Me llegan noticias desde una red social de que un joven ha
estado ofreciendo sus horas de estudio por una enferma que ya está en su casa,
y no lo sabía. Bueno, pues no te preocupes, seguro que esas flores de mayo
habrán ido a alguna otra; además, se muestran efectivas, que ya está sana.
Unos amigos, una familia al completo, me comentaron que están
ofreciendo sus desvelos diarios hasta mediados de junio por la salud de otra
persona -de un hermano-, el padre creo que hace algún sacrificio extra e incluso ha colgado su
petición por él en May Feelings; desde que me lo dijeron yo también le dedico
alguna oración (y si alguien lee esto y se anima bienvenidas serán, no me cabe duda).
Lo importante es que todo llega a lo Alto como el incienso,
que genera comunión, que es agradable a Sus ojos y que alguien se beneficia
seguro.
Personalmente me gustan mucho más este tipo de ofrendas que
las promesas casi tipo chantaje.
Pero vuelvo a fijarme en el inicio: un joven que ofrece un
sacrificio por alguien. Es que hay jóvenes raros, rarísimos. Que se divierten
como todos, que lo pasan fatal como todos, que tienen los problemas y desvelos
de su edad y además sufren con los demás, se preocupan por los demás, se
sacrifican por los demás, se entregan a los demás. Su indignación produce Amor,
es fruto del Amor, provoca Amor. Su acampada es la Acampada del Señor en sus
corazones. Jóvenes que se mantienen bajo la mirada de Dios y que son un ejemplo
para aquellos que están a su alrededor. Jóvenes que se cansan y sonríen; que se
agotan y continúan; que se caen y se levantan. ¡Y son FELICES! ¡Pero qué raros
son! Jóvenes que no están solos, que cuentan con la compañía de otros y son
acompañados. Jóvenes que dan Vida con la suya.
Me quedo con estos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario