El lunes 31 de marzo de 2014, ha sido una fecha importante y feliz
para nuestra hija mayor y para nosotros como padres: su primera confesión.
Una ceremonia impecable y emotiva en el colegio Everest de
los Legionarios de Cristo, centro donde aún estudian nuestras hijas. Todo
impecablemente organizado por Inés Pou, quien mostraba casi la misma emoción al
explicarnos los pormenores que las niñas al entrar desfilando por el pasillo de
la capilla.
Toya no comulgará en el colegio y, además de la asignatura de
religión, se ha venido preparando para la Primera Comunión en la Parroquia Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Madrid, donde vivimos nuestra fe a diario, en Familia. Somos una
familia Redentorista y hoy nos hemos sentido como tal una vez más. Inés Pou y el
colegio (¡cómo se nota la mano eficiente y cariñosa del P Javier Cereceda LC!)
mostraron una sensibilidad extraordinaria permitiendo que un sacerdote
Redentorista se uniera a los otros cuatro Legionarios de Cristo, no sólo para
confesar a Toya, sino a aquellas niñas que les fuera tocando y a los padres que
lo pidieran, como así fue.
La generosidad de Damián, el P Damián Mª Montes CSsR, dejando
a un lado sus quehaceres -y son muchísimos- para acercarse con nosotros al
colegio y hacer realidad la ilusión de Toya, no tiene precio. Yo siempre digo
que a un hermano no se le da las gracias, ya, pero… ¡Gracias Damián!
San Alfonso María de Ligorio: “Apresuraos a buscar un confesor, no deis tiempo
al demonio para que os tiente a retardar más esta confesión saludable: volad
contritos, que Jesucristo os espera cual padre amoroso que desea abrazar a sus
hijos descarriados”… y allí estaba uno de sus hijos, uno de los hijos del Patrón
de confesores y moralistas, desparramando Su perdón sobre nuestra hija mayor. Y
empleando amoroso todo el cariño y tiempo necesarios con cada niña que se le
acercaba. Benignidad pastoral. Y María y yo gordos de felicidad viéndoles a los
dos. Y Damián comentándome ese “se nos está haciendo mayor” que tampoco tiene
precio.
¡Esa carita al levantarse del reclinatorio…! Y las de todas y cada una de las
compañeras de su clase, a muchas de las cuales he ido viendo crecer desde hace ya
siete años… ¡Esas caritas limpias! Ojos nítidos. ¡Que nunca pierdan esa expresión! Así deberíamos salir cada uno de nosotros del confesionario, con esa misma expresión, con la cara limpia y los ojos nítidos y bien abiertos. Miradas que son un reflejo fiel del estado del alma.
El rosario desgranado por los padres mientras las niñas se
iban confesando y, decenario en mano con la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, yo
llevando el segundo misterio.
El Padre Ángel LC bendiciendo e imponiendo los crucifijos a
unas niñas exultantes de felicidad, que acababan de cambiar la sonrisa de los nervios por la de la alegría y la paz.
Y tras la ceremonia, una merienda compartida con profesoras,
niñas, padres, sacerdotes… y tantos preguntando por Damián y yo feliz
presentándole… Y el P Jacobo Portillo LC interesándose directamente por Damián.
Y yo engordando…
Enhorabuena al Colegio por la organización.
Gracias Señor porque nos cuidas, gracias Señor por hacerte presente, gracias Señor porque, en plena Cuaresma, un día como el de hoy, nos lleva felices a
continuar con paso firme scalando en Familia hacia la Pascua.