Ayer un buen amigo me dijo
una frase realmente tremenda: “el infierno son las urgencias de un Hospital Infantil”.
Sé que quería resaltar la crudeza de la desgracia cuando se ceba con los más
pequeños, lo sé.
Sin embargo, los días que
estamos pasando con mi hija mayor en un Hospital Infantil de la Seguridad
Social en Madrid me muestran otra cosa. Veo la Vida, veo Vida en estado puro.
Miro hacia atrás y veo todas las veces que me quejé, que me quejo por
estupideces; por mucho que en su momento me parecieran montañas no llegan ni a
granitos de arena.
Caras de niños de distintas
edades con todo tipo de problemas, pero que no despegan la sonrisa de su
rostro, que invitan a gozar de la vida, que son esperanza tierna; niños que se
te abrazan en cuanto les hablas, que entablan sin pudor y sin respetos humanos
conversación a la primera de cambio y “hacen amigos”.
Padres cuya vida está
entregada por completo a sus hijos, algunos las 24 horas del día; alguno que
duerme apenas cuatro horas desde hace años y cuya prioridad no es otra que las
necesidades de su hijo.
Médicos, enfermeras, ats,
celadores y todo tipo de personal sanitario que se desvive por el bienestar y
la salud de los pequeños.
Un ejército de ángeles que
en los voluntarios acercan cada día un viento fresco de ilusión a los pequeños
enfermos. Magos, payasos, acompañantes que suplen a las familias para que no se
queden solos…
¿Es eso acaso el infierno?
Yo lo veo como el mismo cielo. Es donación por el otro, es olvidarse de uno
mismo para darse y hacerse inmenso, interminable. Eso es Amor. “El que no está contra nosotros está con
nosotros”. Las palabras de Jesús que nos relata Marcos se hacen carne en un
hospital infantil. He entablado conversación con alguno de los voluntarios,
hemos intercambiado experiencias y llego a la conclusión de que me da igual cuál
sea su motivación porque, lo sepan o no, llevan el Espíritu del Evangelio por
los poros.
El misterio está en la
Encarnación, la Resurrección del Hombre-Dios, la Redención Copiosa para TODOS.
Y a su imagen y semejanza está también en un Hospital Infantil. Habrá recortes
en Sanidad, pero Cristo entonces, en lugar de recortar, desparrama su Amor sobre un Hospital Infantil. Y éste lleva su nombre: Niño Jesús.
¿Problemas? Date una vuelta
por uno de ellos. ¿Problemas? Emplea algo de tu tiempo en servir, en darte, en
ayudar a los demás. Si tenías diez problemas, quizás veas que realmente sólo
tenías uno –puede que ninguno- y ni te acuerdes de él.
Cristo está en esos niños,
en la sonrisa que desdibuja el dolor, en sus ojos que iluminan de esperanza al
alma más triste; Cristo está en sus padres. Y un espléndido ejército de Ángeles
de la Guarda que en ese lugar se llaman VOLUNTARIOS.
¿Infierno? ¿Problemas? Que
no, que tenemos que aprender a enfocar, y hacerlo desde la Fe.
La vida de gracia es vida de cielo.
ResponderEliminar¡Gran post Enrique!
ResponderEliminar¡Gracias!
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