Parroquia Redentorista de La Inmaculada, Santander. Sábado
Santo, 23:00 h. Entrando en el templo con mi madre una de las feligresas se
dirige a toda prisa a mí para ofrecerme llevar el Cirio Pascual en la procesión
que dé inicio a la Vigilia, y la lectura de la Oración de los fieles. Todo un
lujazo y un honor.
Procesión de entrada tras la que yo me coloqué justo debajo
de la estatua de la humildad de humildades, San Gerardo Mª Mayela. Una perspectiva
nueva para mi. La liturgia impecablemente cantada casi en su totalidad por el
párroco, el P Victoriano González. Tras una semana de un extraordinario solazo,
justo a la hora de la Vigilia comenzaba a llover, agua que purifica para dar el
paso a la ceremonia del fuego que ilumina y purifica. Ha sido una ceremonia
bellísima, sencillamente bellísima.
Desde la perspectiva que me daba mi ubicación en el templo,
tenía bien cerca al P Marra-López, recién llegado de Granada. Hace poco más de
un año celebraba en ese mismo lugar el funeral por mi padre; allí comulgué por
primera vez va a hacer la friolera de 40 años; funerales de abuelos; las bodas de mis hermanas…
la vida, una extensión de familia y hogar que es una muestra de la vida misma…
y celebrábamos la Vida, la Resurrección, la victoria sobre la muerte, la
victoria del Redentor, el regalo gratuito e inmerecido de la Redención. Casi
nada. Todo.
La Vida y el transcurso natural de la Vida. Casi de reojo
podía ver a mi madre que quiso acompañarme y vivir allí la Vigilia Pascual.
Recordé mirándola otra celebración central de nuestra fe, una misa del Gallo
cuando yo debía tener unos tres años y caí dormido. Me pareció bellísimo
recordarlo. La arena del reloj de la Vida que va cayendo casi sin percatarnos. Aún
no, pero casi un amoroso cambio de papeles. Y celebrábamos la Vida para todos,
la de verdad, la eterna. La Resurrección de Cristo.
Y una luz que nace de dentro, un fuego que quema de dentro
hacia fuera, una alegría serena pero que te hace gritarlo, contarlo y querer
contagiar.
Que sí, que es verdad, que Cristo ha resucitado. Para todos. Glorifiquémosle
con nuestra vida, contémoslo con nuestra vida. Contagiemos, animemos,
alegremos, consolemos.
¡Feliz Pascua a todos! Que es verdad:
resucitó. Aleluya, aleluya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario