El Papa ya vuela de regreso a Roma tras su visita a Albania
mientras escribo estas torpes palabras.
Desde hace algunos días vengo leyendo noticias de ese país a través
de las crónicas que comparte el P Laureano del Otero, un sacerdote redentorista
querido que ha arribado a aquellas tierras en la reciente nueva Fundación
Redentorista en Tirana; a diario las espero con ilusión, admiración y un
puntito de envidia (y con agradecimiento a las redes sociales que permiten a
los hermanos unidos en la oración estarlo también con una presencia constante).
Por eso, esta mañana, en la misa de las familias de la parroquia redentorista
de Santander, cuando el celebrante micrófono en mano nos invitó a que
compartiéramos cada uno la oración de los fieles, yo pedí –no se me puede poner
un micro delante porque me crezco- por el viaje del Papa y por la misión
Redentorista, teniendo a Lauri en el corazón.
Mientras el Papa llevaba la Buena Noticia a los albaneses,
por aquí celebrábamos el día del Alzheimer y, en muchas ciudades de España, se
desarrollaban manifestaciones a favor de la vida de los no nacidos; sin
complejos, alto y claro. Defensa de la vida de los más indefensos, sin más
aristas ni más vueltas. Muchos de los manifestantes se sentían engañados y
utilizados por un gobierno que no cumple sus promesas. “Cuando en nombre de una ideología se quiere expulsar a Dios de la
sociedad, se acaba por adorar ídolos y enseguida el hombre se pierde” (S.S.
Francisco), sean esos ídolos el dinero, la búsqueda ávida de votantes a costa de
lo que sea, las propias pasiones, el propio yo, aquello que nos esclavice a
cada uno.
Sin complejos, el Papa ha hablado, como siempre, sin
complejos, libre, llevando la Verdad y en nombre de la Verdad. Ha estado con
mártires de la persecución comunista, tal cual y sin eufemismos tipo “persecución
del siglo XX”; no, persecución comunista.
Sin complejos y libres de prejuicios he visto a religiosos con
hábito que serán vistos simple y llanamente como lo que son. Libres de los complejos
y prejuicios ajenos que prejuzgan un hábito o un alzacuellos; libres de los
complejos y prejuicios ajenos que prejuzgan a un cura en vaqueros, en
zapatillas de deporte o en traje de baño. Con la complejidad, incertidumbre y riesgos de misionar en un país como Albania. Pero sin complejos.
La frescura, la sencillez, la cercanía, la profundidad y la
bondad de un hombre normal que es Papa llevada a un país con un ínfimo
porcentaje de católicos. Bondad, profundidad, cercanía, sencillez, frescura que
son tan redentoristas y que permanecen ahora en Albania tras la Fundación de
los hijos de San Alfonso. Hoy hemos rezado por ellos y a ellos nos unimos en la
oración. Son unos recién llegados, quizás los últimos del Evangelio de hoy…
Y yo –o tu-, sin necesidad de ir fuera ¿qué haces con tu
vida? ¿qué haces por los demás? La confianza en Dios supone prestarle nuestras
manos, nuestro tiempo, nuestras palabras, para que otros le vean cercano, real
y presente en sus vidas. No importa que no te hayas “arrancado” hasta ahora, que seas
también un último… lo que importa es que te pongas en camino, que comiences a
scalar en Familia.
Y así, sin complejos, a modo de sugerencia ¿qué tal si como inicio del camino oras por el camino que emprende la nueva Comunidad Redentorista de Albania?
BIENVENIDA COMUNIDAD REDENTORISTA DE ALBANIA
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