"Él les
respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también
allí; que para eso he salido.»" Marcos,
1:38.
Esa
respuesta de Jesús a Simón es para mí una bofetada dialéctica en toda regla. Sé
que lo es por una cuestión meramente egoísta por mi parte, qué le voy a hacer,
pero es que yo lo de la itinerancia lo llevo fatal. Claramente no hablo del
roaming, sino de la cualidad de itinerantes de los misioneros. Creo que no
llegaré a tener nunca el desapego suficiente como para que no me afecte. Eso es
algo con lo que aprender a vivir, y aprender a vivir con uno mismo no siempre
es sencillo cuando uno es honesto.
A
veces envidio a esos clérigos anglicanos retratados en la literatura inglesa
que envejecían con sus feligreses y se hacían parte del paisaje de sus propias
parroquias. Acicate de la fe y parte de vidas y familias de sus parroquianos. Vidas
desgastadas por unas vidas concretas. Todo muy verde –el paisaje- y cuajado de
lavanda y heliotropo. Ese aspecto británico que tanto me gusta, con un toque genéticamente
posh. Y viene Marcos hoy a bajarme el telón de la película: the end. Esa idea
romántica, esa realidad romántica de vidas compartidas responde a una época en
la que el clérigo es el adalid único del mensaje del Evangelio, el único
poseedor del mensaje salvífico de Cristo, y el resto, los pobrecitos laicos,
meros receptores. Bajo esa misma idea no es la fe del individuo la que
realmente brilla sino en relación con la seguridad y amparo que nos proporciona
una persona concreta, que no es el mismo Cristo. Eso es casi como mantenerse en
una permanente situación de dependencia espiritual. Debemos aprender a ser autónomos.
Aprendizaje individual y sociológico. Aprender a ser autónomos en el seno de comunidades vivas, abiertas y entregadas, donde la fe se ve alentada en la de los hermanos. Autónomos sobre Roca con vidas en servicio.
Vivir
una experiencia de encuentro con Cristo, sentirse amado, sentirse redimido,
salvado saca al individuo de sí mismo. Ésta salida primera es la de un
individuo consciente de que por el bautismo fue instituido sacerdote, profeta y
rey -sin ser éstas palabras huecas-, de que por el bautismo todos los
cristianos tenemos igual dignidad. Un cristiano consciente de serlo es alguien
alegre y en salida permanente con su propia vida, en estado permanente de
misión. Un cristiano así es evangelizador además de receptor del mensaje del Evangelio.
Un cristiano alegre por serlo no puede sino querer compartirlo. Y Marcos mueve
hoy la tramoya: the end.
Cristo
no se quedó encerrado, anduvo predicando y vino a redimir a todos. Y hoy, esos
otros Cristos, son aquellos que como Jesús van a otra parte a predicar, que
para eso han salido… Acompañando, predicando, administrando los sacramentos,
aguantándonos, mostrándonos que es Él el Camino, no ellos. Abandonan afectos
como dejaron atrás tierra, familia y amigos… y yo llevando fatal la itinerancia
de otros…
Desde
ayer hay un nuevo Superior Provincial en la Congregación del Santísimo Redentor,
el P José Luis Bartolomé CSsR a quien, junto a los nuevos miembros del Gobierno
Provincial, como otros Simón, Santiago, Juan o Andrés, se le ha encomendado la
tarea de servir a la Congregación animando la Vida de los Redentoristas en
España. Pido al Señor que no os falte nunca la asistencia del Espíritu Santo,
que vuestra labor sea fecunda tanto ad intra como ad extra. Aliento, manos y afán de
colaboración no os van a faltar.
Que
unos lleguen quiere decir que otros se van. Que unos lleguen quiere decir que vienen de otros lugares. Corazones amoldándose. Y soy yo el que le da vueltas a la
itineracia. En fin.
Con ánimo y abrazo de bienvenida, aquí seguimos, scalando en
Familia.
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