Aleteia, una red católica mundial que comparte recursos sobre
la fe en español, inglés, francés, italiano, portugués y árabe nos ofrece la
primera parte de una profunda entrevista al sacerdote redentorista Damián Mª
Montes Nieto y yo os aconsejo vivamente que la leáis con calma: http://www.aleteia.org/es/arte-y-espectaculos/entrevistas/padre-damian-me-costaria-ser-santo-si-no-fuera-artista-5878069243936768
La he leído varias veces y cada una de ellas he podido meditar y entender las
respuestas del Padre Damián a la luz de la cercanía y el cariño. Esto no es óbice
para obtener conclusiones objetivas, al contrario, me ayudan a centrar,
encuadrar y compartir lo que encierran sus palabras. No porque existan dobleces
en ellas, que no las hay, sino porque el conocimiento del personaje acerca a la
realidad vital.
Ye he escrito en otras ocasiones sobre Damián, mi visión y
opinión personal, pero en esta entrevista realizada por Carlos Aguilera (@caguileralbesa ) nos
muestra parte de su corazón, no ese corazón rojo de fieltro de todos conocido,
sino su corazón real. El lado artista del religioso le dota de un corazón
palpitante, de una sensibilidad especial cuyos latidos se encauzan en la
Familia Religiosa a la que pertenece. Esos latidos, sin embargo, no se mueven a
golpe de impulso. Sístole y diástole pasan por la oración. Damián es un hombre
de oración y eso quiere decir que pasa sus opciones personales a los pies de la
Cruz y el Sagrario y en el centro de su vida comunitaria. Es un religioso
artista. Un joven que puso generosamente su vida al servicio de los demás
dentro del carisma Redentorista y ahora extiende uno de sus dones al servicio
del Amor para el gran público.
Un misionero que hace misión en las redes, a través de los
mass media. Realmente lo hace desde hace años. Lo primero que supe de Damián fue
a través de Youtube por un video de su paso por la India que me conmovió. Mi
osadía me llevó a mandarle un mensaje. Meses después, la semana previa a la JMJ
Madrid 2011, mientras yo estaba trabajando en el despacho de jóvenes de mi
parroquia, alguien se me acercó por detrás a darme un abrazo. Era Damián y ese
fue nuestro primer abrazo. Fue haciendo misión en la Red, creo que sin proponérselo.
El salto que ha dado ahora pasando a la televisión ha sido de gigante.
Contribuye a mostrar una imagen de la Iglesia fresca, joven, actual y sin
complejos; sencillamente la normalidad de la Iglesia en Camino en el mundo
actual. Misiona en las redes a lo bestia.
Normaliza a los alejados o a los ajenos a la Iglesia la
realidad de un sacerdote. Hace visible la realidad de que llevar un alzacuellos
no aleja a nadie de nada –aunque él no lo lleva habitualmente-, de nada. La
libertad de llevarlo o no; el hábito no hace al monje. Evangeliza de una manera
nueva para nosotros, y yo soy de los que piensan que la base de la
evangelización está en abrir continuamente senderos nuevos para todos hasta que
todos encuentren su manera de seguir el Camino. Hay una frase de Benedicto XVI
que me encanta: “hay tantas maneras de llegar a Dios como seres humanos”.
Durante la JMJ de
Madrid aprendí a ver los colores de mi Iglesia, la pluralidad de mi Iglesia, la
catolicidad. Colores en los de los hábitos de las diferentes familias
religiosas, diversidad entorno a Cristo bajo el sucesor de Pedro. Damián muestra que son
posibles nuevas vías, nuevos modos, nuevos gestos en esa Iglesia que es Madre. Lo
muestra ese jovencísimo religioso que cantó la saeta ante Benedicto XVI en el
Vía Crucis del Paseo de la Castellana de Madrid. Lo muestra un chaval joven que
es sacerdote, un sacerdote joven que es redentorista, un redentorista joven que
es un artista en servicio. En gerundio.
Animaos a leer la entrevista, no son
mis palabras, son las suyas:
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