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domingo, 14 de octubre de 2012

Eucaristía de Envío 2012


Menudo Dream Team: los Padres Nicanor Brasa, Pedro López, Jorge Ambel, Juan Antonio G Terrón, y el diácono Damián Mª Montes. Ahí es nada. Ya, ya sé que por un motivo o por otro puedo resultar poco objetivo con cualquiera de ellos, pero la realidad es que cualquiera de esos motivos son los que hacen de la objetividad el entusiasmo más contundente. Y esos cinco Misioneros Redentoristas eran quienes estaban hoy en el presbiterio durante la Eucaristía de Envío en el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, en la que acolitó Javier Grijota (un brillantísimo estudiante de Ciencias Físicas que sobresale por muchísimo más que sus matrículas).

No voy a hablar de cada uno de ellos, porque podría pasarme horas tecleando y tampoco se trata de eso. Que yo les quiera carece de mérito por mi parte. Simplemente diré que para hablar de ellos cinco, no tendría más que escribir unas cuantas cosas sobre San Alfonso Mª de Ligorio y bastaría; o escribir sobre cualquiera de ellos sería como hacerlo sobre el Santo Fundador. Ambas cosas vienen a ser lo mismo. La Congregación del Santísimo Redentor, formada por “una élite de santos decididos, como los apóstoles, a dar sus vidas para predicar el reino de Dios y salvar las almas” (San Alfonso). Pues eso, que ahí estaban cinco de esos santos. Podían haber estado otros cinco, y el Dream Team sería igual. Con las peculiaridades y dones inherentes a la individualidad de cada persona, pero sería igual.

La homilía del párroco, el P Nicanor, con su característica cadencia, simplemente envolvente. Las preces, basadas cada una en el Credo, de una sensibilidad, profundidad y capacidad de “arrastrar” fuera de lo común; brillantes.

Pero este año quero resaltar la presencia de los fieles, del pueblo de Dios enviado a la misión bajo la acción del Espíritu. Últimamente he venido leyendo, releyendo y reflexionando sobre el Decreto APOSTOLICAM ACTUOSITATEM firmado en Roma por S.S. Pablo VI el 18 de noviembre  1965 como fruto del Concilio Vaticano II y que se refiere ni más ni menos que al apostolado de los laicos, una visión novedosa para laicos y clero  (http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651118_apostolicam-actuositatem_sp.html). Su lectura estos días me ha resultado de lo más oportuna para poder comprender en profundidad que también hoy –quizás más que nunca o, al menos tanto como entonces- los laicos somos exhortados a responder “con gozo, con generosidad y con corazón dispuesto a la voz de Cristo”. Precisamente a eso es a lo que  estaban hoy dispuestos los representantes y miembros de cada uno de los grupos de esta Parroquia Redentorista, fieles de todas las edades, toda la comunidad parroquial.

Justo antes de que el P Nicanor iniciara las preguntas correspondientes a la celebración del envío, me agache para decirles a mis hijas: “escuchad bien, porque esto va dirigido también a vosotras”.

Y yo este año tengo motivos personales para que tanto las preguntas como las respuestas tuvieran un color y un sabor especiales. Ahí estábamos todos los fieles respondiendo una por una con una sola voz. Respuestas individuales pero procunciadas en comunidad y para el servicio de la comunidad.

Por resumir cómo me he sentido en la celebración, cómo me siento, creo que lo que mejor lo expresa es esto: “Sí, creo; sí, estoy dispuesto; sí, quiero; sí, me comprometo”.

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