Hoy cumples años, la edad de Cristo ni más ni menos. ¡¡¡¡¡¡FELICIDADES!!!!!!
En casa llevamos ya tiempo pensando qué regalarte. En este
mundo en el que vivimos, rodeados de semanas fantásticas, anuncios, y tentaciones
al consumo irracional, cuando uno piensa en hacer un regalo, no sé por qué será
pero lo primero que le viene a la cabeza es un verbo más que común: “comprar”.
Que está muy bien, no voy a decir yo que no lo esté, pero como que en este caso
concreto cualquier cosa nos parece o poco, o no realmente acertada. Y por falta
de imaginación no será; de presupuesto puede, pero de imaginación va a ser que
no.
Regalarte algo, simplemente por el puro placer de hacerlo,
como mucho por la primera acepción del verbo que nos ofrece el diccionario de
la RAE. Cuando algo es espontáneo y sincero no hay do ut des, ni do ut facias,
ni facio ut des, ni facio ut facias que valgan para nada; serían inútiles
porque nunca habría equivalencia. ¿Qué equivalencia puede haber ante semejante
cauce; ante alguien que un buen día me presentó a su “Padre” y me llevó a que
hoy nos encontremos en una Familia rodeados de “padres”, Scalando en Familia;
alguien que muestra a todos una Luz que no es suya? Ninguna. ¿Qué se le puede
regalar a un “regalo venido de lo Alto”?
No se trata de más que de encontrar algo que te muestre con
claridad que te queremos. Pero ni en el 11888 me han dado respuesta; he buscado
en internet, y tampoco. Intenté averiguar si existe un registro de actividad
económica en el que figuren establecimientos en donde se venda cariño para
regalar, y me he llevado una desilusión enorme, porque de eso no hay.
Por otro lado, tiene que ser algo que no caduque, porque sólo
Dios sabe cuándo nos veremos para dártelo; y que no pase de moda; y que sirva
tanto en Madrid como en cualquier otro lugar. No sé, algo útil, duradero y
atemporal; pues podría ser una espada para matar dragones, pero claro, tú de
eso ya tienes. Licencia 007… también para matar dragones.
Complicado. La puerta de esta casa siempre abierta, ya la
tienes; nuestras ocho manos también; el corazón de esta familia no puede ser,
porque ya es tuyo; con cuatro abrazos ya sabes que cuentas. Vamos que esta
familia es tuya; un poco el juego de la Oca, pero de familia en
Familia.
En fin, que seguimos sin tener ni la menor idea de qué
regalarte. A no ser que sirva de regalo un sencillo recordatorio. El simple,
sencillo y natural recordatorio del cariño de una familia como otra cualquiera
a uno de sus miembros (ya sabes que hay gente así de rara, gente que es capaz de
coger cariño en un instante y sin venir a cuento, aunque esto no pase más que un par de veces en la vida). Porque ese humilde calorcito
del cariño que, junto a la oración, puede que haya momentos en los que a uno le
sostengan un poquito, funciona en la distancia; no caduca; no hay que hacer
nada para mantenerlo activo porque siendo espontáneo se retroalimenta; no se
pasa de moda; no ocupa espacio en una maleta; no se pierde, con lo que siempre
lo tienes a mano, y como el Amor que Dios nos tiene, está permanentemente
presente aunque no siempre se sea consciente de ello. ¡Y ni siquiera te lo
tenemos que dar en persona!
Sí, creo que este año no es más que eso lo que te vamos a
regalar. Así que ya sabes: que no se te olvide nunca que te queremos.
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