Pobre, lisiado, ciego, cojo…
escuché su voz y me sentí invitado… y rico y sanado y con vista. ¡Qué
importante es traer a la memoria esos momentos! El recuerdo vivo de una
experiencia así centra, y empuja de nuevo. Ayer leí un tweet que venía a
resaltar la importancia de compartir ciertos momentos con personas que son
referentes pastorales. Cuando se unen ambas experiencias y se hace en Familia
la consecuencia es que uno recorre kilómetros levitando, con el depósito lleno,
a toda potencia y como si lo hiciera con los neumáticos nuevos; porque hay
pinchazos que son señales.
Y con tamaño estado de ánimo,
ardiente en el espíritu, uno se para ante las lecturas de hoy con la pretensión
real de ponerse al nivel de la gente humilde, de los pobres, lisiados, ciegos,
cojos…y ser como el criado anunciando lugar en el banquete con la misma
insistencia con la que su Señor desea ver la casa a rebosar. No caben excusas
para uno mismo, la invitación está hecha, y para quien la recibe no caben
excusas. Es nuestra opción en plena libertad acudir o no. Como también lo es,
viendo que el Señor insiste y que queda lugar en el banquete, buscar, anunciar,
contar que el banquete está ahí y todos tienen sitio en la mesa.
No se trata solamente de ser
invitado y acudir, sino de ser invitado e invitar poniendo para ello los dones
y con toda la naturalidad del mundo, sin farsas, sin intenciones espurias, aborreciendo lo malo, sin
mayor pretensión que la de compartir con todos la Buena Noticia de la Redención.
¿Sentimos que nuestro nombre
figura en la invitación? Porque ahí está escrito, como lo está en la palma de
Sus manos. ¿Nos sentimos invitados? ¿Acudimos? ¿Nos excusamos?
Y si decidimos ir ¿Cómo lo
hacemos? ¿Sólos? Pues la verdad, hacer el camino sólo es infinitamente más
aburrido, puedes incluso perderte y no llegar. Además, intuyendo lo que habrá
en el banquete ¿Cómo no querer compartirlo? ¿Cómo no querer que otros lo
disfruten? Al menos contémoslo y que cada cual decida en consecuencia, pero
conscientemente. Tratemos de eliminar el
“mí”.
¿Te sientes invitado? Yo lo
estoy, y tu también. ¿Te vienes conmigo, con nosotros? La casa es enorme y aún
queda sitio… Hagámoslo juntos. ¡Anímate!
No hay comentarios:
Publicar un comentario