Scalando, caminando, en gerundio. Haciendo camino, siguiendo
huellas, marcando huellas. Tendiendo manos. Sin más fardo que uno mismo, que ya
es bastante. Decidido, entre las nubes de las dudas, sabiendo que sobre ellas
el sol brilla; siempre.
Sin buscar nada más que el Camino mismo. Sólo Él. Sin
apelativos; simplemente, hermano. Sin puesto fijo en ningún banco. Sin más
manto que el cobijo de Dios ni más filacteria que el cordón de la fe.
Purificando en agua mansa los nubarrones que blanquearán en
la espuma de las olas. Librando la batalla del servicio. Obrando bien. Entre hermanos. Tras el
Camino que te haga ver la salvación de Dios.
Reconoce tu cruz y camina. Coge tu cruz y continúa. Carga con
tu cruz y sonríe. Esa cruz no es nada. No cargues más que con la Cruz. No pide nada. Te pide a ti: libre, humilde, abierto, limpio, sincero, transparente. Levantándote. ¿De quién más llevas la cruz? Ayuda.
Sin escuchar cantos de sirena; sin seguir a quienes buscan
honores. Sólo su Voz y su Palabra. Obra bien. Confía, persevera y ora. Que tu camino haga ver a otros la salvación de Dios.
Él te espera, te llama y tiende su mano; en su palma va tu
nombre. A un pie sigue otro pie; a un paso sigue otro paso. ¿Quién te mueve? ¿Sólo?
¡Si siempre caminas bajo su mirada! Lo sabes. Levanta el rostro y sonríe. Levanta
el ánimo y sonríe.
¡Cuéntalo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario