Cómo me gusta, Señor, la Oración de los jueves en @parroquiaps.
Tenerte físicamente delante, no ya de mí, de todos, para todos, con todos y por
todos. Recogimiento. Intimidad compartida. Escucha y Palabra. Silencio y canto.
Es un rato de la semana que procuro no perder. Conversación
de tú a Tú; de muchos a Ti. En comunidad. En comunión. Yo hoy podía haber
tenido la duda de ir o no ir, porque a la misma hora comenzaba en Twitter un
encuentro de iMisioneros, pero confieso que mi cita era contigo, por eso ni
siquiera hubo duda. Después de todo, cuando termine este post y lo publique,
consultaré el hastag #iMisionJMCS y podré leer los 634 tuits que se han
escrito.
En silencio te pedí por ellos, y en alto, como miembro de la
Iglesia, por la unión de los cristianos, de todos los que creemos en Ti; y por
todos los que están cansados y agobiados (alguno en especial). Quizás sea buena
idea para esa unidad empezar desde adentro y, para ello, hacerlo desde uno
mismo. Interior intimo meo. Con ese trato
familiar con Dios que nos aconseja San Alfonso. Ese trato facilitado por el
ambiente, el tempo y la sencillez que vivimos cada jueves; sin alharacas, sin
histrionismos, sin grandes espectáculos. Profundidad y sencillez, cercanía y
fe, sensatez y familiaridad, quizás marcadas por Ti ante quien estamos todos y
por quien preside cada semana la Oración. Una sensación de Familia en el cuarto
de estar de una casa cualquiera.
Aunque lo importante, el Único importante eres Tú, Quien nos
une, nos convoca y nos llama. A todos, mayores y jóvenes. Mezclados y unidos. Por
eso dan igual un Tantum Ergo, cantos gregorianos, revestimiento con humeral, unas
guitarras acompasadas o simplemente la música del silencio, porque el centro
eres Tú.
Pero a mí me encanta el ritmo de PS, quizás porque es como
estar en Familia, en el cuarto de estar de mi casa. Por eso os recomiendo a
todos que, un jueves cualquiera, os paséis a las 21h por el barrio de Chamberí,
y entréis en PS donde Él os espera.
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