Cada vez proliferan más los grupos de
whastapp. Los hay de todas las variedades: de compañeros de trabajo,
deportivos, de grupos parroquiales, de padres de colegios, de compañeros de
academia… La lista puede ser interminable. Muchas veces no somos conscientes de
qué es lo que decimos en cada uno de esos grupos, no sabemos gestionar
correctamente la comunicación en ellos. A veces es preciso hacer un ejercicio
previo de corrección porque no siempre somos conscientes de que compartir
aficiones, trabajo, carisma o hijos en una misma clase no equivale a compartir
al cien por cien todos y cada uno de nuestros pensamientos, y que, en
ocasiones, ciertas opiniones o pueden herir o resultar molestas.
Es conveniente practicar una cierta
ética de comunicación en esos grupos. Algo que puede enturbiar la comunicación
es la expresión continuada de la ideología personal; puede enturbiar no
solamente la comunicación sino también las relaciones personales. Cuando menos
puede llegar a cansar verse sometido de manera habitual a un ejercicio de
paciencia por morderse la lengua. Se pueden compartir aficiones y no ideología;
trabajo y no ideología; carisma y no ideología; colegio y no ideología. Puedo
jugar contigo al futbol y no compartir tu ideología. Puedo compartir trabajo y
no ideología. Puedo necesitar fechas de exámenes o temario de los deberes de
mis hijos pero no la ideología de otros padres. Puedo compartir un grupo
parroquial e incluso un mismo camino de Vida, pero no tengo porqué compartir la
ideología de cada uno de sus miembros (Papa Francisco el 17 de octubre de 2013
en Santa Marta: “Si un cristiano se convierte en discípulo de la ideología ha
perdido la fe”).
Todo es respetable, incluida la mía. Una
cosa es tuitear, compartir en Facebook, etc y otra verte obligado a leer lo que
se publica en esos grupos. Eso no construye; separa. Y hay grupos que están
formados precisamente para compartir lo que les da sentido, lo que suma y ayuda
a construir, lo que sostiene al propio grupo.
Publico esto casi a modo de corrección
fraterna para quien quiera leerlo, si es que lo lee alguien. Lo siguiente
quizás sea un “ha abandonado el grupo”. Mientras tanto agradezco la posibilidad
de ir ascendiendo hacia la santidad ejercitando la paciencia.
¿A alguien le ocurre algo parecido? Pues
sigamos ofreciéndolo.
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