Cada día tiene algo especial, cada día nos ofrece un motivo
(o muchísimos) para dar gracias. Para mí los jueves son siempre especiales
porque puedo orar entre gente querida, en Familia, ante el Santísimo, en la Capilla de PS;
en silencio y en voz alta, una oración compartida.
Por eso siempre este día de la semana amanezco con la ilusión de un niño, de un principiante, y hoy, además, he conectado el ordenador después
de Laudes y me he encontrado con un regalazo extraordinario, un artículo del P
José Fernando Juan Santos SchP en su blog titulado: “Principiante ¡anda con
cuidado!”. Como siempre de una profundidad, una sensibilidad, una delicadeza y una sensatez
abrumadoras y que constituye una guía imprescindible “para todo aquel que es
principiante, especialmente en la vida del espíritu”. Lo considero casi
de obligatoria lectura para cualquier principiante sea joven o cuarentón. Ni sé las
veces que lo he leído a lo largo del día porque supone una especie de repaso
sobre mí mismo. De este repaso resalto una conclusión: soy un ingrato exigente
e injusto (entre otras cosas por juzgar sin deber hacerlo). Pero me quiero
detener en el punto 2 de su artículo, que yo resumiría como dedicado al
acompañamiento, y que me ha puesto la carne de gallina porque me ha llevado a
una habitación acristalada que ya no existe, para verme sentado frente alguien
que sé que “sabe amarme al modo como Dios ama”, que me ha venido acompañando hasta
verme colocado bajo la mirada del buen Dios y con el que he ido aprendiendo a
acercarme a ese modo de amar. Con él he querido hoy compartir la entrada en
cuestión, pero ahora me doy cuenta de que al hacerlo utilicé un tiempo verbal
inadecuado, el pretérito perfecto simple del indicativo; inadecuado por
incierto.
Esta noche, en casa, en la Capilla de PS, en Familia ante el Santísimo,
hemos escuchado y reflexionado sobre el Evangelio de Juan 10, 11-18, EL BUEN
PASTOR, ahí es nada. Ese Buen Pastor en la Custodia, entre velas y perfumado de
incienso. Y yo he pedido de manera especial por todos los sacerdotes, por todos
los buenos pastores que no abandonan a sus ovejas y acompañan a quienes se
afanan por seguir a Cristo en su vida diaria, y en concreto (tanto en voz alta como íntimamente) por el mío. Pero de
nuevo utilicé el mismo tiempo verbal inadecuado y equivocado. Da lo mismo
porque pido por él a diario en una oración que no conoce de conjugaciones sino
del Amor al modo en que Dios ama.
Desde aquí, si alguien me lee, pido una oración por él, y
también por el autor del post, que acompaña a diario a tantos en las redes,
aunque no los conozcáis.
Pero también invito a pedir no sólo por los pastores, también
por las ovejas en busca de pastor, de un buen pastor que da la vida por sus
ovejas, que no las abandona y huye.
Muchas gracias. No sé ni cómo empezar a justificarme, porque yo no he sido quien ha escrito eso, sino que son mis notas a lo que san Juan de la Cruz apunta para quien quiera leerlo en los inicios de la "Noche oscura". Una verdadera belleza, que acabo de leer y me ha sacado unas risas, ahora mismo, en compañía de una amiga que también anda en estos menesteres... jejeje... Un abrazo fraterno.
ResponderEliminarJeje, al fin y al cabo, tus notas son tus notas. Otro para tí en.... no sé si decirlo, pue sí lo voy a decir, otro en Cristo Redentor ;)
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