“Y Jesús le dijo:
«Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la
carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres
Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no
prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará
atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el
cielo».” (Mateo
16:17-19)
“...con la aprobación
del Sagrado Concilio, enseñamos y definimos ser dogma divinamente revelado que
el Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, esto es, cuando, ejerciendo su
cargo de pastor y doctor de todos los cristianos, en virtud de su Suprema
Autoridad Apostólica, define una doctrina de Fe o Costumbres y enseña que debe
ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue
prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino
Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y
costumbres. Por lo mismo, las
definiciones del Obispo de Roma son irreformables por sí mismas y no por razón
del consentimiento de la Iglesia. De esta manera, si alguno tuviere la
temeridad, lo cual Dios no permita, de contradecir ésta, nuestra definición,
sea anatema.” (Constitución
Dogmática Pastor Æternus, promulgada por el papa Pío IX el 18 de julio de 1870)
Para los dogmáticos, si no basta el
dogma, que baste el Evangelio de Mateo.
Cada vez son más los comentarios en las redes sociales de
justicieros defensores de la fe verdadera. Sin embargo sólo uno es quien tiene
las llaves del Reino de los Cielos y, curiosamente, no es ninguno de ellos. “Sea
anatema” o no, rezo por ellos, pero confieso que comienzo a hacerlo con
desgana. Les agradezco su ayuda en alcanzar la purificación interior y mis
pasitos hacia la santidad, su ayuda en mi ejercicio de la paciencia y la
caridad cada vez que leo sus comentarios insidiosos. Papa hereje, curas
traidores… En fin, el Papa es mi Papa, y el suyo. Su Santidad Francisco, como
lo fueron Benedicto XVI, Juan Pablo II, Pablo VI, Juan XXIII… Pedro, siempre
Pedro.
Fiel siempre a Cristo. Pedro. Ninguno ha estado nunca exento
de críticas. Es buena la crítica cuando es constructiva, incluso aceptable en
cuanto infalibilidad no es asimilable a inerrabilidad. Los individuos
insidiosos varían según sea la persona del Papa porque cada uno de ellos
remueve lo más profundo de distintas personas según las épocas y el signo de
los tiempos. Son legión; siempre son legión. Las insidias no son más que las
babas del maligno. Pues a rezar por ellos. Cada vez que leo o escucho insidias
sobre el Papa Francisco, como cuando las leía o escuchaba sobre Benedicto XVI o
Juan Pablo II me imagino al Papa, a Pedro, preguntándose como Cristo “¿Por qué
me pegáis?”
¿Por qué lo hacéis?
El Papa, siempre, Pedro. Y en la
basílica de San Pedro la estatua de Alfonso salvaguardando al Papa, a Pedro.
Pues aquí estoy yo.
Gracias por defender al Santo Padre. Los necios no escuchan razones. Sólo atienden a sus propias ideas o peor aún a ideas que les han metido en contra del Papa. Ojalá que algún día logren ser abiertos a las enseñanzas de Su Santidad. Mientras hay que rezar por ellos.
ResponderEliminarSEÑOR TU QUE LO SABES TODO PERDONALOS Y NO LES TENGAS EN CUANTA ESTA FALTA QUE COMETEN AL INJURIAR A TU REPRESENTANTE EN LA TIERRA .... OREMOS POR EL SANTO PADRE . PERO MAS POR LOS MALOS COMENTARIOS
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