“Cuando Israel era
joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo”. Así comienza la Primera Lectura de hoy, de la
profecía de Oseas. Lectura del día en que el Señor llamó a Fernando.
Yo no conocía de nada a Fernando y, sin embargo, le he
seguido con cariño cada día de su vida; cada día de su vida he rezado por él en
silencio. Fernando ha sido una persona extraordinaria, con una Vida riquísima y
fructífera.
Para mi todo comenzó el día en que me topé con
un tuit de su padre, @bpelayom, con el hastag #rezoporfernando: la imagen de
una pequeña criatura que luchaba por vivir, llegada al mundo tan sólo a las 25
semanas de gestación y con 700gr de peso; 700gr de cuerpecito acogiendo a un
alma inmensa. Y el nombre de Fernando en la palma de Sus manos. Aclaro que no
conozco de nada a su padre, Bosco, pero tanto él como su madre tienen toda mi
admiración, mi aplauso y, aunque no les llegue, el calor de mi oración.
Unos padres que han amado a su hijo y luchado por él hasta
el último latido; unos padres que han invadido las redes con la historia de su
pequeño, evangelizando cada día con una foto y unos pocos caracteres. Cada día
nos han hecho llegar la evolución con esperanza, con ilusión, sin un ápice de
acritud, con fe y con muchísimo amor. Hoy doy las gracias a Blanca y a Bosco
por habernos regalado cada día de la vida de su hijo, por haber mostrado al
mundo que 700gr de 25 semanas de gestación son un ser humano.
Ese ser humano, Fernando, ha conseguido unir a muchísima
gente en su corta vida. Es curioso la cantidad de gente que empeña su vida en
andar dividiendo a los demás, y éste pequeñín nos ha unido a muchísimos. Nos ha
unido en la oración. Sus padres, con el ejemplo de ilusión, entrega y fe, habrán
conseguido que alguna mamá se replantee una decisión equivocada. Alguien que
pone a tantos a rezar, alguien que une en el Amor, es una persona de éxito, del
éxito de verdad. Fernando ha sido todo un ganador. El salmo 79, propuesto para
hoy nos dice: “Que brille tu rostro,
Señor, y nos salve”. El rostro del Señor brilla ya para Fernando, a quien
ha salvado.
¿Sabes, Fernando? El 18 de julio, en el monasterio de El
Espino, haré mi promesa como Misionero Laico del Santísimo Redentor. Allí estarán
mi mujer y mis hijas, y muchos redentoristas más. Yo pensaba pedir por ti ese día
y, ya ves, ahora lo que pido es que seas tu quien me acompañe desde Arriba. Y
como yo creo en la comunión de los santos, cambio el hastag de tu padre
por este: #RezoConFernando
Blanca, Bosco, seguís contando con
la oración de muchos.
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