¿Qué le pido yo al 2013? Nada. ¿Qué le pido a Dios para el
2013? Buff, siempre he sido muy tímido a la hora de pedir; no soy de pedir
grandes cosas.
El año que acaba ha tenido de todo, como cualquiera, como la
vida. En su conjunto ha sido un año más de gracia, con Dios a nuestro lado. Me
gusta resaltar la cotidianeidad de la vida; que para mí lo grande sea la
normalidad del día a día, lejos de ser una expresión de falsa humildad es
ambicionar los carismas mayores, saber reconocer a Dios en cualquier situación.
No busco grandes alharacas ni zarzas ardiendo; en el cuarto de estar, con mis
hijas jugando, mi mujer a mi lado, nuestro amigo espanzurrado viendo una peli,
una conversación por teléfono con mi madre, las notas del cole. No pido más.
Del 2012, dentro de los ritmos de la vida, destaco, sin duda,
el ejemplo de mi madre atendiendo a mi padre; acompañar a mi padre en su
suspiro final y mis hijas viviéndolo con naturalidad; unas latas de coca cola normal
en la despensa de casa; un par de entrañables y divertidísimas conversaciones
por whatsapp; una conversación con Pedro en su despacho; el #iEncuentro; dos
amigos que no se conocían cenando juntos en casa hace algunos días; el abrazo
de Paula a su oso de peluche en PS, abrazo de despedida porque lo daba para
otros. Sé que pueden no parecer grandes momentos, pero son mis grandes momentos.
Y para el 2013 ¿qué? Pues creo que dejarme sorprender,
aprender sorprendiéndome y agradecer la sorpresa. Continuar scalando en
Familia, reconocerle a mi lado, quererle a mi lado, contribuir a que otros le
vean o quieran verle y sentirle a su lado; tratar de hacerle presente. Ver crecer a mis hijas felices, ser
una familia feliz, con nuestros problemas pero Él entre nosotros para
aceptarlos y superarlos; acompañar a mi madre aunque sea en la distancia. Ser
un poco más dúctil, más maleable, más humilde, desde Su firmeza; siempre sobre
la Roca. Poder acompañar, con María, Toya y Paula a algún amigo el 27 de abril en Granada, que otro
permanezca con nosotros esté en donde esté. Será el año en el que se case
Nacho, mi sobrino y ahijado, de modo que pido que sea por lo menos tan feliz
como soy yo. Serenidad para aceptar los cambios que puedan producirse. Dormir
tranquilo; vivir tomado de Su mano; despertar cada mañana junto a mi mujer.
No pido loterías ni fortunas. Le pido a Él como tesoro.
Le pido a Dios, para el año que empezará en unas horas,
continuar scalando en Familia.