado
introducida y dirigida también por Damián. No es que me pierda la pasión (que sí,
que me pierde), pero le escuchaba hablar a niños y padres y… en fin, magistral.
Tiene una delicadeza especial y tocado por el Espíritu simplemente se sublima.
Esta tarde hemos vivido uno de esos momentos. Una catequesis fundamental. Qué
queréis que os diga, lo de la benignidad pastoral redentorista es una auténtica bendición.
Además de Damián en el presbiterio
estaban los Padres Vicente, Jesús, Olegario, Generoso y Marcos dispuestos a confesar a
todos esos niños. Pero las palabras de Damián resonaban en la
c-o-n-c-i-e-n-c-i-a y el c-o-r-a-z-ó-n de todos los presentes, de manera que la
cola se fue ampliando con padres y hermanos de los protagonistas.
Daba igual quién fuera el sacerdote,
todos son cercanos y queridos para Paula, lo que ayuda a minimizar nervios…
pero es que le “tocó” Olegario. Ella ya iba con su lista de pecadillos escrita
de casa para que le ayudara ¡¡¡pero es que le tocó Olegario!!! El P Olegario es
lo más cercano que conozco a un santo; sí, un santo, sin medias palabras. Nada
más conocerle uno se da cuenta de ello pero es que Paula ha ido creciendo a su
lado, ergo él la ha ido viendo crecer. Me alegró verla, sentada a los pies del
Santísimo, bajo el Perpetuo Socorro de María y frente a Olegario. Y la cara del
Padre valía un mundo.
Nos confesamos toda la familia. Un día
para dar gracias a Dios por el perdón; gracias por nuestra Familia Redentorista;
gracias por esos sacerdotes; gracias por las catequistas. Gracias por
pertenecer a una Familia en movimiento en una Iglesia en movimiento.
Como padres tenemos la responsabilidad
de transmitir la fe a nuestros hijos, no como un ejercicio académico. La base
académica y cultural es importantísima, pero se derrumba si no va acompañada de
la praxis de esa fe. La fe se vive, se explicita en la vida diaria, sin
contorsiones, con naturalidad, con alegría. E igual que se vive se ha de
conocer con tanta profundidad, claridad e intensidad como sea posible y acorde
a edad y capacidades individuales, por eso mismo no sólo la familia, la labor
de los catequistas es fundamental. Qué difícil debe ser bregar una vez a la
semana con unos niños pequeños que salen agotados del colegio. Mano izquierda,
delicadeza, amor, sensibilidad, firmeza, generosidad, conocimiento, paciencia,
entrega… y una fe robusta. Vamos que los catequistas son como para hacerles un
monumento y no siempre se lo agradezco...
Gracias por un día inolvidable para
Paula; gracias porque como padres hemos podido vivirlo y ayudarle a Vivirlo. Mi Señor y mi Dios: gracias. San Alfonso: gracias. Damián: gracias.
Catequistas: gracias.
Un día feliz en
Familia, scalando en Familia.
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