Hoy, 28 de abril de 2013, el P Víctor Chacón Huertas CSsR ha
celebrado su Primera Misa. Creo que llevo esperando este momento desde el 16 de
agosto de 2011, el día que le conocí. Fue en la Plaza de San Juan de la Cruz,
durante la JMJ, donde estaba montado digamos que el Cuartel General para la
acreditación de los sacerdotes que acudirían a Madrid para concelebrar con S.S. Benedicto XVI en Cuatro Vientos. Me lo presentó Manuela Hens
(la extraordinaria directora del coro de jóvenes del Santuario del Perpetuo Socorro
de Madrid, cuya voz no es más que un pequeño reflejo de su interior), iba
vestido con el polo verde de voluntario. Sólo puedo decir que en ese momento se
coló en mi corazón. Dicen que la verdadera la llave del corazón la tenemos para
abrir desde adentro, pues Víctor se coló sin pretenderlo desde fuera; quizás
porque la fuerza de la Luz invade hasta el fondo del alma, y sus ojos ya la
irradiaban entonces. No supe hasta unas horas más tarde que era estudiante
Redentorista.
Pues a la Ordenación Sacerdotal de Víctor y de Damián Mª
Montes nos hemos ido toda la familia a Granada este fin de semana. La llegada,
la recepción y la acogida han sido fuera de lo normal, no digo más. Los cuatro
teníamos muchos motivos poderosos para que la ilusión por esta nuestra primera
visita fuera incomparable. Vigilia en el Santuario del Perpetuo Socorro el
mismo viernes. El sábado, tras el paseo guiado por un alma buena, llegó la
Ordenación y la impresión causada por la visita a la Alhambra. Un día
fantástico y alegre en el que no incidiré demasiado porque las caras de los dos
neopresbíteros nublan cualquier palabra que sobre su Ordenación se pueda
escribir.
Hoy me fijo en la Primera Misa de Víctor en Deifontes, Granada. Un
sacerdote naturalmente feliz, con una felicidad y naturalidad casi insultantes,
emocionado e irradiando una Luz cegadora; tan sensato como siempre y muy, muy
divertido. Las palabras que nos dirigió al final de la ceremonia aumentan mi
admiración; todas y cada una de ellas. Al final de la ceremonia, porque la
homilía se la “cedió” a alguien que fue un formador suyo, el Padre Francisco
Tejerizo CSsR. Era la primera vez que escuchaba predicar al P Tejerizo y creo
que aún no salgo de mi asombro. La contundencia, sensatez, profundidad, inteligencia, sensibilidad,
bondad y cercanía me han parecido extraordinarias; a eso le llamo yo elevar
espiritual e intelectualmente el tono de las homilías (prédicas que elevan y educan), lo que equivale a
pastorear con amor instruyendo a las ovejas. ¡Qué suerte tienen sus
parroquianos! No pude menos que acercarme al salir a decírselo (uno es así) y,
esta vez, no le besé la mano, le di un abrazo tras un sincero intercambio
verbal.
Pero vuelvo a la ceremonia, porque ver a Víctor celebrando me
llenó de orgullo, no lo puedo evitar. Y contemplar a todos esos Redentoristas,
a tantas personas queridas, la cara de satisfacción del Padre Provincial (el último
abrazo antes de montarnos en el coche de vuelta a Madrid fue para él; no podía
menos, querido Pedro, que darte la enhorabuena) que estalló en carcajada, como la de todos, en
algún momento, fue algo verdaderamente intenso. E insisto, la impresionante
homilía, que casi me hace romper el techo de la nave con la cabeza, porque ni
con plomo en los pies podía evitar levitar (como le gusta decir acertadamente a
Damián que me pasa con algunas homilías).
Una suerte haber podido conocer a algunos Redentoristas más, con
mi mujer y mis hijas. Y todo porque un 19 de mayo de hace algunos años entré en
el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, y la fuerza de la Luz estaba en
quien presidía y predicó una breve homilía que no olvidaré jamás, y si llego a la vejez y la falta de memoria que puede conllevar arrasa con el recuerdo, permanecerá viva su semilla.
Creo que los cuatro, junto a todos los que fuimos de Madrid y
de Valencia y de Pamplona y de muchos lugares más, niños, jóvenes y mayores, no
podíamos haber imaginado un fin de semana tan feliz, gracias también a la
sensacional acogida de algún lugareño especial.
¿Es o no es ir scalando en Familia? Una Familia enorme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario