Ayer fue un día especial
para dar gracias a Dios, y coincidió justo con Lucas 17, 11-19 como el
Evangelio del domingo. Un día redondo.
Una Eucaristía de las
familias en PS en la que estuvimos los cuatro con mi madre por primera vez. ¡No
cabía en mí! ¡Y qué pedazo de homilía la del P Juan Antonio! Ahí estaba yo,
todo orgulloso, presentando a mi madre a todo el que me iba encontrando, desde
Christopher, algún hermano de la
Comunidad de Laicos, catequistas, al P Olegario. Y mi hija
mayor por primera vez en el presbiterio como monaguillo… Era como un sueño
hecho realidad. El amor de Dios en las cosas cotidianas de la Vida.
Eché mucho de menos no haber
podido estar en Tarragona, pero después de todo la misa era a las 12:00h, al mismo
tiempo que daba comienzo la ceremonia de beatificación de los 522 mártires de
la persecución religiosa en España, y ahí estaban, en la Capilla de la Coronación del
Santuario, los restos mortales de “nuestros” nuevos seis beatos mártires Redentoristas
(https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=pfsbIwQGSAI). ¡Qué
extraordinario motivo de agradecimiento las Vidas y la sangre derramada de los
mártires! Rejuvenecen a la
Iglesia entera; los mártires religiosos rejuvenecen a las
Congregaciones o Institutos a los que pertenecen; los mártires laicos
rejuvenecen a todos los fieles en esto que se ha llamado “el tiempo de los
laicos”. El amor de Dios en los hechos extraordinarios de la Vida.
Comida familiar, tarde
tranquila y cierre de tarde/noche con la acogida en PS. Y todo con la casi
estremecedora normalidad del día a día. En Paz y con una Cruz colgando de la
que hacerme digno también día a día. Felicitación a un hermano por whatsapp y Completas con una dulce
necesidad de volverme como el Samaritano y echarme por tierra a los pies de Jesús
dándole gracias.
A la vista de esto hoy no
puedo sino pedir por quienes, aún teniéndolo todo, ni tienen una familia sólida,
construida sobre Roca, ni tienen fe; por quienes se quedan apoltronados en su
sofá; por los que no tienen ni casa, ni sofá, ni el calor de un abrazo o la luz
de una sonrisa.
Qué felicidad la tuya y que bonito lo que has escrito, me alegro mucho.
ResponderEliminarUn beso
Se puede percibir el amor de Dios en tus palabras tan hermosas, en relatar tu experiencia de la Eucaristia junto con toda tu bella familia. Hay algo que tambien a mi me suena mucho en mi corazon y en mi cabeza, como hacer para que los demas descubran verdaderamente a Jesus, al Padre Eterno, al Espiritu Santo? algunas veces mi corazon se enardece al sentir, como tu, el Amor Divino de la Santisima Trinidad, de la Santisima Madre, la Virgen Maria y de su Castisimo Esposo, San Jose. Pido a Dios me muestre el camino, y que siempre camine bajo su Divina Voluntad. Bendiciones, Paz, Serenidad y Amor para todos ustedes.
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