Nada como no ceder al cansancio para correr a abrazar el
Adviento y poder ir, con calma, scalando en Familia camino de la gruta de Belén.
El viernes 28 se inicia una especie de maratón solidario en
muchas parroquias Redentoristas de España. Estas cosas extrañas de la fe que, con alegría, empuja a la solidaridad. La fe, la alegría de la fe que lleva a
darse. El motivo de lo que vamos a vivir los días 28, 29 y 30 de noviembre no
es otro que recaudar fondos para un proyecto de Asociación para la Solidaridad,
la ONGd Redentorista: el equipamiento de un laboratorio de análisis clínicos en
Mbanza-Ngungu, en la República Democrática del Congo.
EL viernes arranca con el Concierto que dirigen e interpretan
los jóvenes del Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid. Ese mismo día
iniciamos en PS el rastrillo que durará todo el fin de semana. El sábado 28
quince kilómetros de marcha solidaria entre las Parroquias Redentoristas de San Gerardo, Perpetuo Socorro
y Santísimo Redentor, en Madrid, y que concluirá en ésta última parroquia con
el Concierto de las Velas. El domingo, en PS, además del rastrillo, los laicos
redentoristas organizamos la “Tapa solidaria”; habrá rifas, juegos, mercadillo
y muchas, muchas ganas de ofrecer manos: en gerundio.
¿Agotador? ¿Dónde está el cansancio cuando nos sostienen la
fe y la oración? ¿Cansancio? No, ilusión; caminando de la mano del Santa María
del Perpetuo Socorro.
Y nosotros cuatro, el sábado, haremos un alto en el maratón
para acercarnos al Monasterio de la Encarnación donde nos esperan las
carmelitas en el último día de visita antes del Adviento.
Esto en Madrid, pero también en Sevilla, Mérida, Vigo,
Granada… montones de gente anónima, silenciosa, incansable y
entregada ante la que uno no puede sino sentirse simplemente diminuto.
Y en PS nos esperan vísperas, oración, vida en comunidad,
comunidad misionera, evangelización en gerundio, vida en salida al hermano. Nada
es espontáneo, es consecuencia de la fe transmitida de una manera alegre,
campechana, profunda, esperanzadora y optimista. Sin dedos que señalen, con brazos
que acogen. Ancianas que sostienen parroquias con su callada oración diaria;
niños que crecen firmes familiarizándose con la Palabra y la oración mientras comienzan a andar; jóvenes fuertes, ejemplo de fe, valor y entrega. Que no, que no es por
que sí. Comunidades presididas por el Santísimo, la Perpe y un San Alfonso que
sin duda habrá de sentirse satisfecho. Porque en casa, en estas casas de puertas abiertas, quien
mantiene la fe, quien muestra la alegría de la Redención, quien transmite la
esperanza, son los Misioneros Redentoristas.
Por supuesto que cosas así se viven en muchos, muchísimos
otros lugares del mundo ¡gracias a Dios! pero, qué queréis que os diga: esta es
mi familia.
Mientras, por otro lado, se van cuajando planes con los
hermanos de iMisión, y la vorágine del fin de semana que comienza no impide que
sigamos “maquinando” ofertas para el 2015 en todos los frentes, la música del
día a día suena mejor porque es compartida.
El domingo, tras tanto trajín, abrazaremos el Adviento, la
calma, e iremos scalando en Familia, con José y María, camino de la gruta de
Belén. Pero aún queda; mientras tanto nos acercamos al Adviento en Familia.
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