Cuando la Luz del Amor golpea la Piñata de tu vida el
aturdimiento inicial te descoloca pero, tras despejar la incógnita (por mucho que
asuste en un principio), ves que ese dulce batacazo ha rasgado el finísimo
papel de la piñata. Queda así plenamente visible ver el agujero por el que de
manera súbita han caído al suelo tantas menudencias “fundamentales” en las que
creías radicar tú día a día y un altísimo porcentaje de tu felicidad.
Ya nada es igual siendo todo idéntico. La Piñata se bambolea
y casi pareciera un farolillo por la magnífica Luz que ahora se aprecia a su
través.
Pero de ella aun cuelgan estrechitas cintas de colores y
llega un punto en el que te ves a ti mismo asiendo una de ellas y tirando con
fuerza para que caigan más de esas menudencias y pueda entrar más luz. No hacen
falta grandes peroratas ni enjundiosos sustentos teológicos; basta la necesidad
y el deseo de simplificarlo todo para dejar paso a esa Luz. No hay más. Y lo
haces. La Piñata se ve airosa y con la humildad de una diminuta luciérnaga; una
piñata luciendo libre.
Y ahora en casa, de vuelta en Madrid tras mis vacaciones, así
me siento, como si hubiera tirado de varias de esas cintas con la fuerza que
dan la fe, el deseo, el coraje y la necesidad. Creo que nunca he pasado unas vacaciones
tan sencillas, tan ligeras, tan intensas y tan felices. Con mis tres niñas, en
familia, con los mejores amigos (quienes estaban físicamente, los que han
elegido permanecer “conectados” y aquellos pocos que saben que les llevo
siempre en mi corazón vaya adonde vaya y esté en donde esté), disfrutando
fundamentalmente de todos esos regalos en las maravillas de la naturaleza que
nos permite contemplar la grandeza de la Creación y a Él en ella y entre
nosotros. Privilegiado, afortunado y dichoso.
Y ya estoy de vuelta. Pero consciente de que no todo lo bueno
se acaba si queremos que continúe en nosotros; todo aquello que es bueno lo es
por y para que algo, alguien, sea mejor. Es cuestión de cómo miremos, de cómo
veamos la realidad... ¡y cambiarla!
Aunque aun quedan cintas de colores colgando de la Piñata... Scalando.
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