Lo dicho ayer: es mejor no hacer planes. Ese momento de Oración ante el Santísimo es tan especial que uno nunca sabe... Íntimo y compartido. Yo compartí mi presencia y mi silencio, nada más. Me supe amado y estaba con la mejor compañía. A veces lo más sensato que uno puede dar es presencia y silencio, nada más.
Cuando el incienso comenzaba a elevarse, no sé por qué me vino a la cabeza una oración en inglés que aprendí de bastante joven, como con 12 o 13 años. La leí en un libro de oraciones del “Mary Ward”, el colegio de las Madres Irlandesas (IBVM) de Zalla en donde estudió una de mis abuelas (yo es que siempre he sido así de raro y con esos años leía a Palacio Valdés, Pereda… y rezaba ¡qué cosas! Además de gustarme todo lo “normal” y propio de esa edad). Despertó el calorcito que había comenzado unos cuantos años antes y la debí de estar rezando a diario como hasta los 20. Luego cada vez con menor periodicidad, hasta dejar de hacerlo. Desde entonces es la segunda vez que me viene de manera espontánea a la cabeza o, mejor dicho, al corazón. La anterior fue justo tras la JMJ en una acción de gracias que tuvimos en PS junto a muchos de los peregrinos que habían sido acogidos por voluntarios de la Parroquia. Recuerdo que agradecí en español y en inglés, y que el final fue exactamente el de esa oración: gracias por el regalo de la fe derramado inmerecidamente sobre mi; déjame hacer un poco si no puedo hacer mucho (sí, lenguaje de principios del s. XX).
Ayer callé aunque me moría por hablar. Le hablé a Él. Pero ahí estaba, y también para los demás.
No sé qué me pasó, pero durante un buen rato no pude dejar de repetirla, repensarla…
Ésta es la oración (más o menos, que han pasado muchísimos años):
“Oh Lord Jesus Christ, strengthen those who are hesitating on the threshold of the Church, those whom temporal motives hold back. Make me generous with time, sympathy, whatever I can place at their service and count every effort, every desire, an act of thanksgiving for the gift of faith bestowed so undeservedly on me. Let me do a little if I cannot do much.”
Me moría por agradecer en alta voz por todas aquellas manos que nos hacen presente a Cristo Eucaristía; agradecer y pedirle que los cuidara. Callé. Lo hice en silencio. Ahí estaba.
Aquí estoy.