Desborda la angustia, desborda la desesperación, desborda el
miedo, desborda la miseria, desborda el hambre, desborda el frío, desborda la
persecución, desborda el desamparo. Hombres, mujeres, niños desbordan fronteras.
Masas de personas huyendo, buscando nada más que vivir; nada
más que vivir. No ya dignamente. Simplemente vivir. Yo veo una enorme dignidad
en su huida, la dignidad de la lucha, de la supervivencia. Seguro que en ese
proceso se dan situaciones tan dramáticas dentro del propio drama que harán
aflorar lo mejor y lo peor que cada uno lleva dentro. Sacar lo bueno es siempre
elogiable, y yo, desde mi cómodo desconocimiento que me lleva a permitirme el
lujo de teclear y opinar, creo lo que aflora entre ellos es en la inmensa
mayoría lo mejor. Y cuando aflore lo peor hay que atenerse a las circunstancias
vividas y no juzgar.
No son ni animales, ni delincuentes, ni desechos; no son
despojos humanos. Son hombres y mujeres como tú y como yo. Son hermanos. Son
hijos de Dios, como tú y como yo. Vagando por un mundo que es de todos. Vengan
de donde vengan, sea cual sea el idioma que hablen, llamen como llamen a Dios.
Hoy he leído que en Islandia, uno de los cincuenta países más
ateos del mundo, la gente quiere abrir las puertas de su casa a los refugiados.
Uno de los cincuenta países más ateos del mundo…
Me duele el corazón y me duele la conciencia. Me grita el
corazón y me grita la conciencia. No me puedo llamar cristiano y no hacer nada;
sería una hipocresía insultante. No me puedo mirar al espejo y no hacer nada
sin bajar la mirada. No puedo entrar en una iglesia, arrodillarme o sentarme
ante el Sagrario y no hacer nada. Oro y lloro. Pero… ¿qué más? Está en el
Sagrario y está buscando asilo, pan, cobijo, justicia. Está en los campos de
refugiados buscando algún hermano que lo ampare. No se pueden ver cada día las
noticias o leer los periódicos y no hacer nada.
Tengo el corazón desbordado por el horror de quienes
desbordan fronteras. Desbordado de dolor. Desbordado de miedo. ¿Desbordado de
Amor…? O de indiferencia…
¿Qué se puede hacer? ¿Dónde? ¿Cómo? Nos examinarán del amor…
¿Tendremos el valor de decir que sí, que amamos, y no hicimos nada…?
Las historia de la humanidad, en su propio deambular, tiene
episodios grandiosos y episodios deleznables, demoníacos. Pues nosotros somos
protagonistas de éste momento de la historia. No hay momento más importante de
nuestra historia que éste.
Que el Señor me ilumine. Que el Señor nos ilumine a todos los
hombres de buena voluntad, aunque no sepamos que sea Él quien lo hace. Doliendo. En gerundio.
¿Capaz de rezar con tus hijos pequeños al Niño Jesús y permanecer impasible ante ésta foto? |
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