Acabo de mantener una breve conversación con alguien que no
ha pasado por su mejor momento, y se muestra dolida con quienes no han estado a
su lado.
Se trata de una chica de un fondo mucho más que generoso y
una vitalidad que se le escapa por los ojos. Su sonrisa casi permanente no es
el reflejo, que también, de un estado de ánimo efímero sino producto de un gozo
mucho más profundo y arraigado. Parece mentira que una mujer pequeñita albergue
un corazón más grande que su propio cuerpo. Una mujer de carácter fuerte, pero
que le hablen, por ejemplo, a San Jerónimo de caracteres fuertes.
Es comprensible y humano que usemos el filtro de las propias
experiencias como criba que distinga quién sí y quién no. Sin duda duele, pero
todo sana. Sé que cuesta, pero sinceramente yo no lo tendría muy en cuenta. Y
no por eso de allá cada cual o arrieritos somos, no. ¿Cómo se sintió Jesús ante
los tres “no” de Pedro? Y, sin embargo, ya ves quién fue su roca. La angustia
le llevó en su soledad a sudar gotas de sangre en Getsemaní, y por tres veces
encontró a Pedro, Santiago y Juan durmiendo. No todo el mundo es así, pero
hemos de reconocer que está en la condición humana tanto como en nuestra propia
mano dar setenta veces siete oportunidades.
Caemos y nos levantamos. Ay de esa primera piedra… Yo he caído
y me he encontrado para levantarme la mano de aquel a quien había decepcionado
(a veces lo hacemos sin darnos cuenta); sí, toda una lección de perdón y de
Amor.
Alguien a quien ambos queremos nos dijo un día a ti, a mí, a
muchísimos, que fuéramos como custodias de Cristo. Ni nos dijo que lo fuéramos
sólo una semana, ni nos dijo que fuera a ser fácil ¿verdad? Pues podemos serlo
también con nuestra actitud.
Cuando nos fallan la pelota puede que esté en nuestro
terreno, y de nuestra actitud, de nuestra reacción, puede que dependan muchas
otras. Quienes un día nos decepcionan puede que otro nos sorprendan. Son
pequeños grandes gestos que, persona a persona, contribuyen a que el mundo
pueda ir cambiando. Porque al final, como todo, se trata de Amor, que es lo que
mueve el mundo.
Has explicado muy bien cómo nos sentimos cuando nos fallan las personas de las que más confiamos.
ResponderEliminarSi hasta Jesús le fallaron los más próximos, que no harán con el común de los mortales
Gracias por el comentario.
EliminarPues eso, pelillos a la mar y adelante.