Acabo de leer en un artículo de Religión en Libertad, que
según Chaeyoon Lim, sociólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison, en
cuestiones de religión la tibieza no es más que tibieza; vamos que no denota ni
transmite frío ni calor. Lo cierto es
que no me hacía ninguna falta el nombre de ningún sociólogo, por muy importante
que sea la institución académica a la que pertenezca, porque para eso nada como
la propia experiencia. El caso es que este señor viene a decir, en la American
Sociological Review, que cuanto más comprometido seas con tu comunidad
religiosa más feliz eres, que a mayor número de amigos con los que se comparten
experiencias religiosas mayor felicidad. Pues qué importante me siento habiendo
llegado por mí mismo a idéntica conclusión, y habiéndolo compartido desde hace
ya tiempo por estos medios. Si va a resultar que soy un genio de la sociología.
Vaya, que no soy un bicho raro, que no soy único señores. Ni
yo ni ninguno de los que conmigo, mi mujer y mis hijas comparte la fe en PS, ni
yo ni ninguno de los que de una manera u otra forman parte de la Familia
Redentorista. Y lo pongo así de claro porque el otro día, una logroñesa ciberamiga de
Facebook me dijo que lo mío con PS no tenía nombre. Pues por lo visto sí que
tiene nombre, y no lo pongo yo, que lo pone ese sociólogo aparentemente tan
importante y de nombre para mí casi impronunciable, por lo visto se llama
FELICIDAD. No, y no la da PS, la da directamente Cristo -sí el Resucitado, el Dios Vivo-, se mima, cocina y
expande en la Familia Redentorista y se concreta en el Perpetuo Socorro de
Madrid. Y además no es excluyente, al contrario, se ofrece a todos y de
cualquier edad y condición; aunque ya ves, qué tendrá esto, que a mí cuando me
ha dado por meterme en el fango me ha dado por hacerlo entre los más
necesitados. Y oye, que qué feliz. Concretada en PS, sí, pero esto de tener una
Familia tan, tan grande, hace que no sólo se concrete ahí, también en Valencia
donde dos queridos amigos el día 1 de mayo se ordenarán diáconos, o en Sevilla,
o en Vigo, o en Santander, o en Granada o…… qué más da, allá donde se esté y uno pueda ser útil y necesario. Porque
qué tendrá eso de la felicidad que lleva a compartirla, aunque sea a través de
un sencillo, personal y humildísimo blog como este.
Por eso hoy, además de compartir mi felicidad y confesar que
soy todo un privilegiado por poder vivir mi fe en el Santuario del Perpetuo
Socorro de Madrid, en la Familia Redentorista, quiero animar a todos a que
cierren el grifo del agua fría. Que lo cierren para abandonar la tibieza,
porque esto consiste en quemarse por dentro con ese calor tan especial. Que se
acerquen a sus parroquias, sean cuales sean, que se impliquen, que se ofrezcan,
que se den; y que si no existe o no está bien consolidada, que sean los
primeros en formar allí una comunidad donde compartir la fe y ser felices dándose a los demás.
Y para que mi ciberamiga no me diga de nuevo que no tengo
nombre con PS, pues pongamos que esto lo escribo simplemente por darle la razón
al tal Chaeyoon Lim, que debe de ser importantísimo. Y para apoyar
empíricamente su estudio con un caso más, porque punto por punto, eso se vive
en PS.
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