Ayer tuve la singular fortuna de vivir una jornada
extraordinaria, el primer Encuentro de Laicos en misión compartida organizado
por la Conferencia Española de Religiosos. Un encuentro que, en palabras de su
Coordinador, el P Elías Royón S.J., “quiere visualizar esta realidad del
laicado comprometido eclesialmente, ya que su trabajo profesional está
informado por la fe y se vehicula a través de obras apostólicas de la Vida
Religiosa hacia un objetivo claramente evangelizador. Queremos avanzar y reflexionar
acerca de la vocación laical en la Iglesia de hoy”.
Juntos somos más. Y quedó patente que somos muchos,
muchísimos y que, efectivamente, #JuntosSomosMás, allí, en el Colegio El
Recuerdo de Madrid (¡Qué pedazo de colegio!), solamente estábamos unas mil
personas. Y yo entre ellas… una piedrecita del mosaico de la Iglesia. Las
intervenciones fueron sensacionales y los testimonios de lo más variopinto.
Sentado en la grada del escenario junto a mis hermanos Redentoristas laicos no
podía evitar pensar en la imagen tan hermosa que dibujaba todo aquello, de modo que, sobre
la marcha y de manera natural esa fotografía que tenía ante mí me empujó a variar
mi brevísima intervención. Los inconvenientes de que nuestro turno fuera el
anteúltimo de la mañana son simplemente los minutos acumulados de retraso sobre
el horario previsto… ¡Ahí estaba yo! Mi vida como de la mano, suavemente ligada
a la Congregación del Santísimo Redentor desde mi infancia, y de pleno, porque
el Señor así lo quiso, gracias a un 19 de mayo y un entonces neopresbítero
Redentorista. Y yo allí. Esto del orgullo es el principio de todos los males,
de modo que no diré orgulloso, diré que simplemente me veía diminuto y
exultante; confiado, diminuto y exultante; agradecido, confiado, diminuto y
exultante. Y nos llegó el turno, y micro en mano (¡cómo nos gusta lo del
micrófono en la mano!), varié todo lo que tenía previsto y salió lo que salió
que no sé si resultó bien o mal, pero sí que fue sobreabundante. Y junto a
Javier Poveda, Inma Huerta, Antonio Fuertes y Rafael Junquera expusimos qué es lo
que hacemos, una muestra diminuta de qué es lo que hacemos en el ámbito
propuesto de “Familia, trabajo y ciudadanía”: la Casa de Acogida San Alfonso,
el trabajo con parejas jóvenes, la preparación al matrimonio, las Misiones
Parroquiales y el CESPLAM (Centro de Estudios y Planificación Misionera),
FUNDERÉTICA (la Fundación Europea para el Estudio y la Reflexión Ética)… podían
haber sido muchas otras las realidades efectivas y a pie de calle en las que
los Redentoristas estamos envueltos, pero fueron esas. Juntos, porque desde
hace mucho sabemos que #juntossomosmás.
Y como tenemos muy claro que por supuesto que juntos somos más, y por eso tendemos a meternos en
múltiples fangos, yo por la tarde continué mi colaboración llevando uno de los
talleres de “las redes sociales al servicio del Reino”; no por mis virtudes,
simplemente por ser colaborador de iMisión y por la bondad y exceso de
confianza de mi querido amigo Santiago Casanova (@scasanovam), miembro del
Staff de iMisión. Y encantado de poder gritar también en las redes que en Él está
la Sobreabundante Redención. Con Santi y con Susana Hortigosa, José Fernando
Juan y Javier Diáz Vega. Poder acercar a la gente una pequeña idea sobre cómo evangelizar en las
Redes Sociales, otro regalazo inmerecido.
Un simple grupito de más de mil personas que son Iglesia, que
forman Iglesia, que se afanan por anunciar en todos los ámbitos posibles la
Buena Noticia de Jesucristo. Mi conversación, amistosa, afectuosa y
enriquecedora con mi paisanuco Don Carlos Osoro, ese lujo excepcional de la Iglesia española que es el actual arzobispo de Valencia. La charla con una jovencísima
carmelita al salir del taller de redes sociales. Micro en mano nombrar a San
Alfonso ante esas mil personas, el Supplex Libellus y la atención a los más
necesitados de auxilios, el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid y eso de
que no, laico Redentorista, no. Un Redentorista que es laico. Y mi mujer en la retaguardia haciéndolo posible; generosidad en estado puro.
Orar, agradecer, admirar, aprender, comprender, compartir, servir.
Ser Iglesia. Buena manera de continuar scalando a la Pascua.
Muchas gracias Enrique por tus palabras. Me alegro mucho. ¡Gloria para Dios!.
ResponderEliminarHola ayer le desapareció iPad a mi hermana en el Congreso. Lo necesita por motivos de trabajo. Si saben algo ponerse en contacto conmigo. Gracias.
ResponderEliminarTe sugiero que te pongas en contacto con los organizadores: www.juntossomosmas.es
EliminarSalvo compartir tu comentario por si alguien lo lee poco más puedo hacer, pero como tu perfil no es público tampoco hay como contactar contigo.
¡Suerte!