Scala News

viernes, 25 de diciembre de 2015

Habitantes del Imperio

He leído esta tarde un artículo de Jorge Bustos, “El misterio de Belén”, (http://www.elmundo.es/opinion/2015/12/25/567c26ca22601d33578b4615.html), publicado en la edición digital del diario El Mundo, que me ha llamado poderosamente la atención. Recomiendo su lectura.

“…Pero a partir del siglo I empiezan a pulular unos hombres que no solo dicen sino que hacen exactamente lo contrario. Inspirados por el ejemplo de su líder, bendicen a sus perseguidores, reparten sus beneficios y trasladan la esperanza a una vida ultraterrena incluso al precio del bienestar más inmediato, sin que quede clara la sensatez de la apuesta. Al principio no se les comprende. Pero después los romanos, peritos en hedonismo exhausto, comienzan a envidiar la intensidad vital que los cristianos logran extraer de esa conducta aberrante. Y prende en los habitantes del Imperio el deseo de ser como ellos.” El entrecomillado es del citado artículo.

Hoy ha nacido el Redentor. ¿Ha nacido en nosotros? ¿De verdad? Si respondemos que sí… ¿a qué estamos dispuestos…?

A veces tengo la sensación de que en lugar de ser los seguidores de ese “líder” nos hemos convertido en unos meros y ramplones “habitantes del Imperio”. Nosotros mismos nos dejamos envolver por multitud de banderías, dejamos que sean las ideas imperantes las que impregnen nuestro ser en lugar de llevar la esencia del Evangelio a nuestro mundo, al Imperio. Y lo que es peor, tratamos de ir impregnando, con suficiencia buenista, de esas ideas particulares a propios y ajenos.

No creo que sea ese el camino. Son las ideas, las ideologías, nuestro entorno laboral, amigos… es la vida propia la que ha de ser vista, experimentada y ejercida como la de unos absolutos locos. Es el ejercicio de nuestra vida, con humildad, sin suficiencias, el que debe ser un revolucionario ejemplo que atraiga a otros. Acercando el Reino a la tierra, por supuesto, pero con la Esperanza y la mirada puesta en esa “vida ultraterrena”.

El Niño, esa grandiosamente minúscula expresión de Redención, es uno de nosotros, un hombre de carne y hueso. Nada humano debe sernos ajeno, ninguna injusticia del tipo que sea, porque nosotros somos hombres y el Hijo de Dios se hizo uno de nosotros para regalarnos la Vida Eterna. Un regalo ofrecido a todos, aunque no todos lo entiendan. Es ese regalo y su anuncio, el anuncio de la Sobreabundante Redención, lo que ha de guiar el viaje que vivimos ahora. Poniendo en práctica el Evangelio, acercando el Reino a la tierra pero con la esperanza y la mirada puesta en la Resurrección. Sin añadir cargas, sin añadir tantos lastres que los hombres hemos ido acumulando a lo largo de la historia.

Hoy, ante el Niño, me pregunto si yo, en mi familia, en mi entorno socioeconómico y cultural, en mi barrio, desde mi opción política individual, en mi trabajo, con mis amigos, en mi ciudad ¿Soy un auténtico seguidor de ese “líder”? ¿Seguro? ¿Respeto las opciones de los demás o trato de imponer sutilmente las mías dejándome arrastrar por meras ideologías o intereses humanos? ¿Respeto o prejuzgo?


Hoy le pido a ese Niño, al Amor, al Redentor, que mi intensidad vital como cristiano sea de tal convicción que prenda en los habitantes del Imperio el deseo de ser seguidores de un bebé que morirá, por ellos también, colgado en un madero. ¿De locos? ¡Pues claro! Una maravillosa locura.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Imparable

No hay idiomas, no hay barreras, no hay obstáculos, no hay cadenas que no se puedan romper cuando se trabaja en un proyecto común, ese proyecto tiene como pilar la fe y como cauce un carisma compartido. Oras, te sientas, compartes, escuchas, hablas. La música la pone Alfonso y entonces, cantas.

Una #Familia. Diferentes miembros de una misma familia venidos de distintas partes de Europa. Altos, bajos, gordos, delgados, hombres, mujeres, religiosos, laicos; todos #Redentoristas Todos trabajando en Misión Compartida por los más abandonados, los más necesitados de auxilios. Por el anuncio de la sobreabundante #Redención #Imparable

Historia compartida, presente compartido y futuro por compartir. Común visión, común ánimo, común fuerza, común esperanza. #Comunión #Imparable

Italiano, esloveno, polaco, inglés, portugués, ucraniano, alemán, holandés, español. Un mismo acento: redentorista. Un mismo idioma: la fe. Con la ayuda de Dios y la fuerza del Espíritu esto es sencillamente #Imparable

Del 11 al 13 de diciembre ha tenido lugar en Madrid un encuentro de trabajo de miembros religiosos y laicos de la Conferencia Redentorista de Europa: Parnership in Mission. Simplemente eso.

No me interesa hablar ni de las ponencias, ni da las propuestas, ni de la práctica. Ahora quiero hablar de una Iglesia en movimiento, en gerundio, viva. Hablo de #Comunión, hablo de #donación, hablo de #generosidad, hablo de #esfuerzo, hablo de #entendimiento, hablo de #ilusión. Hablamos de necesitados; hablamos del mundo; hablamos de Vida; hablamos de Amor. #Imparable

Una visión, una misión compartida por miembros de una misma #Familia. Unos son religiosos; otros son laicos. Sin personalismos. Con naturalidad.

Jornadas coronadas por la Eucaristía que hoy ha retransmitido TVE2 desde el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, dentro de las actividades que conmemoran el 150 aniversario de la entrega del Icono a los redentoristas por parte del beato Papa Pío IX. ¡Dadla a conocer! Ahí nos pusimos, en los brazos del Perpetuo Socorro de María. ¡Y en Gaudete! http://www.rtve.es/alacarta/videos/dia-del-senor/dia-del-senor-parroquia-redentoristas-madrid/3405798/


Cuando mañana, en la oficina, me pregunten cómo he pasado el fin de semana simplemente les contestaré la verdad: en #Familia, scalando en Familia.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Un rey homosexual

Acabo de leer algo preocupante en una publicación de información religiosa en internet. Preocupante por sesgado y porque manipula la realidad de una manera torticera. No faltaría a la verdad si la interpretación de los hechos no estuviera relatada de manera que induce a un error insano de una manera premeditada.

La información se refiere a los mártires de Uganda y el titular es el siguiente: “Los mártires de Uganda, quemados y desmembrados por resistir el acoso de un rey homosexual”. Lo hechos son los que fueron y, siendo ciertos, uno saca la conclusión errónea de que Carlos Lwanga y sus compañeros alcanzaron el martirio por luchar contra la homosexualidad, y que uno de los principales problemas del rey Mwanga II de Buganda era su homosexualidad. Tanto como decir que santa María Goretti, mártir de la pureza, lo es porque Alessandro Serenelli era un heterosexual empedernido.

Mal. Muy mal. Por ahí vamos al desastre y la injusticia. Por ahí tratamos de inocular odio y formar en el error: deformar. El camino de la mentira es siempre el camino del mal. Una actitud nada evangélica; una práctica nada cristiana. El mal utiliza también carita de ángel (creo recordar que Luzbel era el más bello...¿no?). El mal es también sibilino e infiltrado.

Mwanga era un sinvergüenza, un violador, un asesino, un tirano. Tiranía y lujuria. Era negro y era homosexual, como podía haber sido blanco o heterosexual. Además era rey, como san Enrique; uno depravado y otro casto y santo.

“También en esto los mártires de Uganda nos indican el camino. Su fe buscó el bien de todos, incluso del mismo Rey que los condenó por su credo cristiano. Su respuesta buscaba oponer el amor al odio, y de ese modo irradiar el esplendor del Evangelio. Ellos no se limitaron a decir al Rey lo que el Evangelio prohibía, sino que mostraron con su vida lo que significa realmente decir «sí» a Jesús. Significa misericordia y pureza de corazón, ser humildes y pobres de espíritu, y tener sed de la justicia, con la esperanza de la recompensa eterna.

El testimonio de los mártires muestra, a todos los que han conocido su historia, entonces y hoy, que los placeres mundanos y el poder terreno no dan alegría ni paz duradera. Es más, la fidelidad a Dios, la honradez y la integridad de la vida, así como la genuina preocupación por el bien de los otros, nos llevan a esa paz que el mundo no puede ofrecer.” 

Las palabras de arriba (entrecomilladas y en cursiva) son del Papa Francisco en el santuario de los mártires de Uganda, en Namugongo. Otro tono, otro discurso. El bien brilla en cualquier caso; frente al mal, resplandece.

Cuando he leído la información que comento he pensado en los homosexuales que conozco, prácticamente todos católicos, y me han dado arcadas imaginando cómo se podrían sentir leyendo esa barbaridad.

Dios escribe derecho con renglones torcidos; el otro escribe torcido con renglones derechos. Tiempos complicados. Los diablillos andan enrabietados soliviantando el mundo. Asesinatos, profanaciones, exposiciones blasfemas, atentados, guerras, maltratos, opresiones, corrupción, aborto… Cizaña. El mal fuera y dentro.


Oración y misericordia.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Tirso Cepedal CSsR D.E.P.


Escribo a vuela pluma. Me acaban de comunicar el fallecimiento del P Tirso Cepedal CSsR. Lo primero que he hecho ha sido rezar por él y lo segundo rezarle a él. Un hombre bueno. Extraordinariamente bueno. Una cabeza impresionantemente amueblada; en ella atesoraba la historia viva de la Congregación. Inteligente, culto, brillante, sereno, sensato. Su inteligencia, sus dotes como teólogo o escritor no son nada comparadas con su bondad.

Le acompañaba todo, empaque, estatura, esa voz profunda y monacal, y la natural inclinación al bien que transmitía.

Era un remanso de paz. Verle ya tranquilizaba al espíritu indómito y suavizaba el día más áspero. Educado; educadísimo. Un caballero en la más profunda y elevada concepción de esa palabra. Un señor de los que, desgraciadamente, cada vez van quedando menos.

Le conocí ya mayor. Recuerdo que un día en PS, casi recién aparecidos por el Santuario, cuando yo no sabía aún ni cómo se llamaba, me llamó y me preguntó por mi mujer y mis hijas. Él ya sabía el nombre de cada uno de nosotros. Pasado el tiempo, su felicitación cuando hice la promesa como MLSR… uffff.

Un hombre total. Un sacerdote inmenso. Un redentorista… ¡qué redentorista!

Cepedal ha sido un regalo para la Congregación y para la Iglesia. Un regalo para todos y cada uno de quienes hemos tenido la fortuna de conocerle. Más allá de su obra, la siembra de una larguísima vida, activa hasta el final, ha dado frutos por cada uno de los lugares por los que ha ido pasando. Una vida plena y generadora de Vida.

La comunión de los santos… Desde el cielo continuará generando Vida. Desde el cielo este redentorista pleno, continuará cuidando a la Congregación. Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y san Alfonso habrán salido a su encuentro y ya verá cara a cara a su Redentor. Que goce de la contemplación de Dios por los siglos de los siglos.

Os dejo este breve artículo que escribió hace tiempo para OMP: http://www.omp.es/OMP/misioneros/carimasmisioneros/archivo/Congregacionsantisimoredentor.htm

P. Tirso Cepedal CSsR, descansa en Paz.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Cristo humillado

Trato de buscarlas pero no encuentro las palabras adecuadas para definir lo que sentí ayer al ver las imágenes de la profanación diabólica que tiene lugar en Pamplona. Un individuo, cuyo nombre me voy a abstener de mencionar, se dedicó a ir a 242 eucaristías, acercarse a recibir la Comunión y conservarla para, con las 242 formas consagradas, distribuirlas por el suelo formando la palabra “pederastia”. A eso pretender llamarlo arte. No lo ha hecho sólo. Lo hace él en primer lugar, quien paga y encarga la exposición, quienes sostienen a quien la encargó... quienes callan. Satanás actúa, no descansa, y en estos tiempos parece estar especialmente enrabietado. El mal en estado puro.

Deleznable. A parte de un delito tipificado en el código penal, un acto repulsivo y gratuito de ofensa a los católicos, una profanación continuada del Cuerpo de Cristo. Pena. Se ha dicho mucho en las redes sociales al respecto para regocijo del autor y, a riesgo de continuar alabando su ego enfermizo, no me resisto a plasmar mi repulsa más triste y enérgica.

Una pena tremenda la ofensa, una pena tremenda ver el Cuerpo de Cristo mancillado de semejante manera. Permanecer callado es como permanecer callado e impasible ante la Cruz. Lo haré a menudo en cada una de mis lamentables caídas cotidianas, pero me niego a negarlo tres veces con mi silencio. Habrá a quien no le guste lo que voy a decir, pero es como permanecer callado ante 242 abusados, ante 242 mujeres maltratadas, ante 242 niños obligados a ser soldados, ante 242 muertos de hambre, ante 242 niños abortados, ante 242 pobres sin salida, ante 242 tristes sin consuelo, ante 242 inmigrantes en busca de futuro, ante 242 necesitados de auxilios.

Dan arcadas. Y pena.

Una pena doble. Me he tomado la molestia de googlear el nombre del individuo en cuestión. He descubierto a un hombre enfermo, como él mismo dice. Ingresos psiquiátricos, intentos de suicidio, incapacidad para la empatía… “si alguno de mis amigos muriera a mí me daría igual”. Hijo no deseado de una prostituta heroinómana que continuó pinchándose durante el embarazo. Frialdad absoluta capaz de cualquier barbaridad. Confieso que he caído en la tentación de rezar por él; y de hacerlo con fe. Mea culpa. Pero a la oración y peticiones que en ella haya realizado se le une también la petición de justicia en la tierra. Él, quiéralo o no, habrá de juzgarle y la sentencia no me corresponde pues la Redención es un regalo que alcanza a todos, sólo hay que aceptarla. “Vete y no peques más”.

Pero antes está Dios que todos los santos. Una vez más humillado, una vez más prendido, una vez más azotado, una vez más coronado de espinas, una vez más crucificado. Mi reparación personal viene de la oración. Éste jueves, durante la Adoración en PS tendré presentes esas 242 formas tiradas por el suelo. Y tendré presente a quien realizó el acto diabólico y se jacta de ello. Allá cada cual con su silencio o su aquiescencia.

Una consideración más. A la hora de dar y tomar la Comunión, quien comulga, sea en la mano o en la boca, ha de hacerlo delante del ministro de la Comunión. Y esto no siempre es así.

Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.
Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.

Amen.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Robándole horas al tiempo

Yo no sé cómo resultará, no tengo ni idea. Pero conozco la ilusión del grupo de personas que lleva ya semanas trabajando. Conozco su fe, su esfuerzo, sus risas y su entrega. Sé que le roban horas a los días y multiplican sus manos. No son un grupo cualquiera; son una Familia trabajando junta y con un propósito común, la solidaridad que anuncia el Evangelio, la solidaridad que se hace Camino de Esperanza para los más desfavorecidos.

Una comunidad especial, un grupo de pequeñas luciérnagas que se afanan por reflejar Su Luz a toda potencia, habituada a ir por la Vida como conjunto y de manera individual generando Vida, scalando en Familia. En la parroquia santuario del Perpetuo Socorro de Madrid huele a música, a alegría y a entrega; a fe, esperanza y caridad. Libreto, música, bambalinas, atrezzo… todo es oración. El próximo viernes 27 de noviembre, a las nueve y media de la noche, tendrá lugar el ya tradicional Concierto Solidario a beneficio de Asociación para la Solidaridad, ONGd que es cauce de toda la Provincia Redentorista española para la colaboración con el desarrollo de los Países del Sur.

La fe y el ejercicio de la fe que es la propia Vida no es algo triste, todo lo contrario. La fe y el ejercicio de la fe que es la propia Vida no es algo trasnochado. La Vida, cuando es vivida impulsada por la fe, es una explosión de alegría. No, no somos ingenuos; la vida es también dura. Altibajos, caídas, privaciones, sinsabores, incomprensiones, soledades… todo iluminado por la Redención, por la Misericordia del Señor que refuerza y da Esperanza al Camino. Es el Señor, es el hermano, es la comunidad quienes nos sostienen. Es en el hermano y en la Comunidad donde encontramos a Cristo, ergo nuestras manos, nuestra mirada, nuestro tiempo han de ser la manos, la mirada y el tiempo de Cristo para otros.

Admiro a esa gente. Admiro su fe, su entrega, su misión. Gracias a ellos muchos vivimos la alegría y gracias a lo que recauden los pobres de los pobres podrán aliviar un poco privaciones, sinsabores… Todos podemos contribuir a ello. Un pequeño esfuerzo que, sumado al de otros, hacen que año tras año la recaudación aumente y se pueda servir cada vez a más personas. Admiro a Dori, a Javi, a Tito, a Ana, a Manuela, a Eva, a Gonzalo, a María, a Enrique… a todos ellos. Vencen miedos, timideces; dejan atrás complejos absurdos. Y este año, además, homenajearán a la Perpe, en la conmemoración del 150 aniversario del encargo del Papa Pío IX a los Redentoristas: “dadla a conocer por todo el mundo”… y desde hace 150 años la Congregación propaga la devoción al Icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de manera incansable. Ahora, este grupo de laicos de una concreta parroquia redentorista, robándoles horas al tiempo, ponen su grano de arena.


Os animo a que el próximo viernes 27, a la 21:30 horas os acerquéis a pasar un buen rato y contribuyáis económicamente con lo que podáis. Algún hermano a quien no conocéis os lo agradecerá. ¿Dónde? En la calle Manuel Silvela 14 de Madrid, en Chamberí. ¡Os esperamos!

miércoles, 18 de noviembre de 2015

99 en misa...

“Cristo deja a los 99 que van a misa y va en busca del que abandona la Iglesia”. Acabo de leer esto en twitter y me ha impactado. Lo ha tuideado @Diaconos_perman. Diáconos permanentes; telita.

Deja a las ovejas en el redil y va a por la perdida. No hay nada nuevo en ello. Pero la imagen de los 99 en misa me ha hecho pensar. Nada mejor en un tuit: que te empuje a pensar, a dudar, a cuestionar esquemas preconcebidos, a dialogar. Sólo así uno crece: pensando, dudando, cuestionando, entrando en diálogo con los demás.

Creo firmemente que como cristianos debemos no solamente permanecer y sentirnos bajo Su mirada, debemos devolverle nuestros ojos para mirar el mundo como Él, que nuestros manos sean las suyas para otros, que nuestro tiempo sea el suyo para quien lo necesite. Siendo esto así esos 99 en misa han de ser 99 en busca de quien abandona la Iglesia, 99 en busca de quien duda, 99 en busca de quien se encuentra perdido. Cada uno encontrado se suma a los 99. Un crecimiento exponencial. Una Iglesia en salida llevando ovejas al aprisco cerrado. También en las redes.

¿Lo hago? ¿Lo hacemos? De facto y con el ejemplo coherente de nuestras propias vidas. De manera individual; como matrimonio; como familia. ¿Lo hago? ¿Lo hacemos?

¿Me contento conmigo mismo, con mi mujer, con mis hijas? El día de mañana ¿Qué le diré? “Te presento mi vida como esposo, como padre”. ¿Simplemente? Me da la sensación de que es como tenerla guardada en un pañuelo y devolvérsela tal cual, como la moneda del empleado holgazán del Evangelio de hoy (Lc 19, 11-28). Esa es mi obligación, mi misión primera: mi matrimonio, mi familia, la Iglesia doméstica. Pero precisamente por eso, por Iglesia, también debe serlo en salida.

¿Qué hago con mi onza, con mi vida? ¿Cómo la voy administrando? ¿Crece? ¿Produce? ¿Genera Vida? O la atesoro solamente para mí mismo…

¿Qué hacemos con nuestras Vida? Desde el acto más nimio a las cuestiones más complejas. ¿La gestionamos mirándonos al ombligo o con Cristo en el corazón y el corazón en el horizonte?

A cada uno nos ha dado una onza, la propia Vida. “Negociad mientras vuelvo”. Y vuelve.


Pues eso… Y en gerundio, scalando en Familia.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Como un cedro del Líbano

Un dolor profundo e intenso. Conozco bien París, ha sido mi casa, mi ciudad. Mi mujer y mis hijas están cuajadas de apellidos franceses, son también descendientes de esa gran nación. Conozco al pueblo francés, su historia, su lengua, su literatura. Sus luces han iluminado a una gran parte del mundo occidental a través del Código Napoleónico que tanto influyó no sólo en nuestro Derecho Civil sino en el Derecho comparado; la identificación de la libertad, igualdad y fraternidad estarán siempre identificadas con Francia, a pesar de las atrocidades cometidas en su consecución durante la Revolución y que regaron aquel país de mártires y santos, desde San Jacobo Laigneau de Langellerie a Santa Francisca Mézière.

Todo eso da igual, exactamente igual. Lo de ayer no ha sido un ataque a Francia ni a su pueblo, lo de ayer fue un ataque al mundo occidental asentado en la cultura judeocristiana. No solamente eso, lo de ayer es un exponente más del calvario que atesoran la mayoría de los refugiados que se agolpan a la puerta de nuestra casa, porque ataca también a los nacionales de países musulmanes más o menos moderados. Un acto de guerra demoníaco. Es un acto del mal en estado puro. Lo que le pasa al mundo es que el mal está rabioso. El enemigo es claro: la Yihad.

Los gobernantes tienen la obligación de defender con todos los medios posibles a sus ciudadanos. Con todos. No caben ni buenismos ni palabras melifluas. No se puede ser pusilánime. El bien ha de ser contundente, radicalmente contundente. El bien puro debería ser en sí mismo suficientemente contundente.

Las declaraciones internacionales de condena contribuyen a hermanar a las gentes de bien. Cierto. Pero seré muy claro, es una opinión exclusivamente personal, pero clara. De nada me sirven declaraciones como las de Arabia Saudí cuando en aquel país no puede haber un templo cristiano, cuando en aquel país la conversión de un musulmán al cristianismo conlleva la muerte; esas declaraciones de repulsa me parecen una tomadura de pelo. No por ser musulmanes, sino por su fundamentalismo. Los esfuerzos conciliadores de, por ejemplo, la Casa Real jordana, tienen todo mi aplauso, pero no dejan de ser una excepción.

Tratan de colonizarnos con el becerro de oro del petróleo y las magnificencias de los países boyantes del Golfo mientras la pasividad reina ante la infiltración de terroristas en occidente, muchos educados en nuestros propios países, nacidos aquí. Y mientras tanto nos debatimos entre cerrar las fronteras a los oprimidos y eliminar símbolos cristianos para no ofender… No se trata de eso. Vienen en busca de una vida, de un futuro, de paz, no a reproducir sus lugares de origen en nuestros territorios; no es cuestión de rebajar los mínimos de nuestros valores o nuestras creencias, las que sean. Es más, la fortaleza de nuestros valores es lo que asegura la pervivencia de la concordia, la democracia y las libertades, también la libertad religiosa.

El mal avanza mientras valores y fe parecen licuarse. Lo digo con paz y sin resquicio de odio. Pero, mientras el mal avanza, la fuerza de los estados es el Derecho y su contundente aplicación. Mientras el mal avanza la fuerza de los individuos es la sensatez y la cordura. Mientras el mal avanza la fuerza de los cristianos ha de ser precisamente eso, Cristo y su Buena Noticia.

Una fe robusta nos ha de llevar ha redoblar la oración, la caridad, la Vida coherente que atraiga a otros. El anuncio de la Redención con nuestra Vida, con la Palabra y con los símbolos que nos identifican y hacen visibles. No se contemporiza con el mal; a los espíritus inmundos se los expulsa en Su nombre.

Cierro los ojos y me veo tantas veces de rodillas en Notre Dame, Sacré Coeur o Saint George de la Villette que es casi como si estuviera allí. Hoy rezo por los muertos, por sus familias, por la conversión de los asesinos y también por la de Occidente. No puedo evitar pensar en el gran pecado de Judas, no dejar acogerse por la infinita Misericordia de Dios, no creer en la Misericordia, en la Redención.

Las campanas que hoy tocan a muerto lo harán un día a gloria. Rezo y me quedo con estas palabras del salmo 91 de las Laudes de hoy:

“El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano;
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.”


Que nuestra Vida y la sangre de tantos mártires derramada en nuestro tiempo vayan dando fruto.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Cumpleaños de una #Parroquia

“Hoy cumplimos 50 Años como #Parroquia Oramos por cada párroco, misionero y feligrés a lo largo de éste tiempo dando gracias a Dios por ellos”. Con estas palabras comunicaba en la redes sociales mi parroquia, el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, que cumplía 50 años. Sencillez, alegría, oración, agradecimiento en gerundio a Dios… Una parroquia Redentorista, misionera.

Me parece un día magnífico para cumplir años. El santuario tiene muchísimos más, pero hace 50 que somos parroquia. Y cumple años el día de todos los santos ¿no es una maravilla? Me permite regalarle una oración por todos los santos de la parroquia, no solamente San Alfonso, el fundador de la Congregación del Santísimo Redentor, no solamente los Beatos Mártires de Cuenca que reposan en la capilla del Santuario. Hoy recuerdo y oro por esos santos anónimos que han pasado y pasan por la casa, por la parroquia. Misioneros cuyos nombres muchos tenemos en la cabeza y permanentemente en el corazón; laicos que se desviven por su parroquia, por sus curas y por el resto de feligreses; esas ancianas que pasan horas a oscuras ante el sagrario; jóvenes que crecen y ayudan a crecer en la fe a niños y otros jóvenes; catequistas y catecúmenos. Tantas y tantas personas que con su fe, su vida y su ejemplo sostienen la fe y la vida de tantos. En gerundio, caminando a la santidad.

No son simples nombres. Los santos lo son porque lo fueron en vida. Con alegría, con normalidad, con sencillez; santos bilocando como san Alfonso o con estigmas como el Padre Pío no hay muchos, pero evidentemente los hay, obviarlo o ridiculizarlo no es más que una necedad. Los santos de los que hablo ahora, los santos de andar por casa en casa, en PS, son santos del día a día, santos de la normalidad más absoluta; santos de la sonrisa, la bronca, el tiempo, la escucha, la oración, la entrega, la bolsa y la Vida. Reflejos de Luz que nos alumbran casi sin que nos demos cuenta. 

Santos que abrazan su suerte o su infortunio por y para los demás; santos orantes; santos currantes. Santos divertidos, comprensivos. Santos débiles; débiles santos que no se cansan de levantarse y levantar a otros. Anónimos con nombre y apellido que desparraman la fe de la Iglesia en la parroquia y van implementando en sus vidas y las de los demás el carisma Redentorista. Santos de a pie; santos de barrio, del de Chamberí como pudiera ser cualquier otro barrio de cualquier otro punto del globo. No hablo solamente de los misioneros redentoristas, profesos o laicos. Hablo de quienes son laicos redentoristas porque viviendo su fe en una parroquia redentorista tienen el carisma fusionado en su ADN espiritual. Los pobres que piden, los niños que crecen, los jóvenes que cantan, los adultos que caminan y los mayores que sostienen. Orando, misionando, sosteniendo el templo, scalando en Familia.

En el día del cumple de mi parroquia, de PS, les pido a los santos del cielo por los santos de la tierra, los de aquí, de mi parroquia y mi barrio. A los santos del cielo les pido para que nos ayuden a todos a serlo.


¡Vivan los santos vivos! Porque todos los santos lo están.

domingo, 18 de octubre de 2015

Caballo de Troya

Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: No todos vosotros estáis limpios.” Jn 13,11

Un infiltrado en sus filas, Jesús sabía que había uno, y quién era. Lo sabía y compartió el pan en la Última Cena. Judas era ya el pecador que entregaría a Cristo aunque aún no hubiera perfeccionado el contrato, y el propio Cristo, sabiéndolo, lo sentó a la Mesa.

Infiltrados los hay también hoy en la Iglesia. Infiltrados los hay también en los campos de refugiados. ¡Claro que los hay! No creo que nadie dude de eso. Y por supuesto que es labor y obligación de los Gobiernos y los Estados proteger y defender en primer lugar a sus nacionales. Es una obligación natural y no deberían hacer dejación de su cumplimiento. Pero su cumplimiento no habrá de ser obstáculo para dar satisfacción a los Derechos Humanos de quienes huyen de la guerra, la barbarie y una muerte segura; aunque haya infiltrados entre ellos. Conjugar ambas obligaciones compete a quien compete, y en las democracias los elegimos nosotros. El pasado día 16, festividad de San Gerardo Mª Mayela, en Budapest se ha estado homenajeando a Ángel Sanz Briz, un diplomático español, Justo entre las Naciones, que durante la Segunda Guerra mundial salvó a unos 5200 judíos en la Hungría ocupada. Conjugó bien, muy bien; arriesgando su vida. No miró para otro lado ante el dolor de tantos y comenzó expedir pasaportes españoles a los sefardíes húngaros. Lo hizo en virtud de un Real Decreto del directorio de Primo de Rivera de 1924 que no había sido derogado. Eso al principio, porque acabó haciéndolo a cualquier judío perseguido. Eran personas perseguidas; punto. Un cristiano arriesgando hace no tanto en el mismo país que hoy cierra fronteras.

Natural es para todo sacerdote, profeta y rey, para todo bautizado, seguir el Evangelio con la palabra y con el ejercicio diario de la Vida. Dar cumplimiento al Evangelio supone también acoger y alentar la acogida al extranjero, dar posada al peregrino, agua al sediento, pan al hambriento, vestir al desnudo, consolar al triste... …ser misericordioso y limpio de corazón. Y hacerlo sin preguntar ni de dónde vienen ni adónde van. No es simplemente una obligación más o menos abstracta de la Iglesia, lo es concreta y de todos y cada uno de quienes la formamos. De no hacerlo seremos los más grandes hipócritas. ¿O no?


¿Infiltrados? Los hay, los habrá. ¿Porcentaje? Ni idea, pero son muchos más aquellos perseguidos. Hombres huyendo buscando nuestra ayuda. No me pregunto ahora por qué no se deciden a acudir a otros países de cultura similar o idéntica religión. La realidad es que llaman a la puerta de casa; de la nuestra. 







¿Quién llama a la puerta de casa? 

Mateo 25, 35

jueves, 15 de octubre de 2015

Descubriendo a un cura

Nada como ponerse ante el Señor; sin más. Un pedazo de pan en la custodia. Cristo y uno mismo. Todo se desvanece. Las piezas se reestructuran y la cabeza no para de comunicar, serena y veloz. Rodeado de fieles, pero somos uno mismo y Él. Una multitud. Casi sin saber si pides, escuchas o simplemente cuentas; sabiendo que eres todo para Él.

Hoy ha sido la primera vez que he podido ir a la Oración ante el Señor en PS desde que comenzó el curso parroquial. Celebramos a Santa Teresa, tan querida de San Alfonso y ahí estaba yo, en una casa Redentorista preguntando: ¿Qué mandáis hacer de mí?

¿Yo? No, nosotros, todos los feligreses congregados en la Capilla. Todos, con esa fe sencilla que se sostiene en la de quien tienes junto a ti. Sostén de uno a otro que va formando la roca de una comunidad.

Hoy la oración la ha dirigido el P. Jesús Hidalgo CSsR, nuestro párroco; nuestro nuevo párroco. Ha sido para mí todo un descubrimiento. Uno no acaba de conocer a la gente cuando la gente regala de continuo nuevos dones que, de puro luminosos, pueden pasar desapercibidos si uno se muestra ciego. Pero en semejante situación se mira con los ojos del corazón, limpios, nítidos y sinceros. De repente me he visto escuchando a Jesús, primero de rodillas ante la Custodia, luego de pie, más tarde mirándonos a todos y a Él, como conduciéndonos directamente al corazón de Cristo. Lo hacía con el gesto y de manera rotunda con la palabra. He descubierto la profundidad serena y alentadora de mi párroco.

Por un momento me he imaginado al autor de las Visitas al Santísimo, Alfonso, comentando con Teresa, en su día, lo grande que era ese hijo suyo enviado a apacentar el rebaño al que yo pertenezco. Descubrir a la persona, al sacerdote, al misionero es adquirir otra perspectiva sobre la itinerancia; es saborear dones nuevos que de manera individual se encauzan en un carisma común. Y he dado gracias. He tenido la suerte de darle gracias a Él, en persona, por el P. Jesús. Y por un momento me he dado cuenta de que ya no estaban ni mis problemas ni mis planes, que era a él a quien ponía a sus pies; a Jesús y a toda la Congregación.

Todo está en orden; en paz. He podido disfrutar de una nueva cita de cada jueves. En Familia. Así me quedo, descubriendo a mi párroco; descubriendo a un cura, a un misionero.

Pero quizás eso sea poco. De modo que os animo a acercaos al vuestro. Hablad con él, sed cercanos y dispuestos. ¿Os habéis preguntado si a veces se siente sólo, si necesita algo? En demasiadas ocasiones solamente nos acercamos para quejarnos. Dejemos las quejas a los pies del altar y ofrezcámonos para resolver los problemas de otros. Así los nuestros desaparecen.


Ésta noche ni oración, por Teresa, será breve: ¿qué mandáis hacer de mi?

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Dando gracias

Cinco minutos. Solamente cinco minutos para dar gracias en persona por un buen mes de septiembre. Nuevo trabajo para mi mujer y para mí y la vida en orden. Lo de la vida diaria en orden es un regalo del que no solemos darnos cuenta por lo cotidiano, por lo normal. Cada pequeño regalo de nuestro día a día es un pequeño regalo; un pequeño e inmerecido regalo. Quizás no nos acordemos a menudo de agradecer porque en el fondo nos pensamos que las pequeñas menudencias de la vida nos son debidas. Cuando realmente todo es simplemente un regalo. Ir y agradecer al Señor y a la Perpe en persona es lo mínimo. Desde allí mismo publiqué un tuit que no decía más que “dando gracias”, con una foto del móvil de la capilla de la Coronación del Santuario.

Muchos son los que no tienen esos pequeños regalos, esos instantes de paz o de serenidad quizás porque nosotros no se los regalamos. Demasiada tirantez, demasiada prisa, demasiado egoísmo, demasiado a lo nuestro. No pensar en el otro, no ponerse en su lugar, ignorarlo, es una especie de pecado de omisión. Un sentido “¿cómo estás?”, una sonrisa, un “buenos días”, un “gracias”, un contar hasta tres y morderse la lengua, ese comentario hiriente que nos ahorramos, el reproche que no hacemos… Comprender al otro, respetar al otro, no juzgar al otro, ayudar al otro, sobrellevar al otro… … Amar al otro. Gestos que no cuestan nada, que son gratis y que podemos regalar. ¿Por qué no hacerlo?

Yo tenía mucho que agradecer. Inmerecido y gratuito. Inmediato, cercano, y no tanto. Agradecí una llamada de hace ya tiempo de Santi Casanova, alguien realmente entregado y desprendido, invitándome a participar en iMisión. Un Regalo con mayúsculas, él e iMisión. Éste fin de semana casi todo el equipo se reunirá en la provincia de Madrid para preparar el curso. Yo no podré ir; me duele. Me acercaré con mi mujer y mis hijas el domingo. ¡El mejor día! Os pido oraciones por ellos. Las debilidades de cada uno suman las fortalezas de un gran proyecto. Apoyad con la oración.

A uno, a veces, le pesa no llegar, no poder, no saber multiplicar el tiempo ni las fuerzas. Pongo ese peso a los pies de la Misericordia y lo balanceo con la oración. La fe cuesta; la fe lleva al descanso. Les pongo a todos en manos del Perpetuo Socorro de María y les encomiendo a un inmenso misionero, San Alfonso. ¡Cuántas veces lo he imaginado tuiteando su Teología moral! Si normalizó como lo hizo el lenguaje en las homilías en pleno siglo de las luces para acercarlo al pueblo qué no habría hecho de haber conocido internet, las redes sociales, la iEvangelización…


En fin, que os pido ese pequeño regalo para iMisión y cada uno de sus miembro. Desde ya os lo agradezco. Acabo como empecé, dando gracias.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Javier Aranguren Echevarría

Voy a hablar de alguien a quien apenas conozco. Soy tan osado que en ocasiones me permito esos lujos. Compartimos algunas horas hace unos tres o cuatro años en casa, en Cabezón de la Sal. Es hermano de un gran amigo y, por lo que voy descubriendo, mucho más que un buen hombre. A veces pareciera que la bondad, como en éste caso, se derrocha en algunas familias casi al completo. Se llama Javier Aranguren Echevarría.

Hoy, día en que los redentoristas celebramos al Beato Gaspar Stanggassinger (http://www.redentoristas.org/redentoristas/santos-y-beatos/gaspar-stanggassinger), sacerdote, profesor y encargado de estudios del Seminario Menor de Dürnberg a finales del siglo XIX, me he acordado de éste otro profesor, Javier. No le he recordado por azar. Casi a diario sigo sus cuitas en su perfil de Facebook. Me he suscrito a su perfil para ir creciendo admirado y, a cada relato, tengo la sensación de estar descubriendo a alguien enorme.

Javier sigue el carisma de San Josemaría Escribá de Balaguer y el pasado 26 de julio volaba hacia África. Lo hacía con billete de ida. No hay fecha de regreso. Esas son las cosas del Espíritu; ya decidirá cuándo ha de regresar o adónde irá después. Javier se ha convertido en un misionero en Kenia que, mostrando su día a día en una red social, lo hace también como iMisionero.

Sencillez en las palabras, magníficas imágenes, naturalidad a raudales y sentido del humor. Nos muestra el mundo de la pobreza a los cómodos occidentales; denuncia las injusticias y las desigualdades. Parece que su vida allí se descubre un auténtico caminar del Evangelio que muestra ese Camino a los abandonados a los que sirve, también, como profesor. Esos niños y sus familias encuentran en los surcos que dejan sus pies pequeñas lucecitas que les guían. Abandonados, necesitados de auxilios materiales y espirituales. ¡Y qué sonrisas!

Las imágenes que comparte son la expresión viva de la felicidad, como lo son las palabras con que él las ilustra. Esa felicidad que es nexo común de todos los misioneros que conozco la descubro en él con admiración y respeto.


Hoy os dejo una tarea, en la festividad de Gaspar, pedidle por Javier. Él los une.

lunes, 21 de septiembre de 2015

La Cruz comunista

Confieso que he encontrado sentido a la Cruz con la hoz que Evo Morales regaló al Papa Francisco, y lo he encontrado precisamente con la visita del Papa a Cuba.

Es la tercera vez que Pedro visita la Isla:

·    En la persona del Papa santo Juan Pablo II. Un Papa que padeció el rigor del régimen comunista y que influyó de manera contundente a su caída en el seno de Europa. “Que Cuba se abra al mundo con todas sus magníficas posibilidades”.

·   En la persona de Benedicto XVI, el Papa teólogo. “Luchen por una sociedad abierta y renovada”.

·   En la persona de Francisco, un papa hispanoamericano. “Pueblo con heridas”, “No se olviden”, “soñá que el mundo con vos puede ser distinto, soñá que si vos ponés lo mejor de vos vas a ayudar a que éste mundo sea distinto”, “no te arrugues”, “La esperanza es sufrida”, “juntos buscando la esperanza”, “no tirarnos piedras por lo que nos separa”, “nunca el servicio es ideológico, ya que no sirve a ideas, sino que sirve a las personas”.

Siempre Pedro.

Distintas formas, distintas maneras, distintos ritmos, la misma Buena Noticia.

“El espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido, me ha enviado a anunciar a los pobres el Evangelio, a proclamar la liberación de los cautivos y la vista a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.” Lucas 4, 18-19

Si pienso en Albania, en Afganistán, en China, en Camboya, en Corea del Norte, en Vietnam, en la antigua Unión Soviética, en tantos países de África, en tantísimos lugares del mundo y, también, en Cuba, encuentro sentido a esa hoz a los pies de la Cruz. Tantos muertos, oprimidos, encadenados, abusados, presos, niños, prostitutas, homosexuales, todos los marginados y perseguidos por ese régimen y las estructuras generadas por él a lo largo de su historia, regados por la sangre de Cristo. Regados ellos y los opresores. Porque la grandeza de la Cruz, la Redención, se nos ofrece a todos. Opresores y oprimidos por cualquier régimen totalitario, por cualquier estructura de poder injusta, por cualquier estructura económica opresora, también por el comunismo.

Venid a mí todos los que estéis cansados y agobiados. Hoy todos esperan palabras de consuelo, ternura y esperanza por parte de ese padre que es el Papa. Los tiempos son distintos, entre otras, cosas por el influjo de los dos anteriores. A tiempos diferentes no se puede llevar la esperanza de la misma manera, con igual lenguaje, con idénticos gestos. Cristo maneja el timón de la Iglesia y el Espíritu elige a su Cabeza. Eso siempre lo he visto, y hoy brilla en éste viaje. La esperanza se muestra en palabras sutiles y conciliadoras. “Entonces los justos brillarán como el Sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos que oiga” Mateo 13, 43. Pues eso, el que tenga oídos que oiga.
Sutileza en las palabras y sutileza en los gestos.


Hay un gesto de cura hacia un anciano al final de sus días que me parece sensacional por tierno, por profundo, por sutil. Un simple cura con un anciano que actúa como un cura con un simple anciano. Que Francisco regalara a Fidel un libro y dos CD del Padre Armando Llorente SJ, el profesor de Castro exiliado a causa del régimen y que anhelaba poder confesarle y que recobrara la lucidez, es como decirle, “conviértete” o “¿quieres confesarte?”. Hacerle ese regalo es ofrecerle en un gesto la Redención de Cristo. Un Papa y un dictador. Ojalá llegue a reaccionar como Dimas.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Vocación Redentorista


Es la una de la mañana. No son horas, o sí.

O cada uno es muy peculiar, que todos lo somos, o Dios se las ingenia para llamar a cada uno a su manera, a su ritmo, en su lugar y por su camino.

Hemos iniciado el encuentro de Agentes de Pastoral de la Familia Redentorista, de los distintos puntos de la geografía nacional y de diferentes estados de Vida. Pero en la misma Familia, en la misma Iglesia y compartiendo un mismo carisma.

El Señor sigue llamando. A unos a través de la liturgia, a otros por el sonido de unas campanas, una película, una mirada... Yo qué sé. A cada uno a su manera y, estoy convencido, de que atendiendo a sus debilidades, sus dones, sus necesidades...pero sobre todo atendiendo a las necesidades de su rebaño.

No nos engañemos, la llamada no es exclusivamente a lo que conocemos como Vida Religiosa o Sacerdotal. La llamada es personal y de seguimiento directo e individual a Cristo. A Él, por todos, pero a Él.

La donación se puede dar diferentes maneras. Como consagrados y como laicos. Yo pertenezco a una familia concreta. No me refiero a mi, si no a mi familia nuclear, mi mujer y mis hijas. Como familia pertenecemos a la Familia Redentorista. No producto de la casualidad, consecuencia de la respuesta a una llamada concreta de manera individual y familiar. Es un hecho, un gozo y un servicio.

¿Porqué cuento esto ahora y desde el móvil? Porque hay cosas que uno se ve empujado a compartir. Y cómo no compartir la alegría de la Redención.

No se puede vivir a espaldas de uno mismo.

La grandeza de los carismas pluricentenarios es que no se encapsulan en sí mismos; son revoluciones del Espíritu vivas, que avanzan con el sensus fidelium, de acuerdo a los tiempos. Son útiles y vivas en tanto que son capaces no sólo de dar respuestas, si no de generar preguntas que Cristo responde en cada momento concreto de la Historia de la humanidad. Si fueran estáticas serían estériles. Son opciones abiertas y concretas, caminos ofrecidos en la historia de la Salvación y para propia salvación y superaciones humanas.

En una sociedad como la actual, interconectada, cambiante, hedonista, complejamente simplista, cada respuesta según el Evangelio a cada pregunta concreta es una respuesta eficaz. El problema, muchas veces, es que el individuo no es capaz de reconocer la duda, la debilidad, el miedo o el fracaso como una pregunta personal o concreta. La sociedad genera sordos, y éstos cuando oyen ni se atreven ni saben cómo escuchar, y sin escucha no puede haber respuesta.

Mi familia, la Familia Redentorista, da respuesta desde la alegría más absoluta, con la naturalidad más rompedora, el Amor más tierno y la comprensión más maternal. Cada uno de nosotros, miembros de la Iglesia, tenemos la responsabilidad de ser testigos. El testimonio que vivimos los Redentoristas, personas, comunidades, familias, religiosos o laicos es de felicidad y alegría, y la opción de la llamada creo que se encuadra precisamente en la alegría como respuesta a los más necesitados. Cuanto más sincero sea nuestro compromiso y nuestra vida mayor será la atracción, la generación de preguntas y el encuentro de respuestas.

No solamente los religiosos, no solamente las comunidades parroquiales, también las familias cristianas somos -hemos de ser- nítidos focos de irradiación vocacional. Yo lo veo así. Mostrar un camino de Vida con la propia vida.

Ya es tarde, pero no estoy cansado. Escribo desde el móvil, lo que no es fácil. Estoy feliz y agradecido. Yo vivo cada día el camino del Evangelio según la inspiración de San Alfonso; le siento más actual cada día. Y al camino que inició se suman jóvenes en todos los lugares del mundo. Todos con la misma alegría de Javier, Borja o Alejandro, tres de los postulantes españoles.

Esa es la vía quizás más generosa, es su vía personal. Pero también se suman familias como la de César y Marta García - Rincón y tantas otras.

No es cuestión de dejar la vida pasar, es cuestión de entregarla con pasión y alegría, respondiendo con valor. Acompañando, tendiendo manos y siendo faros aunque no nos creamos ni dignos ni capaces.

Me acuesto feliz. Tranquilo. Consciente de que mi felicidad no es individual, es compartida en familia y en gerundio. 

Quisiera que también fuera vuestra.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Desborda la indiferencia

Desborda la angustia, desborda la desesperación, desborda el miedo, desborda la miseria, desborda el hambre, desborda el frío, desborda la persecución, desborda el desamparo. Hombres, mujeres, niños desbordan fronteras.

Masas de personas huyendo, buscando nada más que vivir; nada más que vivir. No ya dignamente. Simplemente vivir. Yo veo una enorme dignidad en su huida, la dignidad de la lucha, de la supervivencia. Seguro que en ese proceso se dan situaciones tan dramáticas dentro del propio drama que harán aflorar lo mejor y lo peor que cada uno lleva dentro. Sacar lo bueno es siempre elogiable, y yo, desde mi cómodo desconocimiento que me lleva a permitirme el lujo de teclear y opinar, creo lo que aflora entre ellos es en la inmensa mayoría lo mejor. Y cuando aflore lo peor hay que atenerse a las circunstancias vividas y no juzgar.

No son ni animales, ni delincuentes, ni desechos; no son despojos humanos. Son hombres y mujeres como tú y como yo. Son hermanos. Son hijos de Dios, como tú y como yo. Vagando por un mundo que es de todos. Vengan de donde vengan, sea cual sea el idioma que hablen, llamen como llamen a Dios.

Hoy he leído que en Islandia, uno de los cincuenta países más ateos del mundo, la gente quiere abrir las puertas de su casa a los refugiados. Uno de los cincuenta países más ateos del mundo…

Me duele el corazón y me duele la conciencia. Me grita el corazón y me grita la conciencia. No me puedo llamar cristiano y no hacer nada; sería una hipocresía insultante. No me puedo mirar al espejo y no hacer nada sin bajar la mirada. No puedo entrar en una iglesia, arrodillarme o sentarme ante el Sagrario y no hacer nada. Oro y lloro. Pero… ¿qué más? Está en el Sagrario y está buscando asilo, pan, cobijo, justicia. Está en los campos de refugiados buscando algún hermano que lo ampare. No se pueden ver cada día las noticias o leer los periódicos y no hacer nada.

Tengo el corazón desbordado por el horror de quienes desbordan fronteras. Desbordado de dolor. Desbordado de miedo. ¿Desbordado de Amor…? O de indiferencia…

¿Qué se puede hacer? ¿Dónde? ¿Cómo? Nos examinarán del amor… ¿Tendremos el valor de decir que sí, que amamos, y no hicimos nada…?

Las historia de la humanidad, en su propio deambular, tiene episodios grandiosos y episodios deleznables, demoníacos. Pues nosotros somos protagonistas de éste momento de la historia. No hay momento más importante de nuestra historia que éste.

Que el Señor me ilumine. Que el Señor nos ilumine a todos los hombres de buena voluntad, aunque no sepamos que sea Él quien lo hace. Doliendo. En gerundio.
¿Capaz de rezar con tus hijos pequeños al Niño Jesús y permanecer impasible ante ésta foto?

jueves, 27 de agosto de 2015

¡Que se resumen en dos!

No entiendo nada. Absolutamente nada. Cada vez leo más opiniones y escucho más comentarios de guardianes de la fe que me recuerdan al Santo Oficio. Un amigo mío habla de tener “paciencia histórica”. Va a ser eso, que debo ejercitar más la paciencia. Hubo un hombre, fundador de una Orden religiosa, una especie de Job, que en su momento estuvo en el punto de mira de la Inquisición. No se amilanó. Su fe era fuerte. Continuó su apoyo y amistad con un apestado de la época y mandó al P Clemente Settimi a atenderle. Ese hombre es San José de Calasanz y Galileo es Galileo. De los inquisidores no se acuerda nadie, a Dios gracias. Bueno, a Dios gracias la Iglesia en camino recuerda al menos un día al año a las ánimas del purgatorio, si no… ¡Pobrecillos! No me extraña nada que, cuando San Alfonso atravesaba momentos complicados encontrara consuelo leyendo la vida de Calasanz. Recientemente las críticas han recaido sobre algien a quien aprecio, que me hace crecer con sus libros, sus blogs, sus posts… uno de esos regalos de las RRSS a quien sólo he visto dos veces. Su sonrisa y su fe le delatan: parece un tipo feliz, tranquilo.

A veces parece que la gente no avanza. Ni leyendo el Evangelio; ni diciendo que se cree y sigue el Evangelio. Miembros anónimos de sanedrines de corrala. Avanza la Iglesia. A su ritmo, pero lo hace. De ahí lo de la paciencia histórica. Dentro de mucho, muchos años, otro Papa que igual ya ni vestirá de blanco, pedirá perdón por esos hijos de ceja levantada, aire crispado e índices rígidos, aunque ninguna culpa tenga él. Por cierto ¿vestiría San Pedro de blanco? ¿Usaría zapatos rojos? ¿Irían los Apóstoles uniformados de rojo, o de morado? Avanza. Que sí, que la Iglesia va avanzando. Con altibajos, como cualquier organización formada por personas, pero segura porque quien lleva la caña es el propio Cristo.

¡Cómo nos gusta la teatralización! ¡Cómo nos gustan unas normas que seguir para sentirnos seguros! Pero, en cualquier caso, sentirse seguro no es lo mismo que sentirse superior. Y todo aquel que se siente superior es, en el fondo, un pobre hombre acomplejado e inseguro.

Lo que no entiendo muy bien es cómo, con unas normas establecidas con claridad, con un veredicto que no es de los electores sino del Espíritu Santo, no aceptan esas normas ni la decisión del Espíritu cuando éste elige a quien les incomoda. Mi mujer trato en su TFG en Magisterio en Edicación Infantil sobre la enseñanza del pensamiento crítico desde la infancia. Esta visto que son como niños, porque realmente lo de enseñar a pensar en las escuelas desde la edad más temprana ni está ni ha estado nunca de moda.

Cada vez que escucho críticas lacerantes tiendo a aturdirme un poco. Luego rezo por el pobre aquel a quien quieren someter a una suerte de escarnio, y también por los justicieros. No son muchos, lo sé, pero meten ruido. Hay cosas peores, por supuesto.

Venga, chicos ¡Relajaos! Si lo dicen las propias normas. Estos Diez mandamientos se resumen en dos: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Amén.


Amad. Seguid el Evangelio. Intentad remar sin prejuicios por la Evangelii Gaudium. Si queréis, llamad a Francisco, Pedro. A ver qué tal. Seguro que acabáis sonriendo. Caminad por la vida en gerundio, amando.