Andaba yo a la mañana contemplando la maravillosa bahía de mi
ciudad natal y dándole gracias a Dios. Empezar un nuevo año junto a quienes
quieres es un privilegio, y hacerlo frente a la bahía de Santander es tener
ante los ojos un pedazo de la Creación tan incomparable que no puede sino
invitar a la meditación. El cielo por bóveda, Peña Cabarga como retablo y la
mar bella. No pude más que ponerme a pensar qué podía yo ofrecerle a nuevo año
que comienza, es decir, qué poder ofrecer a los demás, y entre eso y un
agradecimiento infinito al Creador se me fue el santo al cielo, y llegó la hora
de ir a la primera Eucaristía del 2015.
Alto de Miranda, parroquia de la Inmaculada, misioneros
redentoristas; en casa. Orando en Familia, compartiendo el Pan y la Palabra en
Familia. Saludos, abrazos y bendiciones en la sacristía. Primeras palmadas y
manos apretadas del año, los típicos “a ver qué tal se porta el 2015”
respondidos con un “a ver qué tal nos portamos con él”. Paseo de vuelta bajo un
sol magnífico. Mesa compartida. Y el run run que continúa. Siguen los
whastapps, alguno de ellos contribuye a alegrar más el día, y voy decidiendo
dejar de comerme la cabeza. Total, si el Señor acabará llegando con sus propios
planes trastocando los míos. Y me dio por preguntarme cuántas veces a lo
largo de los 365 días que acabamos de dejar a popa no fui capaz de reconocer
los suyos… en fin...
Y las felicitaciones se intercalan con fotos en diferentes
redes sociales. Esto de las redes sociales, internet y las nuevas vías de comunicación
encierran una grandeza ilimitada; yo, que soy rarísimo, lo veo como una consecuencia
más del mandato del Génesis, 1, 28. A través de esos medios se tejen redes de
oración, acción, solidaridad, hermandad, la inmediatez lo es en cuanto al
tiempo y la cercanía, se genera calorcito y se irradia Luz. Nos aproximan a prójimos y alejados y nos ayudan a mantener cerca a muchos seres queridos. En definitiva, comunión,
iComunión. Es algo que practicamos y tratamos de generar en iMisión, siempre en
servicio, distintos dones y diferentes carismas tendiendo redes. El caso es
que, a través de una de esas redes sociales, Facebook, me llegan noticias a
diario de la Misión abierta por los Redentoristas en Albania en 2014, que ya llevan
tres iglesias y son una comunidad de tres sacerdotes (por aquello de si alguien
se anima, que sepáis que sus caras de felicidad demuestran que sus vidas
merecen el “sí” de otros). Nada como la Familia, nada como un redentorista a
mano, y las redes acercan. Unas fotos compartidas hoy por el P
Laureano Sevillano del Otero CSsR desde Albania, desde un lugar llamado algo así como Larushk
Poshtë, nos muestran el recorrido que hoy han hecho visitando familias de la
zona y sus Belenes. Pues bien, la mayoría de esos belenes son realizados por
ellos mismo con cartulinas o imagino que lo que pillen. Sin duda la creatividad
y el amor de quien no tiene aquello que a nosotros nos sobra, dará como
resultado las figuras más hermosas que podamos imaginarnos. De eso no me cabe
la menor duda. Pero lo triste es que allí no tienen la posibilidad de comprar
belenes ni aunque tengan o tuvieran los posibles para hacerlo. De ahí al P
Laureano le ha surgido la idea de que guardemos figuritas, consigamos todas las
que podamos para enviárselas y que la próxima Navidad sus belenes aúnen el
amor, la fe y la ilusión que ellos pongan unidos al amor, fe e ilusión que
nosotros pongamos en conseguirlos y enviárselos. Aplaudo a Lauri y me uno
con toda la ilusión a su idea. La idea
ya está e imagino que se irá canalizando.
Algo tan simple como ésto me ha hecho darme cuenta de que el
Señor se manifiesta y nos da la oportunidad de darnos a cada paso. Por eso no
os voy a preguntar qué le vais a dar al Señor éste 2015 porque igual ni lo
sabéis, como no lo sé yo de manera concreta. Me quiero dejar sorprender y estar
abierto a pronunciar los fiat necesarios para ir los 365 días que tenemos por
delante scalando en Familia. ¿Y vosotros?
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