Scala News

viernes, 6 de julio de 2012

Lo cansino de los extremos


Acabo de leer un artículo en una publicación en internet sobre los riesgos de una pastoral carente de significado, ejemplificándolo en algunos aspectos de la pastoral juvenil en Latinoamérica (como si la pastoral juvenil fuera homogénea por continentes).

Me han ido surgiendo varias reflexiones a medida que iba leyendo el artículo.

Habitualmente sigo con interés opiniones y artículos de dos webs de contenido religioso pero de muy diferente signo. Hablamos de Nueva Evangelización, se supone que debemos remar todos en la misma dirección aunque la flota esté compuesta de muy diversas embarcaciones, ir recogiendo náufragos, indicando el rumbo a quienes anden sin brújula y echando un cabo a los que simplemente quedaron al pairo. Sin embargo, a diario veo piedras lanzadas de uno a otro lado, pajas vistas en ojos ajenos, enrocamiento en posturas enquistadas en extremos mucho más políticos que religiosos. Lo ultraconservador que en tantas ocasiones pareciera querer trasladarnos a épocas pasadas –muchas veces tan lamentables-, tintes de culpabilidades, poca acogida, falta de alegría, demasiada condena, y muy poco del Reino también en la tierra. Los apostados en el opuesto ideológico, revestidos de un laicismo sutil, refugiados en un puro materialismo, el discurso cansino del simplemente “se feliz”, el empecinamiento en justificar y bendecir actitudes y modos de vida en la sociedad actual claramente contarios al NT (Romanos 1, 22-32 por supuesto ni existe), excusas de teorías psicológicas para continuar justificando, y, evidentemente, para magisterio el mío no el de la Iglesia ni de esos gerifaltes que viven en el Vaticano; y eso del “vete y no peques más” vamos a obviarlo, confundiendo perdón, misericordia y acogida con el aplauso del error. Sinceramente, tan inquisitoriales me parecen unos como otros, y tanto unos como otros acaban pareciendo igual de rancios. Aunque, en teoría, todos comparten la misma fe. Creo que desde esas posturas, lo de la Nueva Evangelización, como que no. Cansino y cero productivo.

Volviendo al tema de la pastoral juvenil carente de significado, francamente, yo, que debo de ser un extraterrestre, no la conozco. Explosión de alegría, sí; de cantos, también; de entrega, evidentemente; servicio a los demás, sin duda; oportunidades de formación, todas; ¿vocaciones firmes? Pues va a ser que SÍ; acompañamiento, incansable. Vamos, lo que viene siendo proclamación de la Buena Noticia de Jesucristo, el anuncio gozoso de la Redención a los jóvenes, entre los jóvenes, por los jóvenes, para los jóvenes, y dándonos muchísimas lecciones a quienes ya no lo somos.

No sé si alguien leerá o no esto, y puede que de hacerlo, alguno piense que caigo en el mismo error, en la crítica. Quizás, aunque al no estar personalmente en más extremo que en el del Evangelio, también veo que es mucho más lo que une a los extremos que lo que les separa: Jesucristo. Y eso les une a mí.

Nadie está exento de críticas; yo las tengo a diario desde hace un tiempo. Algunas fueron dolorosas, por no entender y sentir que yo ya ni quería ni podía quedarme quieto; pero muchos de ellos van entendiendo, comprendiendo, e incluso cambiando. Aunque lo mío no sea, por ahora, más que un simple cambio de actitud, que genera pasos cortos y tímidos, por mucho que lo que me pida el cuerpo sean largas y firmes zancadas.

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