Qué día tan bonito es el que celebramos hoy. Y yo he tenido
la suerte, una vez, más de poder hacerlo en mi Parroquia, en la Comunidad del
Perpetuo Socorro de Madrid, en Familia. Justo antes de entrar, mi mujer me
mandaba una foto de mis hijas con sus ramos desde la iglesia de La Inmaculada,
la Parroquia Redentorista de Santander; sí, también estaban en Familia. Es la
única manera correcta de definirlo; sé que hay quien me ve como un loco
exagerado. No me importa que acierten en lo de loco, pero yo en lugar de
exagerado diría más bien hiperrealista.
Todo en PS se celebra con alegría, porque lo que se vive es
la alegría de la Redención; desde la preparación del Templo, la ilusión de
todos los que participan, hasta el “podéis ir con la Paz del Señor” todo es una
explosión de ganas de ayudar, de hacer algo, de colaborar, de “buen rollito”
intergeneracional. Y esas ganas de echar una mano en lo que sea, lejos de ser
un sacrificio o una actitud pseudobeatífica no es más que consecuencia directa
del día a día de los Religiosos Redentoristas; lo que podría ser una respuesta
a, deviene de manera natural en un brotar espontáneo. Entre otras muchas cosas
ahí está también parte de su grandeza, en que sembrando generan personas
autónomas, que contagiadas tratan de contagiar. Y con la normalidad de
cualquier familia. Allí estaba en la sacristía, entre todo el revuelo, Horacio,
un niño pequeñito, cariñoso y adorable, junto a Mariel, Lolita o la propia
Betty, y esos jóvenes a los que admiro.
Hoy cuando llegué, ya lo hice con buen pie, porque tuve la
suerte de entrar con Bárbara Thomas, y eso le alegra el día a cualquier
persona, porque además de tener un sentido del humor incomparable, encarna el
optimismo extremo en cualquier circunstancia.
Ha sido una celebración preciosa, comenzando con la bendición
de los ramos en la capilla, la procesión de entrada, y una masa enorme de
fieles, hasta el final. Verme sentado al lado de Guillermo Rejas facilita la
interiorización durante la misa, porque la entrega, la sensatez y la
profundidad de este chico son ejemplares (qué orgullosa debía sentirse Bárbara,
su madre); los monaguillos, Lalo Ortiz, los padres Olegario, Nicanor, Pedro, Juan
Antonio y Jorge; Damián; caras amigas frente a mí. Estaba en casa. El P
Nicanor, el párroco, me dijo que acudiera pronto para preparar la Pasión,
porque yo iba a hacer de “turba” (encontrarnos casi a diario paseando por el barrio es siempre una alegría, y hoy una suerte inmerecida). Leer durante la Eucaristía es siempre un
honor, y cuando se trata de la Pasión uno se sobrecoge, pero la presencia de
quien tenía cerca, a mi izquierda, siempre infunde confianza.
Mi párroco, el P Nicanor Brasa, ya nos tiene acostumbrados a
unas homilías que tienden a ponernos a todos en movimiento ad intra y ad extra
(y creciendo en esta Comunidad bien sabes que cualquier movimiento interior experimenta
un empuje hacia afuera que rompe las barreras de la gravedad, es casi un
principio físico). Además lo hace con un tempo natural, pausado, como si las
palabras pergeñadas en su cabeza salieran del corazón sin pasar por las cuerdas
vocales. Concluyó con el “podéis ir con la Paz del Señor”.
La sonrisa en la cara de todos al salir evidenciaba que con
Su Paz nos fuimos, preparados para vivir una Santa Semana.
Y esto por regañarte a la entrada.....
ResponderEliminarMuchas gracias por tus bonitas palabras, Enrique