No le conozco de nada. Jamás hemos compartido una
conversación. Nos separan muchísimos años. Pero eso no importa.
Las redes sociales traen consigo descubrimientos que, a
veces, resultan impagables. Twitter nos permite entran en diálogo con gente
alejada, o sencillamente aprender del testimonio diario de desconocidos. Cuando
ese testimonio refleja una luz potente; cuando la presencia en las redes
muestra la alegría desbordante de la fe; cuando se está en éste espacio sin
pudores absurdos, mostrando la realidad auténtica de uno mismo, y esa realidad deja
entrever la asunción de la Palabra lo que en verdad se hace, aunque no se
pretenda, es evangelizar. Y EVANGELIZAR, así, con mayúsculas, sin complejos,
con una naturalidad propia solamente de un Discípulo fiel. Mostrando grandezas
y puede que dudas, alegría, Vida. De esos modelos uno aprende y, en
ocasiones, a su lado se siente diminuto.
Éste es el caso de un joven a quien no conozco, pero que sigo
por twitter desde que un buen día leí un retuit de respublica. Lo seguí no como
esos “likes” o seguimientos que se pueden hacer por compromiso, no. Leí un
artículo suyo que me impactó y que dejaba claro que era un valor seguro de
quien aprender. Seré prudente para no mencionar su nombre, ni su Nick, ni su
perfil, porque cada uno es dueño de sus tuits, no yo de los de los demás. Éste joven,
que va descubriendo poco a poco una nueva vida en Madrid, muestra siempre una
actitud optimista, una fe robusta, una cabeza extraordinariamente amueblada y
una personalidad encomiable. Eh, y no lo olvidemos, es joven (esa juventud que
es testigo y artífice de que el mundo avanza, siempre avanza). Incluso ahora
que van a operar a su madre de cáncer. La imagen que ha tuiteado hoy en el
hospital es la de una familia sólida, con esa amalgama que solamente da la fe
en Cristo. Buen trabajo el de esos padres; buena semilla y buena tierra.
Pues es esa fe la que nos une. Y cuando realmente une y es
sincera se aleja de connotaciones superfluas, va a la esencia, a la Verdad. Esa
misma fe es la que me lleva ahora a pedir a que quien lea estas líneas pida por
su madre, por su familia, por él. La globalización lleva a que los alejados
sean próximos y así el prójimo recupere su cualidad intrínseca de cercano. No
importa que no los conozcáis, son hermanos. Un Ave María. Nada más. El Señor sabrá por quien pedís. Yo cierro este tiempo encomendando a esa madre a quien no
conozco a las manos de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro. Mañana, ante el
Icono, en PS, comenzaré la cuaresma teniéndoles presentes en misa y le pediré a San Alfonso que les eche una mano.
Animaos porque es una forma estupenda de que todos juntos
vayamos scalando en Familia.
Virgen Santisima del Perpetuo Socorro, madre Hermosa, Madre de Misericordia, Madre de Dulzura, tu que te preocupas por todos, por todos tus hijos sin esepcion alguna, humildemente dirijimos nuestra Mirada por a tu Santisima Presencia, oh!! Azucena Purisima, admirada por los Angeles, mas pura que los mismos Querubines, y te pedimos por nuestra Hermana, ayuda a toda esta familia en estos momentos, Madre Santisima, Virgen del Perpetuo Socorro, llenos de confianza oramos ante ti, por ellos, en espeial por esta hermanita con cancer, que las manos de los medicos sean guiadas por las tuyas Madre Bella, mira Santisima Madre que te lo pedimos por los meritos de la Pasion de tu Santisimo Hijo y por los mismo dolores que tu misma padeciste al pie de la Cruz. Gracias Madre Santisima por escuchar nuestras suplicas. Amen
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