Llevo ya una semana sin escribir nada por aquí. Y es que los
tiempos del Señor son perfectos. Cuando empiezas a sentir que el paso del
tiempo comienza a ser agotador, Él sale de nuevo a tu encuentro diciéndote otra
vez “Enrique que estoy ahí sosteniéndoos a todos”. Sólo hay que querer verlo. El
tweet de alguien a quien estoy unido en oración, el de mi amigo José Fernando,
la oración nocturna en 140 caracteres de @parroquiaps, el silencio que habla
cuando las palabras no pueden. Y entonces no te conformas, te abandonas bajo Su
mirada, con la confianza de que el Redentor es camino, verdad y vida. Porque la
Verdad es sólo Él, aunque pueda haber mucho también de verdad en quienes ni le
conocen ni le reconocen; cuestión nuestra es saber vislumbrarla. Al fin de cuentas, no hay barreras para que el Misterio se haga presente. Ser consciente
de eso me hace en cierto modo, sí, como sentirme en posesión de la verdad.
Una semana que realmente hubiera dado para unas cuantas
palabras hilvanadas:
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El
encuentro de blogueros con el Papa en Santander el pasado sábado, donde pude
conocer a jóvenes de diferentes estilos pero unidos por el entusiasmo y la fe.
Conocer al P Joan Carreras. Compartir mesa con un seminarista joven de Monte Corván, un hombre bueno,
sensato y de mirada inteligente. Dos chicos de unos 17 años, que mostraban
claramente el vigor y la ilusión propios también de su edad. Un peruano
sencillamente brillante. Un bloguero maduro de Lanzarote que se vino hasta el
norte a compartir experiencias y fe. Los organizadores, las chicas de Arguments, Catholic-link, Chesterton, evangelizacioncatolica.org...
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El
hecho de haber conocido al P Fortea da para una entrada larga, profunda y
divertida. Pero como ni de lejos iba a alcanzarle, mejor me lo ahorro. Todo un
lujazo conocer a un sacerdote con un sentido del humor impagable, una
inteligencia fuera de lo común, una preparación extraordinaria, y vestido con
una sotana impoluta que derriba cualquier prejuicio – a quien lo tenga- sobre
las vestiduras de los sacerdotes. Jamás entenderé por qué molesta ver a curas
de sotana o clergiman; jamás entenderé por qué molesta ver a curas en vaqueros.
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Comenzar
el día de mi cumpleaños ese mismo sábado junto a Santi Casanova, con quien
también compartí mesa, es un regalo en sí mismo. Divertido, inteligente. Coincido
en muchas, muchísimas cosas con Él, la fundamental la fe; y la Vida, y la
visión de la vida. Lástima no haber podido escuchar su presentación de iMisión.
Porque me tuve que marchar. Me recogió María y fuimos a casa
de mis padres. Ver en mi madre la expresión de la infinita Misericordia del
Redentor es un ejemplo impagable. Ver a mi padre despedirse – en lo que se
anuncia como una despedida definitiva- de mis hijas, desgarrador, entrañable y
hermoso. La vuelta a Madrid, triste. La espera dura.
Pero la fe da esperanza y eleva el ánimo porque la Verdad es
esta: Copiosa Apud Eum Redemptio. Y Él sale al encuentro para recordármelo y
mostrarme que Sus tiempos son perfectos.
"Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos" (Sal 31, 14-15). Y los suyos; los de todos.
Me alegra ser el primero que deja aquí un comentario: coincido contigo, Enrique, han sido unos días en los que la gracia de Dios se palpaba y se comprobaba eso de que la Fe y la Esperanza son performativas! Sólo una lástima que no me hubiera dado más tiempo para conoceros mejor. Daniel ha publicado un vídeo del acantilado! No te lo pierdas
ResponderEliminarGracias Joan por el comentario. ¡Qué bueno el vídeo!
EliminarUn abrazo
Cuando empiezas a sentir que el paso del tiempo comienza a ser agotador, Él sale de nuevo a tu encuentro diciéndote otra vez “Enrique que estoy ahí sosteniéndoos a todos”.
EliminarEspero espero ecuchar pronto esas palabras perlo con mi nombre en lugar del tuyo, Enrique!
Escribes muy lindo y sabes cómo y de qué forma decirlo. Muchas gracias.
¡Muchas gracias y mucho ánimo María Aida!
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