La misa de siete de la tarde en PS (veintiseis de septiembre) ha sido una
Eucaristía especial. Por muchos motivos, alguno demasiado personal. Celebrábamos
la memoria del joven sacerdote Redentorista alemán Beato Gaspar Stanggassinger (http://www.redentoristas.org/beatostanggassinger.html#beatostanggassinger).
Fue un hombre normal, sencillo y discreto que, con los pies en el suelo, buscó el
Espíritu de santidad en su vida diaria, sin estridencias; y a su vida diaria lo
llevó. Su acercamiento a la Congregación se produce tras una confesión general,
y años más tarde escribiría: “me he dado cuenta de que con los Redentoristas
puedo vivir una vida en Dios, con Dios y para Dios”. En fin, que creo que aquí
mismo podría dejar de escribir… Pero seguiré, porque hay más matices y aspectos
que han hecho de la celebración de hoy algo especial para mí.
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Que
ha sido una misa normal, con la gente habitual (puede que alguno más), sin
estridencias y sencillita (salvo el asombroso milagro que se vive en cada
Eucaristía, obviamente). Todo normal, al estilo de Gaspar.
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Que
yo tengo un cariño y una admiración especiales por los jóvenes de mi parroquia,
y había empleado mis escasos cuarenta minutos de la comida en tratar de meditar
(ante un pincho de tortilla, eso sí) sobre lo que se puede leer en el link de
arriba, y vi mucho de su trabajo pastoral en lo que observo en PS de, con, por
y para esos jóvenes.
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Que
en la Provincia Redentorista de España es el Patrón de formadores, formandos y
de las vocaciones a la vida misionera Redentorista, y desde que puse el pie en
el Santuario tenía en mi cabeza a unos jóvenes (dos de ellos vocaciones
surgidas en PS) que este mismo mes han comenzado su camino como postulantes.
Llegó el momento en que el oficiante les nombró y… buuuuuuuum el latido hizo
que sintiera de golpe cómo la sangre irrigaba la yema de mis dedos.
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Que,
para colmo de felicidad, leí la lectura previa al Evangelio.
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Que
en tanto del joven sacerdote que oficiaba veía al Beato del que hablaba; como
leyendo sobre Stanggassinger durante el almuerzo le veía a él sin imaginar que
le iba a encontrar celebrando.
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Que
tras la Comunión, mientras daba gracias por tanto, me vino espontáneamente a la
cabeza la larga conversación que mantuve el martes pasado con otro sacerdote
Redentorista en PS; y agradecí el inicio en la conjugación de
dos verbos: SER y estar.
Y salí del templo plenamente feliz,
camino del super y luego de mi casa en donde ya estaban mi mujer y mis hijas.
Entré y me encontré a las niñas ya cenando. Las vi y fui consciente de la
alegría de pretender la santidad Scalando en Familia.
Todo muy normal, sencillo y discreto;
como la Vida misma. La vida interior que pretendo que sea exterior. Y ahora que
me doy cuenta de esto, acabaré con una frase de Gaspar: “nuestra vida interior
es nuestra verdadera vida”.
Pues como no lo conocía, me has hecho ir a leer una breve biografía suya. ¡Madre mía , el 2º de 15 hermanos!Me impresiona y alegra, la cantidad de frutos buenos que da la Iglesia.
ResponderEliminarGracias por dar a conocer este joven beato.
Un abrazo