Scala News

domingo, 27 de mayo de 2012

Entra hasta el fondo del alma


Menudo fin de semana intenso. Un fin de semana extraordinario, que me ha brindado la oportunidad de darme cuenta de que soy un privilegiado, porque soy feliz, con una familia feliz, en un entorno feliz. Darse cuenta de ello es todo un lujo. Es un regalo, porque no hablo de una felicidad blandurria y facilona, no. Es una felicidad que también trae esfuerzo e incomprensiones súbitas y dolorosas, pero nadie dijo que fuera fácil. Así es la vida que he elegido y que camino de la mano de mi mujer y nuestras hijas; así es la vida.

El viernes por la noche, como locos preparando las cartulinas con los siete dones para la Vigilia del Arciprestazgo que tuvo lugar el sábado en PS. Cuatro horitas de sueño hasta el sábado, trabajo (lo que es en sí mismo una suerte) y a las tres de vuelta a casa donde María y las niñas casi habían terminado los dibujos y yo les eché una mano. La Vigilia fue una oración familiar, entrañable e intensa, como hacemos las cosas en mi Parroquia. Al finalizar, se repartieron galletas etiquetadas cada una con un don. A mi me tocó Inteligencia; ahí es nada… Y de manera espontánea, Mane, una amiga Catequista Sopeña me hizo un regalo con una frase de la Beata Dolores Sopeña y uno de los Frutos del Espíritu Santo, la Paciencia; ahí es nada… creo que Alguien me estaba susurrando algo.

Hoy domingo la homilía de la Eucaristía de nueve ha sido espectacular porque parecía que el sacerdote era una representación sonriente y viva de los siete dones; no voy a hablar más de ella, sólo que salí entusiasmado y contagiado. Ha sido además especial ya que hemos rezado por Damián Mª que era enviado a una misión en Honduras; el envío de cualquier misionero es siempre especial, pero para mí en ésta ocasión había un plus: Damián.

Pero justo antes de la misa de nueve, tuve una llamada sorprendente y un poco triste porque lo único que refleja es no conocer la Raíz de mi felicidad, de nuestra felicidad. Mientras escuchaba, me vinieron a la cabeza el don y el fruto que me habían regalado ayer, y traté de ponerlos en movimiento… Pero me ha servido para pedir también por quien me hizo la llamada, para que a los dos, como dice la secuencia de Pentecostés, …nos entre hasta el fondo del alma.

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