El valor del ejemplo es insustituible. Las palabras pueden
alentar, sostener, formar, elevar, pero nada como el valor del ejemplo. Uno
puede caer, o le pueden tirar, pero se levanta, se limpia el polvo y continúa
con tesón, fe y esperanza.
Este ha sido el ejemplo de mi mujer cuando fue despedida del
colegio en el que trabajaba como profesora de inglés en infantil. Su título de
Técnico Superior en Educación Infantil era suficiente para su trabajo; más que
trabajo, su vocación. Veinte años de experiencia profesional, diez en el mismo
centro, una reputación consolidada… pero el azote de la crisis tuvo como efecto
“colateral” una drástica reducción de alumnos, ergo trabajadores a la calle,
entre ellos María. Cada empresa, organización o institución toma sus propias decisiones.
El paro o cualquier otra contrariedad o golpe de la vida se
llevan de una manera diferente cuando los relativizas frente al Absoluto. Es la
fe la que te empuja, es la debilidad la que te levanta, es Él quien te guía.
Tratas de transformar las angustias en Esperanza, la debilidad en fortaleza. Te
das. Das de ti lo que no creías posible. Caído sobre el suelo uno aprende a ser
humilde, descubre la luz de los humildes, aprende a tender las manos para dar y
para recibir. No es cuestión de luchar; es cuestión de seguir el Camino.
Eso hizo María, y en dos años se ha ventilado los cuatro
cursos del Grado en Educación Infantil, mención en inglés. Y terminando la DECA. “Mami” la llaman sus compañeras de
Facultad, y es que en realidad es contemporánea a las madres de todas ellas.
Una vez levantado, abres los ojos (los ojos más hermosos de la creación) y ves
un camino infinito por recorrer, las caras de tus hijas que van creciendo…
mueves un pie, luego el otro… y continúas. No hay “no soy capaz” que valga. Y
con las primeras notas llegan las primeras matrículas de honor. Y el paso por
las prácticas… la canción tenía razón, veinte años no es nada en algunos
ámbitos. Pero siempre bajo el Perpetuo Socorro de María.
Una casa, una familia, dos hijas y ayer, 22 de mayo, a sus 47
años fue su ceremonia de Graduación. Guapa no, lo siguiente. Una inmensa cara
de felicidad. Como la de todos sus compañeros. Escuché atentamente los
discursos de todos. Todos hablaban de los padres de los Graduados. Pues ahí
estaban las hijas y el marido de una de ellas; sus padres, en el cielo. Babosos.
Las niñas llenas de nervios. Y yo inmensamente orgulloso comprobando que la
felicidad de mi mujer es la cosecha del esfuerzo, del valor, de la constancia,
del tesón, de la perseverancia y de la fe. Ése es el verdadero valor del
ejemplo para nuestras hijas.
Caemos nosotros o directamente nos tiran. Pero si lo hacemos
con Cristo sabemos que el horizonte es Suyo. Con Cristo en el corazón y Dios en
el horizonte todo es posible. Una Familia Redentorista en Camino. Y si volvéis a caer, levantaos, orad y perseverad. "...aprender a pedir a Dios las gracias que necesitamos para la perseverancia y la salvación", San Alfonso Mª de Ligorio.
En camino. En unas semanas no estará igual, habrá dado otro
paso más. Estará buscando trabajo. En gerundio. Scalando en Familia.
Yo seguiré igual. En gerundio. Babeando en Familia.