Scala News

miércoles, 16 de mayo de 2012

Scalando


Hace unos días, tras una conversación telefónica con alguien a quien quiero, me planteé (entre otras cuestiones) qué hago yo por aquí, casi a diario, tecleando, poniendo corazón y fe en la yema de los dedos. Creí encontrar un atisbo en las visitas (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, India, Rusia, Lituania, Países Bajos, Italia, Alemania, Francia, Luxemburgo, Irlanda, Ucrania, Rumanía, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Perú, Méjico, Venezuela, Nicaragua, Guatemala, Puerto Rico, Honduras, Paraguay, Ecuador, Argentina, Chile, Colombia, Marruecos, Guinea Ecuatorial y claro, España –no sé si me dejaré alguno). No son muchas las que recibo, empezaron tímidamente y ahora son algo más de mil al mes, pero son constantes, y al fin y al cabo esto es algo humilde y sencillo. No me fijé en el número, más bien en la diversidad de países, y me sobrecogieron la fidelidad y la constancia. A continuación pensé en los comentarios que no publico –más que nada por vergüenza, por laudatorios-, y pasé de sobrecogido a abrumado. Confieso que he estado a punto de tomar la decisión de no continuar; pero luego me dije, son sólo reflexiones y sentimientos particulares de un padre de familia que se siente comprometido, nada más.

Y cuando estaba en ello, en el sí o en el no, recibí en mi correo electrónico lo que iba a ser la última entrada en el blog de un amigo. Lo primero que se me vino a la cabeza al empezar a leerlo fue un ¿no será verdad?, avancé en sus palabras –lo que es tanto como meterte un poquito en su alma, y eso eleva; le comprendí. Solamente nos hemos visto una vez, compartiendo una tarde en familia, si bien más que un amigo es un hermano de fe, algo que nos une mucho más allá de la historia de cada uno; él camina, yo scalo. Olvidé las dudas sobre mí, como si nunca las hubiera tenido, me centré en él y le puse unas líneas. Eso es todo.

Esta tarde, en mi visita vespertina al Santísimo, ofreciéndole lo que ha sido un día complejo por una niñita de seis años que necesita de la oración de todos, sin esperar nada, sin buscar nada, sin pedir más que por ella, por Lucía, sentí claramente algo: Enrique, tu estás aquí orando por alguien a quien no conoces gracias a May Feelings, a aquel hermano lo conociste por su blog, has afianzado lazos de hermandad a través de internet, sigues a gente, sus reflexiones, sus escritos, creciendo de ellos. Tienes los mismos motivos para hacerlo e igual constancia que aquellos que te siguen a ti. Arrodillado, recordé cuatro o cinco comentarios que me emocionaron de manera especial, sinceros, alguno desgarrador, alguno entrañable, y en todas las reacciones que han suscitado de manera espontánea mis entradas; aquellas reacciones que libre y espontáneamente me han querido comunicar de manera directa, tanto de desconocidos como de conocidos, cercanos y amigos, del prójimo sin rostro y del prójimo próximo.

Fue entonces cuando decidí continuar. Llegué a casa, y tras acostar a mis hijas, consulto mi correo electrónico y me encuentro con la agradabilísima sorpresa de una entrada más de mi amigo; aunque los motivos iniciales no eran exactamente los mismos, el decidió continuar caminando y yo coger el piolet y clavarlo más arriba para continuar scalando.

2 comentarios:

  1. Querido Scalante:

    Qué animante saber de tantísima gente que está de camino. Estamos en mayo, mes de María, que siempre nos ofrece su mano para llegar hasta su Hijo. Gracias.
    M.A.

    ResponderEliminar
  2. Querido "M.A.":

    A que sí, a que anima ver a tanta gente tomada de Su mano. Especialmente de lugares donde ser Cristiano es un delito.

    Un abrazo

    ResponderEliminar